miércoles, 15 de agosto de 2018


SEBASTIÁN CORREA POSADA





Mañana de cumpleaños



La mariposa
bordeó la mesa y el café
parecía darle un beso en la mejilla
y se fue

lentamente en un silencio denso
la sonrisa se formó
una lagrima
dulce y salda
asomó por su ojo
entre su rímel negro tan perfecto 
y me abrazó  

yo pensé,
el cielo vino a saludarla


AZUL CHÁVEZ





la disolución de los sentidos



tomar conciencia de que estas gimiendo la palabra:
dios
al eyacular dentro de ella
es un suceso relevante.

te recuerda
que las palabras no acceden a la profundidad
que alcanzan ciertas sensaciones
& que el sexo puede ser tan místico
como un volcán arrojando magma
& gases venenosos. 


AMOS OZ





Pero cómo



Abandonarla, dices, es fácil decirlo,
abandonarla como un piloto de combate
que abandona un avión
sin control o en llamas. ¿Pero cómo se salta
de un avión caído, hecho pedazos y oxidado
o hundido en las profundidades del mar?


De: "El mismo mar"

Versión de Raquel García Lozano


YEHUDA HA-LEVI





115.



Con corazón fundido de pavor, trémulas rodillas
              y lomos palpitantes, clamo al Señor.
Absortos quedan los timoneles ante el abismo
              y los marinos se hallan sin fuerzas.
¿Cómo no estar así? ¡Pendo en el caso
              de un barco entre las aguas y el cielo!
¡Doy tumbos! ¡me balanceo!.¡leve cosa si al fin
              puedo celebrar mis fiestas en Jerusalén!


De: "Poemas del mar"

Versión de Xabier Kintana


LUIS LÓPEZ ANGLADA




  
La bodega



Bajé, contigo, amor, a la bodega
y me acerqué al tonel que allí dormía
por ver si era verdad que en él crecía
la flor del vino, diminuta y ciega..

Y para poder ver lo que trasiega
el vino al corazón, pensé que unía,
para jugar, tu boca con la mía,
porque el amor no sabe a lo que juega.

Uniendo así en tus labios vino y mieles
le dimos a la flor de los toneles
como vaso tu labio femenino.

Y todo fue tan dulce y abundante
que nunca la bodega vio otro amante
ebrio de tanto amor y tanto vino.


RICARDO MOLINARI





Ya no volveré a ti -luna de tierra...



Ya no volveré a ti -luna de tierra-;
quédate en tu cielo derrumbado,
con tu piel perdida, mojada en la lluvia.
Con tu soledad llena de espejos,
con tu dolor partido como una fruta.
Yo quiero volver a otro día, salir de tu sed
sin dejar un solo beso sobre una cornisa;
salir igual que una llama cubierta
de espumas y cenizas
a un nivel de flores.

Huir. Huir hacia donde el mar no lleve cariño
sobre las hojas,
donde no haya asfixia y tu nombre de piedra y espumas
se oculte entre montones de arena y conchas.

Pero el amor es el amor, y nadie puede desterrar una
     raíz de plata
con destino y latidos. Con una sombra inmóvil cubierta
     de memoria: con su casta de alma,
con su paisa e resbaladizo y sus manos
de vidrio quemado.

Si yo pudiera olvidar sin oírte, sin dejar
la huella de mi cintura temblando
en el aire. ¡Pero el amor es el amor, y el tiempo
mueve juncos y adelfas
para que se encuentren con la muerte!

Cuando pienso que nunca he de volver al frío,
qué ganas me llevan de talar un árbol;
de quebrar el ala de una paloma,
para que ella disfrute
de un amor enloquecido.

(Cuando uno vive alegre qué bien le debe caer
el canto de la noche sobre la carne. El canto de la
     noche. ¡Agua y pinos!...  Quién viera tu niebla
oscura, ala de frente, plumón muerto,
aire de vino desdichado. )

Pero yo quisiera volver a otro día. Siwmpre he soñado,
     perdido en la sombra,
buscar una rosa de hielo con su hoja de viento.
-La rosa que no verá la multitud,
la que espera, como yo, un largo día de fiesta
a orillas de un río de Invierno.

Adiós, junco húmedo, oscuridad de Verano entristecido.
Hasta nunca, si nunca es volver alguna vez: estas
     palabras como una flor
en su lecho de polvo, con su nunca, amando, en la garganta;
con tu sombra inmóvil, preferida.

¡Raíz de nieve, ocioso viento!