"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 17 de enero de 2025
ÁNGEL DÍAZ
Si
mi perro no fuera un perro seguramente
sería un caballo de carreras,
lo
sé
por
su postura cada que tocan la puerta
pero
por su carácter noble y mirada agachada se dejaría vencer en todas las
carreras
para
que los demás caballos ganen.
También
podría ser un gran cantante porque al ladrar tiene registro de barítono que
hace contrapunto
cada
que pongo un disco de Mahler.
O
sería un buen psicólogo
porque
se queda escuchando muy atento cuando rompo y limpio el llanto
que
cae al suelo
en
mis noches con insomnio.
Por
las mañanas me despierta
para
sacar a pasear mis desveladas tristezas siendo mi entrenador personal de
cardio, mi cómplice en esta rutina inacabada.
Si
mi perro no fuera un perro
seguramente
no patearía a nadie,
llegaría
temprano a casa para compartir la mesa y antes de dormir escribiría un poema
que
hable del porqué su humano
no
es un perro como él.
AGUSTÍN AGUILAR TAGLE
Tengo
Tengo...
Veamos
qué tengo.
Tengo
mi ausencia, inmensa,
eterna,
inagotable, profunda.
Desciendo
de mi propia ausencia,
soy
hijo de lo que no fui.
Llevo
en mis ojos
algo
del vacío que me antecede.
Apacible,
dueña de sí,
mi
ausencia me colma.
Tengo
mi silencio,
sin
acentos,
mar
en calma.
Mi
silencio es anterior a mi voz,
y
todo es más pequeño que mi ausencia.
Y
este silencio mío, tan mío,
sobrevivirá
a mi propia muerte.
Entonces,
en la indolencia de una tarde
y
desde el inocente oscilar de un columpio,
un
niño con mi nombre y con mi sangre
habrá
olvidado mi existencia.
ARMANDO URIBE ARCE
Divagaciones
La
muerte despiadada no hace excepciones: uno
por uno nos recoge del suelo en que vagamos
como hormigones negros -cuando menos pensamos
pero en nada pensamos- cuando nos llega el turno
despiadada nos coge con sus pinzas de fierro
nos traslada al lugar de nuestro entierro.
La catástrofe el holocausto el fin
del mundo el cielo y el infierno
la loca el imbécil y el estafermo
bailando en honor del delfín
que me lleva en su lomo
y en la cabeza tengo un cono
con las letras: culpable
pues me prohíben que hable.
La baja estofa y la mala ralea,
los mentecatos, los canallas
y los mediocres sus primeros hermanos
por más que mucho se laven las manos
y alcen como abanicos sus agallas,
muy mal olor que no se orea.
Siniestra sordidez, abre tus alas de paraguas,
agítate murcielago peludo,
calvo, panzón, desnudo,
rondan la cama mariposas vagas.
Este, que fue mi amigo ya no lo es.
Siniestra sordidez
de todo lo que me rodea,
todos sonriendo y portando una tea.
Los zorros y los lobos tienen sus madrigueras
pero el hijo del hombre los hijos de los hombres
¿dónde reposan dónde descabezan
sus sueños? Pesadillas. ¡Y que troten
las caballerías de los degüellos!
Que se abra el lacre de los sellos.
"No comen, ni tienen excrementos mayores:
aunque es opinión que les crecen las uñas,
las barbas y los cabellos".
¡Encantados cadáveres! Amores
sepultados ahora son pezuñas
que se mezclan con vellos.
MARIALUZ ALBUJA BAYAS
Impunidad
Yo tenía trece años y esa mañana la noticia de la chica
muerta me llegó como una revelación.
(Selva Almada, Chicas muertas)
Allí,
donde yacen las chicas muertas, estoy
convertida
en trozos de algo que ya no se reconoce
en
trazos de algo que es imposible distinguir.
El
sol acaricia mis huesos expuestos pero no los calienta
porque
no sigo ahí adentro para sentirlo.
El
calor, entonces, se desperdicia
como
se desperdicia todo a la larga
como
ahora, que miro mi cuadro y el cuadro no sabe que lo miro.
No
sabe que observo sus diminutas manchas rojas
las
grandes corolas amarillas, el borde que traga sus tallos
igual
que un abismo. Porque la vida termina en abismo cuando ya no.
Y
eso, si queremos maquillarlo un poco
pues
la mayoría de veces alcanza con un basurero
el
sitio donde acabaron las cosas que perdimos para siempre
aunque
lo hayamos creído imposible
cuando
las vimos llegar por primera vez.
De: “Doble
filo”
ENRIQUE SOLINAS
“La poesía es esa voz
que nace del cielo.
Yo escribo
con esa voz.”
Moebius
Un
hombre muere,
súbitamente,
en
su cuarto de baño.
Sin
percibirlo
queda
allí,
en
silencio,
oscuro
de plenitud.
Todo
se vuelve noche,
todo
se pone triste
y
sin embargo
de
repente
un
viento violento
y su
cuerpo,
su
cuerpo es luz
que
se levanta
hacia
la luz.
BARBARA KLICKA
Exclave
Se
sostuvo aquella manzana en la mano, aquella figura, y vinieron los cisnes,
vinieron los cuervos y los grajos, vino la nube con el viento. Las montañas no
se movieron, según las montañas.
Fluyó
la misma melodía a través de nosotros, aunque en direcciones distintas. Cuando
saludaste a alguien que recién volvió de viaje, algo me envolvía en un edredón
como a un niño de cinco años y salía
de
tus brazos
y
dormía a tu lado.