martes, 9 de abril de 2013

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ






Al que ingrato me deja, busco amante…



Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.

Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.

Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.

Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.

CONSTANTINO KAVAFIS





Grises



Mirando un ópalo medio gris
recordé dos hermosos ojos grises
que vi: hará unos veinte años...

Por un mes nos amamos.
después se marchó, creo que para Esmirna,
a trabajar allí, y no nos vimos más.

Se habrán afeado -si vive- aquellos ojos grises;
se habrá arruinado el bello rostro.

Memoria mía, guárdalos tú como eran.
Y lo que puedas, memoria, de ese amor mío,
lo que puedas tráemelo esta noche.


JOSÉ ALBERTO VELARDE





Hojas de coca


Puedo leer
hoja por hoja
aquello que nunca escribí

Puedo sentir
la boca del beso
que abre el libro sin memoria.

Hoja del alba como una grada
húmeda escalinata
de los hombres que madrugan
sin cansancio.

JULIA GALEMIRE





Sentir


Sentir como un suave tallo
crece entre esperas y
un tenue fulgor nunca
contradictorio.
Sentir la trayectoria del viento,
del corazón latiendo en su
límite obediente,
del rumor del agua
y del horizonte que piensan
en que todo habrá de ser
el futuro o la anunciación
de la palabra pura.
Sentir bajo un dosel, el retrato
que creíamos prescindible,
los ayeres conjugados, la geometría
obstinada de lo inmóvil.
Sentir que todo es como
un ensayar el siempre adiós
de la tregua y la batalla del ángel
en su levedad despierta.


FRANCISCO HERNÁNDEZ




  
21


Otra oración en el obelisco:

“Solo con medio cerebro se recuerda.
La otra mitad no duele.”

De “Una isla de breves ausencias”



FRIEDRICH HÖLDERLIN





El consenso público



¿No es más bella la vida de mi corazón
desde que amo? ¿Por qué me distinguíais más
cuando yo era más arrogante y arisco,
más locuaz y más vacío?

¡Ah! La muchedumbre prefiere lo que se cotiza,
las almas serviles sólo respetan lo violento.
Únicamente creen en lo divino
aquellos que también lo son.

Versión de Federico Gorbea