miércoles, 5 de octubre de 2016

ESTHER M. GARCÍA



  
La cerda



La cerda era tierna de carne y sentimiento
la cerda creía en el amor
El amor ese animal de andar despreocupado
lento
Ése animal que devoraba hasta el último hueso
y era peligroso
voraz
y en extinción
La cerda se aburría de la piara
se abría camino entre las verdes venas de las veredas
y se perdía lejos
muy lejos
allá donde duermen los cabellos del sol
Sus patitas rosadas prendían fuego a los campos
sus orejitas pequeñas percibían el sonido
del sexo recién hecho
y la concha rechoncha de la choncha chanchita
quería cochar gozar cazar cualquier cosa que la hiciera volar
lejos
muy lejos
ser una cerda en el aire


¿A quién buscas chanchita
chachita
muchachita
pequeña cerda de pequeñas patitas
y orejitas?

¿A quién buscas perdida en las verdes venas de las
veredas de la vida?


oink
oink
¿oink?


La cerda sonrosada
jugosa
y tierna
persistía
Seguía en la búsqueda
del amor
Ese sucio animal
que se revuelca en el suelo
escupiendo mil nombres

Ahí va la pequeña
ahí va
la gran cerda
con la concha a punto de reventar
hasta que encuentra a su amor
a su sucio animal

Y he aquí que su olfato la había llevado
hasta los pies de un hombre
y he aquí que el amor tenía ojos oscuros
como el lodo en que ella se revolcaba
y en las manos traía el arma para
matar
para amar

Qué hermoso era el amor
con sus manos tintas en sangre
con su instrumento tieso
(dale
duro
dale)
entrando y saliendo de su interior

El interior adiposo sanguinolento
y tierno

de la cerda
marrana guarra
puerca
que creía en el amor

La cerda hozaba
gozaba
era destrozada y desollada
Ella se venía y se venía
venía
y venía
(30 minutos)
como sucede durante la muerte
como sucede en el acto último de amor

La cerda era tierna de carne y sentimiento
Ahora la voluptuosidad de su carne jugosa
amorosa
está en un aparador


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