Poema para Ágata
para
encenderte los párpados, Ágata,
y
hablarle al leopardo que duerme a mitad de tu sangre
para
escuchar el bramido de lilas a mitad de tu sangre
hay que
ser ángel o violeta degollada
ceniza
de uvas negras
vino
ardiendo en la lengua de las animalas
hay que
sacarse de los ojos la nieve
decir
aguamarina
clavar
una libélula en el pecho de los recién nacidos
para
apagar la niebla hay que morir despacio
mientras
los árboles arrullan a los astros
hay que
morir despacio
y para
siempre
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