Lengua
de mar
¿Cuándo
inaugura el mar
el apetito,
el deseo aguerrido y melancólico,
el anhelo punzante de sentir y saber?
Cada
ola es un sorbo tentativo
de la honda boca y un husmeo que acoge
el fragmentario olor de las rendijas.
Cada ola acaricia el fruto abierto,
como gran lengua que pasea y busca
los sabores extremos de la playa.
Cada
ola descifra asiduamente
las blancas contraseñas de la arena,
contempla los fulgores, también las aflicciones,
los húmedos placeres prohibidos;
registra los rincones para ver dónde quedan
las promesas vencidas, las ofertas negadas,
y la desolación característica
de la fauna huidiza que pulula en las rocas:
cangrejos, caracoles, erizos reticentes
y las tenues medusas fatigadas
que se amparan aquí, bajo la luz.
De: “Habitar el instante”
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