Verdugo
Una
voz cercana
me
repite: descansa,
y yo
descansar
no podría
sino
como en sueño
latente,
como
flecha que reposa
en su
carcaj.
Cada
día
mis
horas
se
tornan más agudas,
más
ásperas,
desde
que no respiro
y el
sol me arde.
Conozco
las palabras
a
cuyo sonido
las
puertas vuelan como plumas
y el
cielo es un cojín a los pies.
Conozco
el castigo.
Conozco
todos los castigos.
Pero
hoy amanecí verdugo.
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