miércoles, 5 de octubre de 2016


JULIETA MORENO




Sobre las aves nacidas en cautiverio



Nos construyeron jaulas
en placas de lata escribieron nuestros nombres 
con almuerzos junaeb nos etiquetaron a todos
cada uno era un código de barra siguiendo una secuencia binaria

nos ordenaron por sexo, por número, por edad
nadie nos preguntó si pensábamos volar o si nos gustaba la lluvia
o cuánto detestábamos los llantos de nuestros hermanos menores

apenas roto el vientre por el parto
me situé detrás de sus rodillas
una trampa de carne y pecas de forma convexa

había que permanecer callado
llegábamos a distintos espacios pero el escenario se repetía
las alas rotas
el rostro muerto
la caja vacía de mi pecho
cada día una herida me fragmentaba más

nos subimos al auto sin retorno para mirar
cómo se encendían las calles a nuestro paso
mientras nos baleábamos en la villa

quemamos la niñez y la juventud al mismo tiempo en que conocimos el sexo
escondimos nuestras culpas entre las piernas
cortamos los hilos con cuchillas
repetimos la escena:
a algunos les dimos apellido
a algunos los quisimos más a que otros

por ese intento de permanecer
nos llenamos de gestos triviales simulando afecto:
estábamos rotos y las jaulas también  

quemamos el volantín de dragon ball un día en el parque de los reyes
para hacer desaparecer la infancia
y que las pérdidas se fueran volando
como los pájaros
para siempre.


MARCELO DÍAZ




Montaña



El polvo armado se arrastra
hacia el centro del templo.
¿Oís las canciones del viento
debajo de la superficie?
La demostración de fuerzas,
comparada con la basura acumulada
durante siglos, constituye
un mensaje por encima de las cosas.
Quién puede descifrar
el código de la sombra.


LEO MERCADO




28



la poesía se rebela
siempre
ante la desnudez
impúdica
de la prosa


SUSANA THÉNON




Verdugo



Una voz cercana
me repite: descansa,
y yo
descansar no podría
sino como en sueño
latente,
como flecha que reposa
en su carcaj.

Cada día
mis horas
se tornan más agudas,
más ásperas,
desde que no respiro
y el sol me arde.

Conozco las palabras
a cuyo sonido
las puertas vuelan como plumas
y el cielo es un cojín a los pies.

Conozco el castigo.
Conozco todos los castigos.
Pero hoy amanecí verdugo.


ESTHER M. GARCÍA



  
La cerda



La cerda era tierna de carne y sentimiento
la cerda creía en el amor
El amor ese animal de andar despreocupado
lento
Ése animal que devoraba hasta el último hueso
y era peligroso
voraz
y en extinción
La cerda se aburría de la piara
se abría camino entre las verdes venas de las veredas
y se perdía lejos
muy lejos
allá donde duermen los cabellos del sol
Sus patitas rosadas prendían fuego a los campos
sus orejitas pequeñas percibían el sonido
del sexo recién hecho
y la concha rechoncha de la choncha chanchita
quería cochar gozar cazar cualquier cosa que la hiciera volar
lejos
muy lejos
ser una cerda en el aire


¿A quién buscas chanchita
chachita
muchachita
pequeña cerda de pequeñas patitas
y orejitas?

¿A quién buscas perdida en las verdes venas de las
veredas de la vida?


oink
oink
¿oink?


La cerda sonrosada
jugosa
y tierna
persistía
Seguía en la búsqueda
del amor
Ese sucio animal
que se revuelca en el suelo
escupiendo mil nombres

Ahí va la pequeña
ahí va
la gran cerda
con la concha a punto de reventar
hasta que encuentra a su amor
a su sucio animal

Y he aquí que su olfato la había llevado
hasta los pies de un hombre
y he aquí que el amor tenía ojos oscuros
como el lodo en que ella se revolcaba
y en las manos traía el arma para
matar
para amar

Qué hermoso era el amor
con sus manos tintas en sangre
con su instrumento tieso
(dale
duro
dale)
entrando y saliendo de su interior

El interior adiposo sanguinolento
y tierno

de la cerda
marrana guarra
puerca
que creía en el amor

La cerda hozaba
gozaba
era destrozada y desollada
Ella se venía y se venía
venía
y venía
(30 minutos)
como sucede durante la muerte
como sucede en el acto último de amor

La cerda era tierna de carne y sentimiento
Ahora la voluptuosidad de su carne jugosa
amorosa
está en un aparador


MARÍA NEGRONI



  
Leyes



dícese
de ciertas regiones del mundo
donde los pájaros cantan
por la noche

también yo me perdía
por la hora de saber
a ver si escuchaba
             alguna pasión blanca

infieles ciertos sueños
en otros

              no supe ser valiente

me explico mal
en cualquier caso de mi sed
saldrán volando
             tus modos de no estar

y así la noche en mí
como tristeza tan cansada

alguna vez
voy a cantar como volver
voy a estar como vos

afueramente adentro


ningún objeto para evocar