martes, 15 de abril de 2014

VÍCTOR BIDO


 
El Mundo Salvado

El mundo estalla a mi antojo
frente al papel que aniquilo de tanto amarlo,
en estalactitas fibrosas
marcas los largos galopes de este lápiz!
La mancha, como ornamento insulso y moroso,
me descubre un arroyo de rayos
en la pendiente de una mujer.

En su valle pavoroso de nubes sagradas
tiendo el cuerpo como acariciados aerolitos
que me dan penas y locuras hambrientas.


Si mundo eres, sobre ti cabalgaré hasta la inocencia;
será un triunfo sobre tu descuido.


Arrojaré la carne de mi porvenir
en el paño sudoroso de la sombra que construyes.


Mi lecho carga cañones del ansia
en cada cuerda que el mundo brinda.
El mundo no estalla porque tú lo salvas
de la garras que yo he armado;
eres mi cárcel y mi victoria
en el llanto de este lápiz.



Del libro “Cuaderno de Condenado"



 

CÉSAR AUGUSTO ZAPATA


 

Ausencia de Milton

 
La rosa única es ahora el jardín
donde acaban todos los amores.
T. S. Eliot.

 
El jardín es rosa única
Luz sólida
belleza atrapada en el lugar de la agonía
inextinguible celada de otra vida
augurando un agua imposible para los mortales
el otro río que perseguido va en las venas
Nada más hay en un mundo desolado
la rosa aprisionada por lo bello
la rosa con su olvido
lo que persiste después de los amores muertos
abandona bajo el vértigo su perfume
Alguien se abraza a su memoria de agua
son pedazos de corazón estos pétalos
adentro de la rosa alguien se muere


 

DIONISIO DE JESÚS



 

Mis antepasados

 
A Pedro Peix

 
 

Ellos nada tuvieron que no fueran los trámites de la muerte
Unos asieron sus memorias a las aguas inmensas de los siglos
otros como Ulises desoyeron los dioses para retener sus
taciturnas tristezas
Para algunos suyos eran los caminos del oficio de las sombras
Mis predecesores que cercanos estaban de las estirpes
De polvo y los borrados sueños. 

 

 

MANUEL GARCÍA-CARTAGENA


  

Consuelo para gotas

 

Camino del lago con su cuerpo a cuestas,
para al fin ir a perderse entre burbujas y peces,
ya suelta, casi pateando, un último quejido.

Al aire ella llamaba su máxima locura, y avanzaba
entre cardos y escolopendras, dudando,
pero qué brillo perdían cada vez más sus ojos.

Esa gota tuvo un día conciencia de ser agua,
y en el lago pensaba resolver su destino,
como alguien que escribe una vida ajena.

Hoy acude, ya sin prisa, a su última cita.
Mañana, sólo el agua la echará de menos.

 

JOSÉ MÁRMOL

 

Otra vez un poema 
 

cada palabra es una flor que aborrece su forma y su olor
desprecia. cada flor es una voz. un lenguaje abierto
a la piedad. al amor. al tedio, un cosmos reunido en una
breve mancha nacida para el aire. tímido latido del
inmenso letargo celestial esa flor. un vagido tal vez de
algún dios corrompido. por la estirpe de barro soplado y
su alfabeto. cada palabra es una flor que aborrece su
forma y en el instante queda. 

 

MANUEL RUEDA




Conocimiento de estatua
Elegía
 

A Franklin Mieses Burgos

 

“A la orilla del aire tú destruyes los pájaros”
Franklin Mieses Burgos

  

Hoy eres nada más que una forma
sollozando en los brazos de las cosas perdidas.

Hoy creo que eres sólo un contorno sangrante
sin una línea pura donde el cielo se caiga
a soñar el corneta liviano de tus lágrimas
y a darle aire a los pájaros ingenuos de tu canto.
Huérfana eres de una línea, cárcel para tu alma,
ahora sola sobre los caballos del Tiempo,
ahora fría en un sitio en que ni siquiera es fría,
donde ni tampoco es un témpano azul de madrugada
por falta de una mirada tuya que la recuerde.

