"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 5 de noviembre de 2020
VLADIMIR HOLAN
De noche
Durante la ausencia de la mujer amada
las tinieblas, totalmente enloquecidas, se apoderan de sus
piernas,
se deslizan en los zapatos de hielo
y empiezan a bailar desde tu cama
hasta la inmensa sala del insomnio...
Los zapatos suenan, dan vueltas, patean, retozan
sin piedad, abiertamente, y eso dura
y se sienten bien, bailan sin duda el uno con el otro.
Tu amor sin fe sólo les ayuda
de los celos al adulterio.
Los oyes toda la noche, y más y más te hielan,
y no empiezan a fundirse hasta el momento
de volver hacia ti...
Versión de Clara Janés
REYNALDO URIBE
De espejos, poemas y suicidios
Basta un pequeño olvido
un instante de distracción
y las agujas del reloj
inician
un tiempo propio para cada gesto.
Entonces
los espejos no sirven para reflejarnos:
es nuestro rostro que repite la figura
unidimensional y fría
dibujada en el vidrio.
Puede multiplicarse nuestra boca
para llenar el espacio de sonidos.
Pueden superponerse nuestros ojos,
ubicarse en el medio de la frente
para competir con Júpiter
sobre el dominio del aire y del cielo.
Puede haber la voluntad
de destrabar las entrañas
y producir ese vómito atrasado
que escarbaba la memoria.
Es posible que los pómulos
acompañen la violencia volcánica
acumulada
contra uno mismo
contra el propio silencio.
También el suicidio tiene cabida,
se puede repetir la figura neutral
y justificar la impasividad del espejo.
Todo es probable tratándose de espejos,
han acumulado en sucesivas estaciones
las ínfimas señales de cada poro,
los signos de cada paso de las horas,
los desvaríos que provoca un olvido
un poema
un instante de distracción.
Todo es probable tratándose de espejos,
sólo ellos desnudan nuestro rostro:
sospechoso cómplice de uno mismo
o con la palidez indiferente del idiota
cuando acaba de orinarse en público.
MÓNICA NEPOTE
El lugar
Ahondo
en el lugar con recelo, el tacto torpe –como si desprendiera la espina en el
temor presagiado del dolor. Ahondo en el lugar sin la certeza de la piedra o el
polvo.
La
luz no conoce esta esquina. Pies y brazos siguiendo cómo Lázaro la voz, animal
impreciso en el cuerpo de la noche.
RENÉE FERRER
Ángulo
Hoy
me puse a pensar en
las
ciencias exactas
las
líneas,
las
figuras,
los
teoremas.
Y
entre todos los ángulos
escogí
para mis horas de naufragio
el
secreto refugio de tu axila.
VLADIMIR MAÏACOVSKI
¡A casa!
¡Pensamientos,
volad a casa!
Alma,
abrázate con las honduras del mar.
Aquél,
que
todo lo ve constantemente claro,
ése,
a mi juicio,
es simplemente un tonto.
Yo estoy en el peor camarote,
de todos los camarotes,
Toda la noche,
encima mío,
golpean con los pies.
Toda la noche,
indignando la tranquilidad del cielo,
se agita el baile,
y gime la tonada:
"Mariquita,
Mariquita,
Mariquita mía,
por qué,
Mariquita,
ya no me quieres más..."
¿Y para qué tendré yo que querer a Mariquita?
Yo,
no tengo francos,
y a Mariquita,
con sólo un guiño,
y por cien francos,
te hace pasar al camarín.
Con poco dinero se arregla,
ella sólo vive para el "chic".
Pero algún intelectual,
moviendo algo su cabellera sucia,
le conseguirá una máquina de coser,
para coser,
la seda de sus versos.
Los proletarios,
vienen al comunismo,
desde abajo,
desde los bajos,
mineros,
de la hoz,
y el martillo.
Yo,
me arrojo del cielo poético al comunismo,
porque sin él,
no tengo amor.
Da lo mismo,
que yo mismo me deporte,
o me envíen al diablo.
Se oxida el acero de las palabras,
el cobre ennegrece con el tiempo.
¿Para qué debo pudrirme,
y oxidarme,
bajo estas lluvias extranjeras?
Estoy aquí,
en viaje entre las aguas,
con pereza,
pasa el tiempo,
casi no muevo los resortes de mi máquina.
Yo, en realidad,
me siento una fábrica soviética,
que elabora dicha.
No quiero,
que a mí,
como florcita,
me arranquen del campo
después de horas de penosa labor.
Yo quiero,
que sude el gobierno en debates,
dándome encargo para un año.
Yo quiero,
que el Tiempo,
mi comisario,
ordene mi mente.
Yo quiero,
que más que un sueldo de especialista,
me entreguen el aplauso del corazón.
Yo quiero,
que al fin del trabajo,
el consejo de fábrica,
regule mi razón.
Yo quiero,
que la pluma,
se equipare a la bayoneta,
que del trabajo de hacer versos,
como de la producción del hierro y acero,
haga informes en el Ejecutivo,
el camarada Stalin
diciendo:
Hemos superado el nivel,
de las más altas normas para hacer versos,
sobrepasando,
la producción de anteguerra,
en todas las Repúblicas de la Unión Soviética.
Escrito en el año 1925, en
viaje de regreso de Nueva York a Moscú.
PIER PAOLO PASOLINI
Danza de Narciso
Estoy negro de amor,
ni ruiseñor ni muchacho,
todo entero como una flor
deseando sin deseo.
Me he levantado entre las violetas
mientras aclaraba
cantando un canto olvidado
en la noche serena.
Me dije: «¡Narciso!»,
y un espíritu
con mi rostro
oscurecía la hierba
al claro de sus rizos.
De: "La mejor juventud"
Versión de Delfina Muschietti