martes, 23 de abril de 2013

NATALIA LITVINOVA





5. Andenes de la noche



Estas palida
Como lino blanco
Estas celeste
Como árbol blanco
Estas inclinada
Con rostro de ausencia
Tus ojos de sauce
Atados a lo trenes
Te arrastran
Palida

FERNANDO SÁNCHEZ MAYÁNS




  
Se dice amor




Si sólo fuera amor una palabra
una nocturna frase dicha de momento
nada más.
Y que en aéreo misterioso viaje
nos dijera aquí estoy.
Y así desapareciera
dejando intacto al corazón. El pulso acompasado.

Si fuera bastante una voz
o una mirada
un tacto
una memoria lenta que se apaga con facilidad
de que tú y yo
actuamos como amantes en vigilia
a mitad de la noche.

Sólo perpetua residencia en la fiesta
de los cuerpos oscuros.

Si sólo con preguntar un poco
y una solo respuesta se quedara encerrada
al grito de los sexos.

Si no subiera amor a tientas
por la sangre
buscando esta alcoba sin fin del corazón
como anhelante anuncio
de mares oceánicas quemantes.

Si solo amor tu blanda cirugía
no abriera heridas por donde se desangra
el sueño sano y apacible
que la alcoba vigila.
Y vigilan las cosas quietas en sí mismas

Si no tu nombre
que se pronuncia fácil
despertara lentas invisibles angustias
fugaces ruidos como sobresaltos
abiertas estancias donde nadie habla
apretadas gargantas sin oxígeno
oscuridad de luces apagadas.

Si sólo amor te asesinara una palabra.


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER





LXXXIX



Negros fantasmas,
nubes sombrías,
huyen ante el destello
de la luz divina.
Esa luz santa,
niña de negros ojos,
es la esperanza.

Al calor de sus rayos
mi fe gigante
contra desdenes lucha
sin amenguarse.
En este empeño
es, si grande el martirio,
mayor el premio.

Y si aún muestras, esquiva
alma de nieve,
si aún no me quisieras,
yo no he de quererte:
mi amor es roca
donde se estrellan tímidas
del mal las olas.


ROGELIO GUEDEA





El mundo nunca fue de nuestra parte...



el mundo nunca fue de nuestra parte. viejo. o sea
que podemos conversar. podemos hacer batallas contra
su desgracia. contra el desastre que nos recorrió desde
la vez primera. desde la vez primera me doliste. viejo.
me dolió que tu verdugo fuera dios. que te quitara la
telita del cierto amor. que te dejara como un desgraciado.
de caído no te levantaste. y yo no podía quitarle la sarna
a tu destino. le disparé. le tiré piedras a dios. lo maldije
como a puta o gobierno de mi país. lo traté peor que a
ladrón. y era como si dios se tapara con pasto los oídos.
era como un paisaje donde no estás. como si de pronto
me cayó tu porvenir encima. viejo. por eso no nos olvidamos.


De “Ni siquiera el tiempo”


ANA MIRAVALLES




  
María:



- “Ya ni me acuerdo
cómo conocí a Rodolfo:
te digo una cosa,
que el próximo golpe
no me acuerdo
que me llamo María,
si tengo golpes encima,
estoy
toda remendada
por todos lados
como pantalón de linyera,
tuve un accidente me sacaron
todas las muelas
y al año y medio
me mordió un perro, mirá,
tengo
doce puntos en este
brazo seis acá
y acá casi
me sacan el estómago
...
y la vez pasada me caí,
pero gracias a Dios,
recién lavé las tazas
este brazo
lo tuve enyesado, esta mano
no la puedo mover, pero
no se me caen los anillos;
cuando tuve el accidente
el anillo,
no se me cayó, me lo sacaron
cuando me operaron; lo que sí
me rompieron los aros, el reloj,
todo,
un desastre,
los lentes,
los dientes...
La hija el otro día me dice:
‘en el Pami te ponen... ’, no,
dejame de dientes, nena ...
Mejor me voy
a fumar un cigarro”.


De la serie “Conversaciones”

RAQUEL LANSEROS





Sobre una cama helada



No es invisible el modo
en que ya no te busco,
ni esta manera nueva, sin fe ni mediodía
de llovernos despacio —como gotas de hielo—,
de no ceder un palmo en medio del tornado.

El olvido es azul. Nunca termina
de convertirse a golpes en él mismo.
Se mide por ausencias y papeles en blanco.

Tras su paso, el silencio
deja detrás de sí un paisaje de ruinas,
una patria deshecha e inmolada
a los grises fantasmas de la pérdida.

El ánimo rojizo de las uvas maduras
se apodera despacio de la tierra.

Te quise. Me quisiste. Nos quisimos.
Qué fácil es decirlo cuando no queda nada,
cuando ya ni siquiera recordamos
el tacto de los sueños.

Ahora que la memoria se bate en retirada,
—vencida y silenciosa
como un niño sin cromos—,
y lo único tangible frente a nosotros mismos
es lo que ya no existe.