Qué perforación del alba es, mujer, tu beso?
¿Qué mueca de esqueleto sin sombra tu sonrisa?
Ahora vives en el alfabeto de las cosas inútiles,
en la quietud de una sangre no cuajada de pena sobre las miserias,
en el fondo de una vena donde no se acuesta siquiera ni la muerte.

Eres un ataúd de soles humillados
en los cuales no cabe ni el resplandor oblicuo de lo que agoniza.
Qué guitarras toca la vida sobre tus ojos
y en qué momento ellos tocan sobre mi corazón, perdidos?
En qué marco de venas trémulas se encienden tus deseos
y en qué lugar de mi cuerpo se me someten ellos?
En qué orillas de luto tu silencio se degüella
para encender de voces esta lumbre desierta?
En qué deshielo pacífico tus entrañas últimas gotean?

Hoy eres una forma que no va herida de músicas.
Un ser que dejó de mirar la rosa como mano
para también dejar de verla como a rosa,
porque si no existen tus cosas más allá de su espacio,
más allá de su esencia de límites y tactos permanentes,
tampoco puedes amarlas en su misma presencia.
El árbol que ha dejado de ser ángel,
un ángel verde encima de todos los misterios,
ya ni siquiera encuentra tus ojos preparados
para la evidente armonía de su otro crecimiento.

Crecer ya significa encontrar otra forma,
reconocer preguntas donde el llanto se acaba.
Qué amplitud tiene el lenguaje de tu carne por el árido limbo de sus goces?
Un día llegará en que una línea crezca hasta ser planeta,
en un día aprenderemos qué número de estrellas han regado los árboles.

Hoy eres un espacio pleno de un solo sexo,
una nada que no quiere poblarse de semillas,
un gran vacío abierto que no se ha fecundado.
Piérdete en el goce andrógino de las substancias
y aprende como lo eterno a ser hembra y macho al mismo tiempo.
Ah, mujer, cuando tu alma se engendre en otro mundo libertado!

Entonces madurará mi amor.
Entonces seremos dos gotas parejas
en donde dormirán los crepúsculos perdiendo su horizonte.
Los planetas bajarán a beber a nuestro pecho
y sabremos por qué el mar entero puede cabernos dentro de una mirada.
Dios se va a entretener creándonos misterios para, que los descifremos.
Entonces, mujer, será cuando desembocaremos en el mismo Infinito.
Entonces será cuando vendrá el Tiempo, como un perro, a tenderse a nuestro lado.

Ay, amiga, si pudieras respirar más allá del aire.
Si pudieras soñar más allá del sueño
y más allá del sueño aún volver a despertar.
Si pudieras aprender a vivir más allá de la vida.
Ay si pudieras aprender a morir más allá de la tierra.

Hoy eres algo triste y entre sus sombras tapado.
Quiero descubrir tu rostro y está oscura la piedra.
Quiero saber tus voces y está vacío el eco.
De tu estatura el cielo no tiene ya memoria
y ni la tierra, en una cicatriz, ha guardado tu huella.
Quiero indagar sobre tu alma, hoy,
pero hace mucho tiempo que no se alimentan de ella los pájaros.

En qué lugar de mí existías entonces?
Qué lugar de mi amor te hacía saludable?
Qué hora marcaban las pestañas sobre mis pupilas
cuando el minuto de tu soledad me encegueció?
Cuál fué esa hora redonda como una luna de silencios
colgando en pesadez sobre mis párpados?
Mi mano puso un cálido enigma entre tu carne
y tu estatua siguió siendo de más barro que sangre.
Ya no queda ni el hueco de tu presencia en mi aire,
ni el tamaño de tu boca sobre mis palabras,
ni la obsesión de un color tuyo, náufrago en mis sueños.

Presumo que eres un agujero lleno de espumas blancas.
Adivino que eres un vacío en el vacío sin término de los olvidos.

 

17 de noviembre de 1944.