Exclave
Se
sostuvo aquella manzana en la mano, aquella figura, y vinieron los cisnes,
vinieron los cuervos y los grajos, vino la nube con el viento. Las montañas no
se movieron, según las montañas.
Fluyó
la misma melodía a través de nosotros, aunque en direcciones distintas. Cuando
saludaste a alguien que recién volvió de viaje, algo me envolvía en un edredón
como a un niño de cinco años y salía
de
tus brazos
y
dormía a tu lado.
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