martes, 14 de abril de 2020


MASAOKA SHIKI





Las olas
Funden
El hielo del lago.


De: “Primavera”

SANTIAGO KOVADLOFF





No hay poema posible



No voy a hablar de tus ojos.
No voy a ceder una sola palabra
al imbécil de las analogías.

Tus ojos incomparables
se ríen de las analogías,
parten en dos mi vida inteligente,
convocan al desorden.


De: “Ciertos hechos”


KENNETH PATCHEN





La zorra



Porque la nieve es profunda
Sin mancha y blanca en el aire blanco

Porque cojea un poco-sangra
Por los disparos

Porque los cazadores tienen rifles
Y los perros tienen sombras de verdugos

Porque quisiera tomarla en mis brazos
Y atender su herida

Porque no puede morirse
Con el pequeño en el vientre

No sé qué decir de un soldado moribundo
Porque en la muerte no hay proporciones.

GUI ROSEY





Los sentidos



El brazo nebuloso de la naturaleza amontona los olores de la tarde en la carroza extinguida del crepúsculo. Fatiga de la tempestad enganchada que relincha a las estrellas. Marino de las nieves y de los trigos, el silencio, y el pájaro cuya jaula será de mimbre y el mimbre de ondas y de colores. Pintura musical.

Vía azul de las voces lejanas, todos los caminos de la noche salen a unir los mundos. Todos los caminos no son de este mundo, pero se asemejan entre ellos como lo invisible y lo visible y las divinidades estelares.

Más allá de los espejos. Desenlace del porvenir entrevisto por el ojo de una cerradura. Vejez ínfima o infinita, suenas medianoche. La carpa destinada al sortilegio de las aguas habla de oro ahora que el céfiro de las hadas es el lenguaje de las flores y que la historia del cielo revive en la novela que la lluvia escribe sobre la tierra.

Tristeza irreversible, todos los sentimientos, todos los matices del corazón, pasan por los brazos de la naturaleza. Todas las maldiciones, todas las declamaciones del corazón, pasan por el cerebro de la naturaleza. Y todo se pierde como el anillo de las bodas eternas con la esperanza.

SEVERO SARDUY





Tu cuerpo se recortaba...



Tu cuerpo se recortaba
contra la persiana oscura
trazando una línea pura
-la del torso- que ondulaba
con tus gestos. La chilaba
-una línea paralela-
en el espejo, una vela
y la curva de una fruta
eran la doble voluta
que estructuraba la tela.




NOÉ JITRIK





Estar o no estar



El tren que ahora me despierta
tirado
sobre las piedras
al lado del mar de grano rojo
y los trenes de mi infancia
difieren en el humo
no me devuelven
el tiempo que pasó
el gusto del carbón
en la pampa
otro mar
no me devuelven
a mi padre y sus gestiones
promesas heroicas
en las que sólo yo creí
el tren ahora me tiende
nada más
hacia una ciudad
otra
llena de lluvia
interminable
incandescente
ansiosa.


De: “Las cartas que no se mandan”