"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 3 de marzo de 2022
PATO VALDIVIA
Juegan
a ser reinas
Siendo
una niña, perdió su escuela
ganó una herida, perdió su huella
gira que gira, paloma herida
su carne tierna, sangre que quema.
Siendo
una niña, descalza entera
en finas celdas, con otras bellas
tan prematuras, ya prisioneras
va descubierta su carne tierna.
Siendo
tan niñas, juegan a reinas,
venden sus cuerpos, su vida entera
noches sin lunas, de lentejuelas,
tacón y medias, tan prisioneras
duermen y sueñan.
Siendo
tan niñas, tristes palomas
giran y giran las cabelleras,
siendo tan niñas, tan prisioneras
huellas perdidas, juegan a reinas.
Siendo
una niña, descalza entera
en finas celdas, con otras bellas
tan prematuras, ya prisioneras
va descubierta su carne tierna.
Duermen
y sueñan, su vida entera
duermen y sueñan, de lentejuelas
noches sin luna, duermen y sueñan
tan prisioneras, juegan a reinas.
MAROSA DI GIORGIO
Poema X
Este
melón es una rosa,
este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
Yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.
ahora, sólo digo lo que él es:
un relámpago,
un perfume,
el hijo varón de las rosas.
LUDWIG ZELLER
Doblado en dos sobre la mesa escucho
Doblado
en dos sobre la mesa escucho, cómo suben
Y bajan las poleas. Tantos años perdidos sobre ese polvo
Seco que ensordece. A veces en la noche me pregunto
A mí mismo por los muros salobres y empiezo a sollozar.
¿Para
qué tanta angustia, tanta estrella girando
Hecha una brasa en los cielos de ayer? Me recuesto
En la plancha, dura como un madero de difunto.
¡No hay respuestas! Si pudiera tan solo hacer al fin un nudo
Con palabras capaces de dar cauce al alarido, ese recuerdo
De los seres ciegos, que no logro olvidar.
Pero
ahora por fin, siento extendido el cuerpo
En un río de marfil tibio que sonríe, ondula y se pregunta
Por las líneas del techo, los clavos y el porqué.
Jamás mi mesa
Ya será una mesa, ahora entiendo, bajo la tersa piel
Fluye la sangre. ¿Escuchas? Recorrer estos límites
Es encontrar a Dios, llegar hasta ese borde del desierto
Que encabrita a los vientos. Ha empezado a llover.
THOMAS HARDY
Después
Cuando
el Presente cierre sus puertas tras mi paso
y, cual recién hilada seda, las tiernas rosas
de mayo acune el viento, ¿dirá el vecino acaso:
«Era de los que suelen apreciar estas cosas»?
Si
es al ocaso y cruza sobre el denso follaje,
como en un parpadeo, un halcón por la umbría
y se posa en la zarza que el viento arquease,
pensará quien lo vea: «También él lo vería»
Si
en la noche oscura y tibia, de insectos poblada,
cuando el erizo corre furtivo por el prado,
tal vez alguien dijera: «Porque nadie dañara
a estas pobres criaturas veló, y poco ha logrado»
Si
al oír que he partido, junto al umbral se quedan
contemplando los astros en el cielo de invierno,
¿pensarán los que ver mi rostro ya no puedan:
«Fue alguien que meditó sobre el misterio eterno?
ANTONIO LUIS GINÉS
Una vida
El
joven que se ganaba la vida haciendo fotocopias ahora
limpia cristales en los semáforos. Hay días que no pasa de
los diez euros. Sus movimientos son rápidos, aprendió
la mecánica y no repara en quién está al otro lado; puede
limpiar el parabrisas del tipo del banco que lo hundió;
un impago y el sistema te premia. Ya no es tan joven, no
dispone de futuro, ha vuelto a la calle, a dejar pulcros
grandes automóviles donde la dignidad y la rabia nunca
ocupan asiento. Si llueve, mala suerte, amarga publicidad
en sus labios, aunque sus manos parezcan esquivar el
tiempo, caen tristes, resignadas con la languidez de esos
días que nunca terminan
de irse
del todo.
