Si
mi perro no fuera un perro seguramente
sería un caballo de carreras,
lo
sé
por
su postura cada que tocan la puerta
pero
por su carácter noble y mirada agachada se dejaría vencer en todas las
carreras
para
que los demás caballos ganen.
También
podría ser un gran cantante porque al ladrar tiene registro de barítono que
hace contrapunto
cada
que pongo un disco de Mahler.
O
sería un buen psicólogo
porque
se queda escuchando muy atento cuando rompo y limpio el llanto
que
cae al suelo
en
mis noches con insomnio.
Por
las mañanas me despierta
para
sacar a pasear mis desveladas tristezas siendo mi entrenador personal de
cardio, mi cómplice en esta rutina inacabada.
Si
mi perro no fuera un perro
seguramente
no patearía a nadie,
llegaría
temprano a casa para compartir la mesa y antes de dormir escribiría un poema
que
hable del porqué su humano
no
es un perro como él.
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