viernes, 25 de noviembre de 2022


 

MARÍA GUERRA

 


Destino



Camino por la noche
como si fuera para siempre.
Para qué sirve amar
si vamos a irnos solos
sin sol
sin hijos
sin amado.
No se puede decir
esto es mío para siempre.

No importa cuándo
la muerte caerá sobre nosotros
implacable
injusta
sorda.

 

 

JULIA VAN SEVEREN

  

 

El ángelus



La tarde se deshace en nevada de rosas,
una tibia nevada de coloridos vagos
que, sobre las palmeras, las torres, los tejados,
deja copos de oro y alas de mariposas.

¡Qué delicia de tarde! ¡Cómo llena de rosas
mis cabellos, mis labios, mis hombros y mis sienes!
¡Maravilla de luces! ¡Maravilla de flores!
Rosas, rosas, más rosas… ¿Qué hago con tantas rosas?

¿Sabes tú, dulce amiga, de dónde es esta flora
que canta en la montaña, que ríe en las praderas,
y… milagrosa y riente como las primaveras,
trae luces y rosas y el paisaje decora?

Oye… a lo lejos vierte sus lloros la campana
que, al venir ralentando, se ha tornado en canciones…
¿No estás oyendo, amiga, las suaves oraciones
que nos traen las brisas de la ermita lejana?

 

 

FRANCISCO DE ASÍS FERNÁNDEZ

 

  

El olor de la mujer



Hay mujeres que huelen a mujer,
que sueltan un olor animal cuando abren sus poros,
así como una flor asesina abre sus pétalos gigantes
en un mundo oscuro y lluvioso.

Hay mujeres que sueltan el olor a mujer,
así como sueltan el miedo en la oscuridad
o inventan pensamientos.

Las mujeres que huelen a mujer no son de fantasía:
son ángeles con enormes alas morenas o blancas o negras,
que mueven sus alas y se convierten en criminales
de amantes enloquecidos que no tienen otro cielo a dónde ir.
Como una aparición entre sombras,
se le viene encima a uno el olor de la mujer,
como el latido secreto de la ciudad,
como los pasos de la mujer en unas zapatillas sin cordones.

Las mujeres que huelen a mujer
nunca te cierran la puerta en la cara como a un cobrador
y no te dejan viajar en el asiento trasero.

Son musas o poetas o pintoras que se suben a los tejados
para desnudar más su alma que su cuerpo,
para hacer danzas con ademanes e impulsos de dragonas irreconocibles.

El alma de esas mujeres tiene más luces que Nueva York
y más oscuridades que la noche,
y el Poeta necesita de ellas
como la vida necesita de la muerte.



Granada
Julio 9 de 2004

 

ODIA OFEIMUN

 

  


Un nudo

 


No puedo leer tus palmas esta noche
por temor a que cambien el sueño
que dicta mis plegarias matutinas

Quiero escudriñar los márgenes esta noche
lejos de los secretos que destronan los años
con la venganza de una hora

No puedo leer tus estrellas esta noche
en búsqueda de los tesoros ocultos en tus años
No puedo leer tu corazón esta noche

Quiero encontrarme con la verdad esta noche
sin visiones armadas hasta los dientes
para enderezar las ramas anudadas

 

De: “Bajo los cielos africanos”

 

JESÚS ALBERTO LEÓN

  


Lengua de mar



¿Cuándo inaugura el mar
el apetito,
el deseo aguerrido y melancólico,
el anhelo punzante de sentir y saber?

 

Cada ola es un sorbo tentativo
de la honda boca y un husmeo que acoge
el fragmentario olor de las rendijas.
Cada ola acaricia el fruto abierto,
como gran lengua que pasea y busca
los sabores extremos de la playa.

 

Cada ola descifra asiduamente
las blancas contraseñas de la arena,
contempla los fulgores, también las aflicciones,
los húmedos placeres prohibidos;
registra los rincones para ver dónde quedan
las promesas vencidas, las ofertas negadas,
y la desolación característica
de la fauna huidiza que pulula en las rocas:
cangrejos, caracoles, erizos reticentes
y las tenues medusas fatigadas
que se amparan aquí, bajo la luz.



De: “Habitar el instante”



LEONARDO PADRÓN


 

Última hora



En Ucrania gritan fraude en una lengua pastosa.
En Estados Unidos el aborto pierde las elecciones.
Mi país se da golpes contra las paredes.
Y yo no sé si podré obviarte
en este mapa de huesos confusos.

Caracas arde
sin las conjeturas del sol.

Y el día es un alazán desconcertado.