martes, 16 de mayo de 2017


JORGE GAITÁN DURÁN




Verano uvas río



El tiempo pasa por el río
Tan dulcemente como fluye
El agua. Lleva al nadador
Adolescente, enjuto, rojo,
Que bajo el sol de los venados
Come uvas. Las más doradas
Avispas del día lo aturden,
Con zumbidos, destellos, brisas
Rápidas. Cuando siente un aire
De luna, aléjase silbando
Por la orilla.
Se reconoce
El extranjero en ese instante
De demorada luz y fresca
Sombra y vaho entre las frutas.
Mas ya nada es suyo. Verano,
Uvas, río, todo concluye
Con la noche que envuelve y borra
La juvenil cabeza rubia.
Por la ciudad natal en fiesta
Desconocido cruza el hombre.



GONZALO ROJAS




Acorde clásico




Nace de nadie el ritmo, lo echan desnudo y llorando
como el mar, lo mecen las estrellas, se adelgaza
para pasar por el latido precioso
de la sangre, fluye, fulgura
en el mármol de las muchachas, sube
en la majestad de los templos, arde en el número
aciago de las agujas, dice noviembre
detrás de las cortinas, parpadea
en esta página.

CÉSAR RODRÍGUEZ CHICHARRO




Elegía

a mi madre



1

Clamaste y en tu clamor sentiste el peso de mi ausencia.
Yo era tu carne y fui tu grito. Y te encontraste sola y en
la espera.
Y no llegué. No supe de tu llanto.
Yo, que he sido siempre un punto de ti misma, el ala
disecada...
Pero estuve en tus poros, por tus venas.

2

Te siento morir entre mi llanto
y te revivo a besos en mi carne.

Salobre amor, mi amor;
salobre grito.

Dueles, amor, me dueles.
Eres eterna en mí y eres amarga.

Polvo es el polvo.
Tu cielo soy apenas.



De: Aventura del miedo



YANNIS RITSOS

  


Casi un conjurador



A la distancia él disminuye la flama de la lámpara de aceite,
mueve las sillas
sin tocarlas. Se agota. Se quita el sombrero y
se abanica con él.

Entonces, con una expresión interior, obtiene tres cartas
de un costado de su oreja. Disuelve una estrella verde, calmada
en su dolor,
en un vaso de agua, agitándola con una cuchara de plata.

Se toma el agua y la cuchara. Se vuelve transparente.

Un pez de oro se ve nadando dentro de su pecho.

Entonces, exhausto, se recuesta en el sofá y cierra los ojos.

"Tengo un pájaro en la cabeza", dice "No puedo sacarlo".

Las sombras de dos grandes alas llenan la habitación.



De:  Testimonios A


VÍCTOR SANDOVAL




Envío



Vamos a trabajar
el pan de este poema.
Hay que traer un poco de alegría;
que cada quien tome su cesta.
La noche gira sobre la esperanza
y desgasta sus párpados la estrella.
Surgen las graves letanías del trigo
por los labios abiertos de la tierra.
La espiga se desnuda sobre el aire
y el agua suelta sus cadenas.
Con un poco de esfuerzo y de ternura
vamos a trabajar
el pan de este poema.


*

Vengo de las antesalas,
de los invernaderos
donde florecen los bostezos.

Vengo de la monotonía,
de las prisiones de grandes ventanales
donde se estrella la nostalgia
y el hombre es un gran pájaro de luz
herido por los timbres sordos.

Vengo del tableteo de las máquinas,
de la sensualidad agazapada
en las rodillas de las secretarias
y entre los cubos de los escritorios.
Vengo de la mirada
de perro fiel de los ujieres.

Hay que aflojar aquí músculo y nalgas
para que los sillones no nos duelan.
Amarrar la esperanza a las pretinas,
anclar nuestras pupilas a las puertas
y esperar a que el tedio nos golpee
y el aire nos racione sus bandazos
hasta que nos conviertan
en peces arrojados a la arena.

Hay que sentir que todo esto es un páramo
en donde las mujeres
hacen reptar la flor azul del sexo
y los hombres contemplan distraídos
el cocodrilo mutilado
que lustra los zapatos,
mientras pronuncian
con rabia nuestros nombres
los solemnes pingüinos que se mueven
al ritmo de los altos timbres.

En estas agonías de la esperanza,
en estos varaderos de sueños y proyectos,
en estas jaulas de los ministerios,
se pierde la razón,
la dignidad
se dobla como portafolio
y uno se da cuenta
que el dolor, la tristeza
o el pan de nuestros hijos,
se archivan en el expediente
número tres mil quinientos diez.


De: Poema del veterano de guerra
  


ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Realidad



De cuando en cuando
voy a ver los dragones de la tristeza
mohosos y llenos de años!

Viven dentro de una quinta maravillosa,
(cuya historia
sólo los libros de cuentos saben explicar)

Más allá de las verjas
casi circulares,
de una quinta oculta y secreta:
plateados y verdosos, invictos y pausados!

De cuando en cuando
voy a ver los Dragones de la tristeza,
que viven
en la quinta de los Misterios.