viernes, 3 de agosto de 2018


SEBASTIÁN CORREA POSADA





XIII



Mudo
ha quedado mudo y ciego
ha quedado ciego

Sin poder catar el vino
uvas hay y el viñedo está escondido
sus pies no acarician las uvas

Sus pies y su baile
resiste
no ruedan los barriles

Sin poder entregarle letras cursivas
esconde letras derechas
en la leche derramada

Mudo y ciego
sólo la pantalla
frases cortantes
solo comentarios
pero hojas en blanco.



AZUL CHÁVEZ





El trabajo obligatorio & que genera plusvalor debería estar prohibido



Cuando me harto del trabajo, lo cual pasa muy seguido,
voy al baño a leer poemas.

Solo
entre la oscuridad de un cuarto sin foco
siento a la magia brotar en mí
igual que una comunidad de hongos
entre humedad & mierda.

Al salir del baño, aun en éxtasis,
veo por la ventana una ciudad
que se descompone a la velocidad del petróleo
-permaneciendo inmóvil-
& pienso en la suerte que tenemos los mortales.

Después regreso a la farmacia
para seguir surtiendo medicinas
a enfermxs,  ancianxs y moribundxs
(que igual que yo)
trabajan para el puto estado.



AMOS OZ





Solo



Una flecha atrapada en un arco tensado:
él recuerda el contorno
de sus muslos. Adivina el movimiento de sus caderas hacia él.
Se contiene. Sale del saco de dormir. Respira
a pleno pulmón el aire de nieve. La niebla pálida,
diáfana y lechosa se va retirando, una fina túnica
sobre las curva de la montaña.


De: "El mismo mar"

Versión de Raquel García Lozano
 


YEHUDA HA-LEVI





113.



Dios mío, ¡no quiebres las crestas del mar!
              ni digas a los abismos marinos: ¡secaos!
Mientras, reconoceré tus favores y daré las gracias
              a las olas del mar y al viento de Poniente.
Me acercan donde está el yugo de tu amor,
              me libran de la coyunda de los árabes.
¿Cómo no van a cumplirse mis anhelos?
              ¡En Ti confío, Tú eres mi garantía!


De: "Poemas del mar"

Versión de Xabier Kintana


LUIS LÓPEZ ANGLADA





El poeta cita a su amada, junto al Museo del Prado



El Prado y yo, la tarde y el museo,
esperaremos con el alma en vilo
donde Velásquez sueña y, a su asilo,
los pájaros de otoño y mi deseo.

Contará el corazón cada gorjeo
y el agua que en las fuentes, hilo a hilo,
desmadeja un Neptuno en paz, tranquilo
tenedor de esperanza en el paseo.

Te esperaré cuando la tarde apoya
sus últimos desmayos sobre un goya
de piedra ya, pues no alcanzo a mirarte.

Y hasta que llegues tú, de trecho en trecho,
yo me pondré la mano sobre el pecho,
que estallará de amor por esperarte.


RICARDO MOLINARI





Si yo pudiera verte rama ardida...



Si yo pudiera verte rama ardida,
prometida de espejos -flor de celo-
quebrando el aire dulce sin consuelo,
en ámbitos de lumbre despedida.

Espacio estéril, cielo sin salida.
¡Ay, qué gozosa muerte es tu anhelo
de agua y tierra apretada, de tu cielo
sin ángeles! Tu cielo sin huída,

allí, donde mi voz está callada,
con el borde deshecho, con la frente
sin tarde: ¡clavel!; rosa desolada.

Sueño de sueño, luna de gemido,
-claridad despoblada- impaciente;
sí, campo, mar, estío, aire querido.