El estanque
¡El
verde estanque de la hacienda,
Rey del jardín amable,
Está en olvido
Miserable!
En las lejanas, bellas horas
Eran sus linfas cantadoras,
Eran granates y auroras,
A campánulas y jazmínes
Iban insectos mandarines
Con lamparillas purpuradas,
Insectos cantarines
Con las músicas coloreadas;
Mas, del jardín, en la belleza
Mora siempre arcana tristeza:
Como la noche impenetrable,
Como la ruina miserable.
Temblaba Vésper en los cielos,
Gemían búhos paralelos
Y, de tarde, la enramada
Tenía vieja luz dorada;
Era la hora entristecida
Como planta por nieve herida;
Como el insecto agonizante
Sobre hojas secas navegante.
Clara, la niña bullidora,
Corrió a bañarse en linfa mora,
Para ir luego a la fiesta
De la heredad vecina;
Ya a su oído llegaba orquesta
De violín, piano y ocarina.
Brilló un momento, anaranjada,
Entre la sombra perfumada,
Con las primeras sensaciones
Del sarao de orquestaciones.
¡Oh!, en la linfa funesta y honda
Fue a bañarse la virgen blonda;
De los amores encendida,
La mirada llena de vida...
¡El verde estanque de la hacienda,
Rey del jardín amable,
Hoy es derrumbe
Miserable!