"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 12 de septiembre de 2017
MAO ZEDONG
Dapodi
[Según la melodía Pu Sa Man]
Rojo,
naranja, azul, añil, violeta, verde y amarillo:
¿quién
en el cielo danza ondulando esta cinta de colores?
El sol
poniente ha vuelto, tras la lluvia,
y se
tornan azules a trechos las colinas.
Hubo
aquí en el pasado
un
furioso combate. Los impactos
de las
balas señalan los muros de la aldea.
¡Muros
condecorados! Las colinas parecen hoy más bellas.
NICOLE CECILIA DELGADO
asesinatos
para I.L. y L.I.
a
cuatro calles de mi calle:
contrabando
de órganos humanos
narcomenudeo,
prostitución infantil
un
ingeniero se viste de mujer
para
toquetear señoras en el metro
tacos
de carne de perro
cucarachas
monumentales merodean la basura
en esta
esquina con frisos barrocos
se
cometió un crimen pasional
y un
ave fénix resurge
entre
montañas de colillas de cigarro
he
perdido la inocencia en esta ciudad
llena
de niños solos que hacen preguntas filosóficas
camino
reconozco
las señales de la guerra en los semáforos
hay
consignas de aerosol en todas partes
a
cuatro calles, el espacio se bifurca bajo tierra
una
ciudad más sanguinaria
se
hunde debajo de mis pasos
otros
niños rotos se disputan cloacas con ratones
el
mercado vende hasta el luto de sus madres lejanas
a veces
pienso
que la
palabra sicario tiene demasiada melodía
y que
el centro histórico oculta el terror más feroz
detrás
de cada malabar baila un asesino
sólo
hay que llegar a tiempo para ver la acción
y
todavía
aunque
sé que matan, que asaltan
que los
taxis de noche
son una
ruleta inminentemente rusa
la
ciudad me hace cosquillas
ayer
colgamos del balcón un letrero que dice
bésame
mucho
para
invitar a todos los vecinos al desarme
(mejor
vivir entre paredes que tiemblan beso a beso
que
contar cicatrices de plomo en las ventanas)
por
eso, no puedo decirte asesíname amor
porque
los muertos no besan y necesitamos
estar
vivos
para
empezar a hacer belleza con todos los escombros
MARIANA BERNÁRDEZ
Regresar
sin
saber de las voces
que
inscriben y borran
el
vaivén inevitable de ignorar
dónde
arriba
dónde
abajo
aún de
conservar el voto del plumaje
Regresar
sin
mediar evidencia alguna
confesión
a hurtadilla
ni
pálpito de culpa
sin
silbo que arrecie
o haya
oriente
o mar
embravecido
sólo
tus ojos en medio del caos
como
dos agujeros
donde
la luz no era un punto
pero sí
un derramar de agua
para
abrevar en los ríos de la creación
y yo
muda
a la
mitad del nudo
prestando
mi lengua a tu misericordia
cantando
a borbotones alabanzas
de las
que no puedo constatar
salvo
la marca de resplandor
en mi
garganta
y yo ya
no soy yo
y tú no
eres tú
quizá
ahora sólo huella del azoro
o letra
negra sobre piedra blanca.
HUGO MOLINA
Mosaico azul
Trataba
de develar el misterio del agua fría y el agua caliente
en la
regadera
cuando un
resbaladizo mosaico
ya
enlamado por los orines de los años
me hizo
caer,
fui a
estampar mi cara mojada en el suelo
tuve la
impresión de estar muerto
pero
sólo fue un conflicto de mi sueño
del
cual desperté por la caudalosa sensación de tener una cruda
y desde
entonces cuando me baño
no lo
volteo a ver.
DANIELA CAMACHO
Poema para Ágata
para
encenderte los párpados, Ágata,
y
hablarle al leopardo que duerme a mitad de tu sangre
para
escuchar el bramido de lilas a mitad de tu sangre
hay que
ser ángel o violeta degollada
ceniza
de uvas negras
vino
ardiendo en la lengua de las animalas
hay que
sacarse de los ojos la nieve
decir
aguamarina
clavar
una libélula en el pecho de los recién nacidos
para
apagar la niebla hay que morir despacio
mientras
los árboles arrullan a los astros
hay que
morir despacio
y para
siempre
ROMEO MADRID
Lamento ante un amor desenterrado
I
Estoy
mareado a causa de los perfumes
y de
las fresas remojadas en ginebra
la
noche se ha puesto corbata
y tú
has llegado en tacones
te
encuentro peligrosamente cerca y distante
y yo ya
no soy yo
y yo
quisiera ser natural como una trompeta
dejar
salir el sentimiento completamente
pero
digo todo desafinado y a medias
me
interrumpe la risa del mundo
y tú y
yo estamos tan aquí que parece que no estamos
que
apenas nos hubiéramos conocido
y
hablamos de trivialidades por no dejar
y yo
quiero arrancarme de mí
para ya
no escuchar las campanadas de tu nombre
amontonando
en el aire el eco de sus letras
tus
ojos son cuarto menguante y todo es impreciso
te
hablo como a un fantasma
tú me
respondes con silencio
y yo
tan sombra
con el
corazón devaluado como billete de a cien
con las
palabras atoradas en el pescuezo
escuchando
naufragar la nave del olvido
en el
azar de esta ironía con aguardiente
II
Qué
afortunados todos los que no te conocen
qué
amplio ha de ser el cielo para ellos
los que
no te hallaron a la orilla de tu vida
arrojando
piedras al vacío
dibujando
en las paredes de los baños
y en
láminas de papel cascarón
que no
te vieron dormir furiosa
y
despertar para hacer pan francés
pisando
los vidrios rotos de tu infancia
¡Ah!
Qué amable ha de ser esta hora
para el
que desconoce tu afición por el baile
por
morderte las uñas y ser impuntual
en qué
tibio sueño sumergido
está el
que no sabe tu historia de viajera
tu
convicción de rebelde y olvidadiza
tu
forma de doblar la ropa y de mirar en el orgasmo
Si
existe la felicidad debe ser la de no saber que existes
la de
nunca haber dormido en Zipolite
escuchando
tu respiración y los grillos
Sí,
felices los que no te enviaron flores
que no
escondieron notas sobre la eternidad
para
que las descubrieras en el trabajo
¡Ah!
Pero yo no soy de esos
yo
conozco bien tu letra y tus errores
yo voy
y vengo por tu nombre
que hoy
me sabe a cerveza rancia
a frío
en los dientes a escena trágica
de ti
en el súper ola y otras manos
III
Tengo
un dolor como para morirse de risa
lloro
que parece que río
río que
parece que duele
tengo
en el pecho un tormental
y unos
perros matándose a mordidas
qué hora
para entender un mal chiste
contado
hace tantos y tantos meses
qué día
para visitar la morgue
y
reconocer el cuerpo de un amor
atropellado
hace dos años y medio
qué
furia qué rabia contra uno
comprender
que ella vino con los brazos abiertos
y uno
no quiso ver que ya se iba
que sus
pasos se hacían de nube
y como
nube se hacía indiferente
a esta
tierra gris que no florea
¡Ah!
Tengo una amargura que parecen veintinueve
y un
ardor detrás de los ojos y de la manos
se me
cayó la máscara del gracioso
se me vinieron
encima las fotografías
y unas
ganas de hablar con mis muertos
de
regar sus tumbas a llanto tendido
qué
pinche manera de andar valiendo madres
de
respirar con el corazón astillado
de
andar con la cola entre las patas
total
así las cosas
uno
debe cosechar lo que siembra
aunque
el fruto se recoja
del
árbol del olvido
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