jueves, 12 de septiembre de 2019


ÁNGELO NESTORE





E io chi sono?



Por la mañana abandono mi sexo.
Al atardecer vuelvo
cuando me desnudo para entrar en la ducha.

Mi madre siempre dice que tengo los hombros de mi padre.
Con el vaho en el espejo el contorno es más ancho, más
generoso.
Dibujo una línea recta con los dedos, con la mano la deshago.

En los ojos guardo la tristeza de las muñecas
que jugaron a ser hijas
y que mis padres acabaron regalando.
El agua fría me trae a mi cuerpo,
escondo el pene entre las piernas.

Mamá, ¿a quién me parezco?

  

KATHERINE MEDINA RONDÓN





Alba



Su rostro será capaz de conjugar todos los nombres
y al verlo por primera vez,
un ave se pondrá de rodillas
y volará marcada con la sangre primigenia
ahuyentando de la caja de pandora
a los espectros ahogados,
para recibir en sus llamas a un sueño vívido
un cinco de diciembre a los veinte años.
Entonces, Eva se convertirá en el eco
que braman las llanuras
y los ojos podrán empañarse
carentes de viejos filtros,
de aquel amasijo surgirá una canción
como un naufragio al pie de una cuna.



SANTOS LÓPEZ





Profecía de la locura



Fui expulsado al sueño temprano de un desierto
A rondar sin voz un solo lado de la fuerza
No era hambre ni cansancio la súbita mano del escombro
¿Qué tierra pueden andar unos pies si nada tienen ?

No es atavío de los dioses yo vagar en primera muerte
¿Acaso huyo sin forma temiendo el eco del arado ?
Extraviado me adentro en una piel que creció mientras soñaba
La tierra ya no es baldía como hoy tanto es ausente

El pájaro con el estruendo lo alejaron de nosotros.


VERÓNICA ARANDA




  
Oficios



Pasaban las muchachas con cestas de granadas;
supe de los oficios más humildes.
Y abrazarte en la aurora
fue perder la partida de ajedrez,
sacrificar la sombra del baniano
donde estaba el asceta sosegado en sí mismo.

Te sostuve, insegura, bajo el cuarto creciente,
y amarte fue también mi oficio más humilde,
como trenzar el mimbre o moler el centeno,
cuidar de los rebaños, picar piedras,
ser barquero en un río caudaloso.

Y amarte fue también mi oficio más humilde,
como el del mercader de marionetas
en un poblado árido o el lastre
de los porteadores de estación.


Y amarte fue también mi oficio más humilde,
como tejer guirnaldas durante treinta noches,
ser acróbata en ferias polvorientas
o intuir otras vidas por algunas monedas
en la choza precaria del astrólogo ciego.



KETTY BLANCO





Cosmos



El gorrión había muerto.
Encontró la nostalgia.
Yo no pude.




FÉLIX MOYANO


  


Circular



Desconozco los ciclos que remueven tu sangre,
pero estaré a tu lado cuando estalle la rosa
y las lunas puntuales te acuchillen el vientre.
Trazaremos los dos geometrías imposibles
en espejos muy amplios, mancharemos el suelo
y también nuestros rostros, y la muerte vendrá
y estaremos dormidos, sosteniendo el silencio
con nuestras manos sucias…