domingo, 26 de noviembre de 2017


ROGER CAMPOS MUNGUÍA




Los árboles



Las hojas caen.
Una luz chisporrotea entre las flores.
Se insinúa un pájaro entre las ramas.
En soledad de sombra crece la hierba al margen.
La lluvia inunda la tierra bajo las raíces.
Un hombre canta, su canto resuena entre la savia.
Murmullo, aire.
Entre las hojas pasa el viento.
Todo lo inventa el rayo de la aurora.



LUNA MIGUEL




Mudanza



El único lujo aquí
es el agua caliente.

La certeza de tener
una piel
limpia.

La dignidad del gesto,
gota a gota,
sin jabón mi perfume.

Mi casa es tu casa.

Ven.

La bañera es para todos.

Bendícete en este agua
púrpura.
Comprende qué poco importa
la precariedad
cuando tú
lo sabes
estás donde debes.


VIOLETA NICOLÁS




Ensimismamiento



Disfruto del beso permanente de mi lengua,
Mi saliva me nutre cual savia,
Mis órganos funcionan sin supervisión alguna,
Me compongo en un misterio para el resto y como todos.
La naturaleza parece protegerme, tras de mí,
Mi animalidad tiene sus propios motivos.
Pues claro que soy egocéntrica,
¿Pensar en los demás antes de pensar en mí?
Una proeza fuera de traste,
Soy fragmentos de otros, hechura ajena,
Pero a mi alcance solo estoy yo,
Sola y violetizada en mi anatomía,
Y propia patología suburbana.
Me derribo y emerjo de nuevo.
Mi ángulo cambia hoy, pienso divertida.
Voy por detrás de mí y me jaleo feliz.
Acecho la vida sin que el tiempo me perciba,
Oculta, disecciono lo mismo y lo distinto.


EDGAR VALENCIA

  


Poeta en el Rave



La luz es un sonido que me toca
un resplandor violeta que al rostro agrede
y encuentro esa nostalgia de andar
por el pasillo oscuro del cinema

la luz es un capitel de antorchas a lo lejos
donde el azar y la pericia se demuestran como un ídolo
hay jóvenes que distingo cuando abro los ojos
rostros que me ven sin observarme

la luz aquí es un sepulcro
y los dientes se muestran como el trofeo del júbilo
hay algo de humo y hachís en las esquinas
como en un ritual sumerio
donde tienen todos algo de máscara de oro y jaspe
y un sudor de cuerpos en batalla

veo unas parejas que se hablan al oído:
es tan larga la soledad que ya me arrastra por los brazos
ella dice que está bien y una serpiente
surge de su boca
alimentando el fuego en las campanas

el ritmo se acelera
la noche comienza a subir por los peldaños.




BERTA GARCÍA FAET




Daño Nº 8



a los ocho años llegó el peligro
de poder reproducirme
empieza la cuenta atrás de los 400
óvulos      símbolo
del tiempo          
                  y la gomorresina
se filtraba
por la mínima boca del reloj de arena

la madre de mi madre enfática y dorada
me regaló un crucifijo             el hijo de Dios
esbelto y entregado       brotaba de la trenza
cuidado con el amor a partir de
ahora dijo ella
ahora ya eres toda una mujer
y el endometrio
imitaba a un pez anciano en su
descamación


el espanto de poder portar un bebé plegado
en mi intestino
por haberme besado ya con 3 o 4
primates           comenzó a expandirse
como una epidemia imaginaria              inauguré
la hipocondría          emprendí
el mal hábito de escribir poemas a todos los muchachos
y muchachas
con estrías suaves
y ojos suaves
que me manoseaban el corazón en el recreo

qué significa exactamente útero y qué significa exactamente
formar una familia
enid blyton implantaba el canon del verano en mi tímpano
y yo quería ser como jorge o como jorgina

en los aplausos de mis manos caían gotas
de sangre de delfín
aunque yo me fingía plenamente indiferente ante tanta
lluvia


a los 8 años a los 150 centímetros de hueso
alegre y músculo alegre
llegó el peligro de poder reproducirme
y de poder multiplicarme
sin literatura                      
                                                        y un sol azul
manchaba de estrógenos y progesterona
los geranios                                 y un sol azul
manchaba de vello recién nacido
las tímidas
axilas


FRANCISCO CATALANO




Apoyé mi mano a un hueco
y el hueco me sostuvo:
no hay nada más duro que un vacío

yo no intentaba llenar nada
ni expandir la nada que ya había
mucho menos conquistar o barajar
una ausencia antologable

yo sólo me apoyaba, tan así
que aun palpita en mi palma lo inasible
como el ruido de un río que no veo

ahora todo lo que toco es vacío,
la piel de mi mano es la del hueco
y ya no tomo lo que tomo de las cosas
sino lo que no tomo, sus espaldas

¿será la espalda de la espalda este poema?


Del: “Libro 3”