Alba
Su
rostro será capaz de conjugar todos los nombres
y
al verlo por primera vez,
un
ave se pondrá de rodillas
y
volará marcada con la sangre primigenia
ahuyentando
de la caja de pandora
a
los espectros ahogados,
para
recibir en sus llamas a un sueño vívido
un
cinco de diciembre a los veinte años.
Entonces,
Eva se convertirá en el eco
que
braman las llanuras
y
los ojos podrán empañarse
carentes
de viejos filtros,
de
aquel amasijo surgirá una canción
como
un naufragio al pie de una cuna.
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