"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 11 de noviembre de 2020
VLADIMIR HOLAN
Durante la siega
Cuando te he visto hoy arrodillada entre los trigos bajo el sol
atar las gavillas,
cuando te he visto dorada sobre el oro,
y amando sin duda a ese muchacho
que a cada instante se volvía hacia ti,
he tenido que pensar en aquella que amo
y que no me ama,
aquella que, noche tras noche, reposa,
blanca en la blancura, y que no necesita
ni de sí misma...
Ella, una de los mil espectadores
de las ejecuciones...
Versión
de Clara Janés
REYNALDO URIBE
la ciudad
es como un muro
con una mancha
pegajosa
de humedad
que crece
y una grieta famélica
que devora
los últimos poemas
MÓNICA NEPOTE
Fuego
La
lengua resplandece por el aire. La tierra es víctima de la violenta llama.
Devora. Tras el silencio, un balbuceo toma la forma y la destruye. Pero es la
luz que corrompe el infierno. Es la luz cuya herencia de ceniza forma el
alfabeto legible a los cegados.
RENÉE FERRER
Porfía
Esta
torpeza de jugarle a la vida
es
mala pasada de no poder vencerme;
esta
terca manera de quererte,
a
punto de ingresar
o ya
saliendo del último intento;
este
modo obstinado
de
reavivar la llama
donde
encontrarme un día,
mendiga
de tu cuerpo.
VLADIMIR MAÏACOVSKI
Conversando
con la Torre Eiffel
París,
caminada por millones de pies,
gastada por miles de llantas.
Ando errante por tus calles,
solo, hasta el horror,
ni un rostro amigo,
hasta el horror,
ni un alma.
Alrededor mío,
los autos fantasean una danza.
Alrededor mío,
desde sus fauces de dragones-pescados y luises,
silba y cae el agua de las fuentes.
Llego a la plaza de la Concordia,
y espero a que venga a la cita,
cruzando la niebla,
surgiendo tras las casas apiladas,
la torre de Eiffel.
¡Chist...!
Torre,
más despacio,
que la pueden ver.
La luna, tema de guillotina,
asiste a nuestra cita.
Me acerqué a ella,
susurrándole en la radio-oreja.
He aquí lo que le digo:
-He hecho propaganda a los edificios y a las cosas.
Nosotros,
sólo esperamos su aprobación.
Torre,
¿quiere encabezar la insurrección?
Torre,
nosotros la elegimos jefe.
Usted,
modelo de genio y técnica,
no debe quedar aquí,
ocultando sus contornos Apollinarios¹.
No es para usted,
este lugar de podredumbre,
París de prostitutas,
la Bolsa,
y los "poetas".
Los Metró² están de acuerdo.
Los Metró están conmigo.
Ellos,
arrojarán al público,
de su embaldosados vientres.
Y la sangre nueva,
lavará las paredes,
de los afiches de polvo y perfume.
Ellas,
-las paredes-
están convencidas.
Ellas no quieren ser esclavas de los avisos lujosos,
ellas saben que les sienta mejor a la cara,
nuestros agudos carteles de lucha.
¡Torre!
¡No tenga miedo a las calles!
Si el Metró no suelta la gente,
la calle lo castigará con los rieles.
Yo levantaré el motín de los rieles.
¿Teme?
Los tractores vendrán en columnas,
nos defenderán.
Vendrá Rive-gauche en nuestra ayuda.
¡No tema!
Ya me puse de acuerdo con los puentes.
Vadear los ríos,
no es fácil.
Los puentes,
se levantarán de golpe,
movidos por el encono,
cerrando las entradas a la ciudad,
por todos los costados de París.
Al primer llamado,
se amotinarán los puentes,
arrojando a los peatones,
con su toros de piedra.
Se rebelarán todas las cosas,
las cosas,
ya no pueden soportar más,
este orden de cosas.
Pasarán quince años o veinte,
se ablandará el acero,
y las mismas cosas
se lo aseguro,
irán solas,
a venderse por las ferias de Montmartre.
¡Torre vamos!
Venga con nosotros.
Usted,
allá, en casa,
nos hace más falta.
¡Venga con nosotros!
La recibiremos,
con el brillo de nuestros aceros.
La recibiremos,
con más ternura que al primer amante amado.
¡Vamos a Moscú!
Torre,
allá tenemos más lugar.
Usted,
tendrá todas las calles que quiera.
Nosotros,
la cuidaremos,
cien veces al día,
lustraremos su acero y su cobre,
y quedará como el sol.
Deje,
que su ciudad-,
París de tontas pitucas,
París de bulevares abribocas,
acabe sola,
enterrada en el cementerio del Louvre,
con el vejestorio de su museo en los bosques de Boulogne.
¡Adelante!
¡Marche!
¡Marche con sus cuatro patas poderosas,
remachadas según lo planos de Eiffel,
para que en nuestro cielo,
asome tu frente de radio,
para que nuestras estrellas,
ante ti se avergüencen!
¡Decídase, torre!
Hoy se levantan todos,
removiendo a París,
desde la cabeza hasta los pies.
¡Vamos,
venga con nosotros a la URSS!
¡Venga, con nosotros!
Yo,
le conseguiré el pasaporte.
Escrito en el año 1922-1923 durante un viaje a Paris.
1.- Viene
de Guillaume Apollinaire. y no de Apolo, como figura en una edición anterior por error de los correctores.
2.- Metropolitan. ...subterráneo de París.
PIER PAOLO PASOLINI
Danza de Narciso II
Yo soy una violeta y un aliso,
lo oscuro y lo pálido en la carne.
Espío con mi ojo alegre
el aliso de mi pecho amargo
y de mis rizos que brillan negligentes
en el sol de la orilla.
Yo soy una violeta y un aliso,
el negro y el rosa en la carne.
Y miro la violeta que resplandece
grave y tierna en el claro
de mi cara de terciopelo
bajo la sombra de una morera.
Yo soy una violeta y un aliso,
lo seco y lo mórbido en la carne.
La violeta retuerce su luz
sobre los flancos duros del aliso,
y se reflejan en el humo azul
del agua de mi corazón avaro.
Yo soy una violeta y un aliso,
lo frío y lo tibio en la carne.
De: "La mejor juventud"
Versión de Delfina Muschietti