martes, 27 de marzo de 2018


WILLIAM BUTLER YEATS



  

Si tan sólo yacieras muerta y fría...



Si tan sólo yacieras muerta y fría
Y las luces del oeste se apagaran,
Vendrías aquí e inclinarías tu cabeza,
Y yo reposaría la frente sobre tu pecho
Y tú susurrarías palabras de ternura
Perdonándome, pues ya estás muerta:

No te alzarías ni partirías presurosa,
Aunque tengas voluntad de pájaro errante,
Mas tú sabes que tu pelo está prisionero
En torno al sol, la luna y las estrellas;
Quisiera, amada, que yacieras
En la tierra, bajo hojas de bardana,
Mientras las estrellas, una a una, se apagan.


WENDY GUERRA





Un rostro en la muchedumbre



Mis padres una vez tuvieron la razón
Se conocieron en una plaza abarrotada cantando a coro

Se amaron en un mar de diez literas acalladas por la voz
de “silencio”

Me trajeron al mundo en un salón de camas ordenadas
en emociones compartidas

Nadamos en playas atestadas de bañistas confundidos
por trajes idénticos y camiones colectivos

Los sábados en la noche vimos las mismas películas
llorando a la par de un país subtitulado en blanco y negro

Los domingos nos dijimos adiós
confusos en el azul uniformado que nos separó

Mis padres cuando por fin se quedaron solos

Perdieron la razón


ESTHER DE CACERES





El tiempo de pasión



Es un ciprés que nace entre antiguos cipreses,
plantado por mis manos;
mirado y remirado por los ojos que lloran
en mi cara; los ojos que te amaron
cuando antiguos cipreses eran sólo columnas
de un gran cielo tranquilo.

Música de la Muerte redobla entre tu cuerpo
y mi cuerpo. Redobla entre tu sombra
y mi sombra.
Redobla en los confines del Amor y la  Noche...

Música de la Muerte llora todas tus muertes;
va corriendo entre todas
las hojas de ciprés: dice tu muerte,
y llega hasta el recuerdo
de aquel gran mediodía
del arduo amor,
-¡un melodioso estar
Tú y yo, como dos rosas,
en un resplandor mágico
de largos oros!-

Estábamos envueltos en un aire de fuente
en primavera!
Tú y yo
¡ciegos al día
y a las estatuas frías!
¡Oídos impenetrables
a la lira del aire!
¡Sólo almas reposando
sobre el alma del sándalo!

Ahora estás muerto, Amor, bajo todas las rosas
tristes, ardientes, ávidas, que mi pasión deshoja.
Y por mis sienes, como de una herida,
corre tu sangre, última flor de vida.
Ya llega a mi mejilla -sola flor sin espinas-
y canta su pasión, su vida herida.
Yo te he tendido, Amor, sobre las flores tiernas,
preso y libre de mí, nocturno y frío,
y desde mis abismos te remiro.

Ya estamos otra vez, como dos rosas,
junto a la más esbelta
fuente eterna de Amor. -Huyen redobles
de tu Muerte entre noche-.
¡Canta la fresca aurora!


VILMA REYES DIAZ





Rutinas



Échame andar la rutina
cálzala con zapatillas tibias
que sienta de mi espíritu la caricia
y de mis ojos, el recuerdo de algún vinculo distante
dale de beber los aromas de mi cafetera
robustécela con la frescura del enmohecido hierro en la terraza
aunque vuelva su mirada hacia las olas
o se deje seducir por el viento
dile que esperare sentada
hasta que mis huesos, dejen de extrañarla.


MAHMUD DARWISH





Sombría será la noche...



Sombría será la noche... escasas las rosas.

El camino se dividirá más de lo que hemos visto, una llanura se partirá,

una pendiente se derrumbará sobre nosotros, una herida nos caerá encima, nuestra gente nos abandonará,

el muerto matará en nosotros al muerto para olvidar los ojos del muerto... y consolarse.

Sabremos más de lo que hemos sabido. Iremos de abismo en abismo, impulsados

por una idea que las tribus han adorado y luego han quemado sobre la carne de sus adeptos cuando éstos disminuyeron.

Veremos entre nosotros emperadores que grabarán sus nombres en el trigo para guiarnos.

¿No hemos cambiado? Hombres que degüellan según la ley de su puñal, arena para que crezca la arena,

mujeres según la ley de sus muslos, sombra para que disminuya la sombra...

Pero yo seguiré el curso del canto, aunque escaseen mis rosas.



De: “Menos rosas”


Versión de María Luisa Prieto


HILARION CABRISAS





A Safo



Porque eres canallesca, porque eres exquisita,
y porque eres perversa, y porque eres fatal,
mi carne pecadora tu carne necesita
para libar las mieles de las flores del Mal.

Porque tiene tu vientre albor de margarita,
y tus piernas, columnas de tu templo carnal,
guardan el Tabernáculo de mi hostia maldita
y ocultan el secreto de mi anhelo sensual.

Porque tus ojos glaucos, para el hombre inconstantes,
brillan faunescamente, lesbianos, inquietantes,
cuando pasa una núbil doncella junto a ti,

anhelo pecadora, tu lascivo contacto
para la complicada consumación del Acto,
¡Con la santa lujuria que está latente en mí!