viernes, 12 de abril de 2019


TOR JONSSON





Entonces levántate en mí, solitaria



Entonces levántate en mí, solitaria,
asaltar la última trinchera de mi vida en la tierra
y derrame mi sueño agotador de la dicha humana.
Tu abismo, tierra mareada
ser otro mundo que este
cuenta todos tus secretos
en este amanecer translúcido donde abunda la luz
en esta breve hora antes del poderoso día de la muerte
cuando las voces de loneness vuelvan a llamarme
nacer de nuevo y de algún otro lugar.

Ahora toda mi soledad llega a su límite.
Mi sueño de vida no tenía una fe clara para fusionarlo
y por lo tanto ya no soy dueño de la tierra -
La vida, sin embargo, sé que nunca, nunca la perderé ...


LILIAN SILVA





Círculo de los ojos tristes



Alguien grita sobre la acera
ocupa la noche en un banco solitario
y entre sollozos sostiene un perro
                                                  en el regazo

Unas mujeres abrazan clavos a sus rodillas
reclaman a sus hijos, se arrastran, nadie las ve
nadie las escucha. Existen

En el tablero los peones mueren
Y el rey y la reina
Sobrevive la torre
Y un caballo al que muerde la madera

Afuera alguien me llama
pero juntos no cabemos en su viaje
la memoria de la madrugada, los balazos al alba
un insecto en el relieve del vidrio esmerilado
hace sombra, tiembla mi dedo mientras lo empujo
todos asustamos a la muerte



ELISEO DIEGO





La baraja



Salta el rey, y los bastos cerrados
lo acometen brutales. Los oros

van huyendo en la vasta llanura.
Y ha caído la sota funesta

junto al buen caballero. La parda
extensión se ilumina, destella

con el rojo de infancia, y el verde
memorable y veraz, y los hondos,
los soñados azules de infierno.

La batalla creciente deslumbra
en espadas, penachos, banderas
crepitantes o justas. Y vuelven,

y regresan los bastos, las copas
taciturnas, los oros veloces,

y derriban al rey. Han caído
con el rey el silencio y el polvo
en la mansa extensión de madera.

FRANÇOIS COPPÉE





Ruinas del corazón



Mi corazón fue una vez como un palacio romano,
todo construido con granitos seleccionados, mármoles raros.
Pronto las pasiones, como una corriente de bárbaros,
lo invadieron, con hacha o antorcha en la mano.

Fue una ruina entonces. Sin ruido humano
Vipers y búhos. Prados de flores traviesas.
Por todos lados yacían, rotos, pórfidos y carraras;
Y las zarzas habían despejado el camino.

Me quedé mucho tiempo, solo, frente a mi desastre. Almuerzos sin almuerzo, pasada la
medianoche sin estrella, 
y aquí viví días horribles;

Pero finalmente apareciste, blanco en la luz,
Y valientemente, para albergar nuestros amores,
Escombros del palacio que construí mi cabaña. 


ROBERT PYNSKI





En compañía de fideos



El Tomatl, traído desde México, fue en su día
tomado por venenoso hasta que un clérigo destapó
el error al comerse uno en la iglesia.
Pero esa historia es en sí misma engañosa, una leyenda
como la de Washington echando abajo un cerezo.
Emparentado con la belladona. No tóxico. Exótico.
Cristóbal Colón llevó hasta Italia el pomo d'oro
al tiempo que Marco Polo traía los fideos desde Asia.
En las viejas películas americanas algunas veces dicen
"tomate" refiriéndose a una mujer, algo así como "pastelito":
un menosprecio ocasional que ahora abucheamos.
Por aquel entonces mi abuela llamaba a los italianos "fideos".
Los espaguetis con salsa de tomate son aztecas y chinos.
Fideos del Este. Manzanas de oro del Oeste.
Invenciones criollas que el tiempo depura. Tipico
italiano
. Por eso Nana podía advertirme en yiddish
sobre Joe Cittadino, "No te juntes con luckshens".
"Doro" debe implicar que los primeros fueron amarillos,
y al cultivarlos se volvieron rojos. O quizá el nombre
es otro malentendido; solamente la Sibila
lo sabe, la que lo escribió en una hoja que se perdió en el viento.


Versión de Andrés Catalán



GEORGE BATAILLE





Soledad



El pulgar en la vulva
El cáliz sobre los senos desnudos
Mi culo ensucia el mantel de los altares
Mi boca implora oh cristo
La caridad de tu espina.