jueves, 6 de octubre de 2016


ÁNGEL DÍAZ




Luces de la ciudad



I

Volví a contaminarme
con la navaja que afila la penumbra
y me inyecté el miedo
como un virus incurable

Colgué los sueños
en las líneas de mi rostro
y mi luz no retornó.

Tuve que escapar hacia la nada
abrí de nuevo las heridas
enterré postales de recuerdos
y así pude emprender un vuelo más ligero.


II

Las luces de la ciudad
bailan al ritmo de mi corazón,
mi alma se funde a través de la lluvia
y este infierno me está matando.

Es el momento perfecto
para escaparse de todos.


III

Hoy es una noche
donde las estrellas resplandecen en mis ojos tristes
y desde este piso pierdo altura.

Puedo arrojarme y recogerme en pedazos
y volverme a destruir
(a fin de cuentas dejarse caer
es aterrizar al centro de nosotros).

Entonces recuerdo que hay un hilo
del cual penden todos esos sueños
que me hacen revivir y me devuelven la fe.

Toco mi lado izquierdo,
estalla y vuelvo a empezar
todo en esta noche
y al mismo tiempo.



IVÁN ROJO



  
Mundillo



Cuando la poesía
empieza a hacerte sentir
como si fueras miembro de un club
[PRIVADO]
con sus cócteles
regados con endogamia
sus cenas de gala
para y solo para los socios
sus actividades programadas
por el autoproclamado Gurú de turno
Cuando la poesía llama a tu puerta
en forma de invitación oficial
a un recital supuestamente alternativo
solo puede significar dos cosas:
A) Lo estás haciendo bien.
B) Lo estás haciendo rematadamente mal.
Tú verás.



ÁLVARO LUQUÍN




Y Él dijo: tus muertos me la pelan.
Aún son en distancias horrorosas,
como el fantasma que a lo lejos se esfuma
y luego sueña estrategias de sangre.

¿Sabes lo que es colgarse?



De: “Panóptico”


ANTONIO LEÓN



  
Caballos negros



es una mancha que ruge
cardumen mutante

su erotismo es galope de sensualidad
donde el coito no es nada más que sugerido

en el otro extremo se encuentra la usura
como expresión de buena voluntad

se trata de condenar el oportunismo
del interés que no se muestra

una cuadra de rasgos diabólicos
cuya materialidad se expresa
en los distintos matices del salto

tanto a nivel del goce
como de la profundidad del deseo
los caballos negros son
sus herraduras son negras



VÍCTOR PÉREZ



  
1.



Me castigó
Dios y me emborraché
y me caí en el embalse y
me hinché
como una vaca
soy yo
lo que te jode los poemas.
Ahora levemente tenso
y gracias a modernas morfinas
escribo poemas sinceros y mierdosos
mientras la novia en las colmenas
abstracta y sanguinaria
silba a los que emigran.
Con frecuencia acabas haciendo el poema de siempre
para luego arrepentirte por no haber arriesgado más.
Suavemente el pequeño anormal
corta los cebos del caballete
y bebe las hormigas de mi pie
en la bodega de los hostiones.
Las mutaciones de las bailarinas
nos animan. Una vida
mirando la cena puede ser otra cosa.
Sólo el poema destructivo vale.


OMAR PIMIENTA




A Tijuana se vuelve cuando se corre el rímel.



He was Cassious Clay!
Me dicen que escriba que escriba y guarde
que entre y salga al papel al teclado
el uno-dos algún intercambio
que recuerde: verso fallido desgasta el doble

Que salte la cuerda por lo menos dos horas diarias
alimentarme bien dos uno-dos libros más libros

Que no diga todo que levante la guardia
que me guarde hasta el final

Me sugieren que me ponga a escribir para mí: Shadow Writing

al verme con los ojos hinchados y la boca reventada mi sparring me dice:
hazlo como cuando creías en tu magia tú puedes muchacho lo tienes en ti
por tu madre que también luchaba con su puño y letra
Por tus hermanos que te ven desde su propio ring
por tu padre que se partió el lomo

por ella que pide a gritos la campanada

entro y salgo con intercambios cada vez menos favorables
el hígado cuídate el hígado
la retina despegada y las manchas que te confunden

Me dicen que ya: 7
que no me levante: 8
que me darán la revancha: 9
que no puedo seguir pensando que escribir es de vida o muerte.