martes, 20 de julio de 2021


 

NANCY GARCÍA GALLEGOS

 


 

 

Los días y los ritos

 

 

I

 

Mi madre traga la espina del mundo
para que mi mano no se lastime
Vierte aún fríos los gestos luminosos
de las primeras horas del día
en la fuente llena de frutas
que guarda para serenar mi hambre

 

De su boca salen las nanas
que su madre no le cantó
 y a veces entre una canción y otra
un temblor delgado le sacude las mejillas

 

Mi madre es savia
El café de la tierra se desliza en sus ojos
como arena y tormenta
Yo juego a cazar las formas salvajes de su abrazo
mientras corremos entre los surcos del maizal crecido
que inventamos para romper el largo hechizo del verano

 

 

II

 

Desde hace más de una infancia
mi madre me enseña el lenguaje de las flores
que tenemos en el huerto

 

lavanda para mis sueños dulces
datura para no morir de espanto
manzanilla para el estómago inflamado
bugambilias para el dolor del pecho
cempasúchil para el llanto prolongado

 

y las dalias
las dalias son mi madre
enseñándome a cultivar
la paciencia que no tengo
Son el ojo abierto de su sonrisa

 

 

III

 

Mi madre camina descalza
sobre la tierra húmeda de la cocina
Abre la pesada puerta de mezquite
 y se aleja
Yo la miro hacerse pequeñita
entre los brotes de alfalfa
 y regresar agigantada
con las manos llenas de trigo

 

 

IV

 

Ella canta
De su pecho salen espigas y chupamirtos
Besa mis cabellos enmarañados
y deja caer sobre mis labios
un sabor de piloncillo

 

Ella gira
Con los ojos cerrados busca
el cuerpo del árbol más antiguo
le echa los brazos encima
y se queda quieta
escuchando el silencio
de ese ser erguido

 

Blanca hechicera
de breve sonrisa plateada
Las perlas vivas
detrás de su mirada
delatan su destino de
Nahuala

 

 

 

V

 

Un día tú sabrás
los cantos que harán de tu alma
un remolino
Vendrán a ti los pájaros
La hierba crecerá con tu latido
Y abrazarás la soledad de esta tierra
con todo su delirio
Para entonces
mi cuerpo estará marchito
pero no sufrirás
porque habrás aprendido a esperar la muerte
como un deseo tranquilo

 

 

 

MARIO FRAUSTO GRANDE

 

  


 

afectos líquidos

(crónica de beto, enrique y un patito de hule)

 

 

 

 

I (patito de hule)

 
la palabra amor es
imperfecta/ un cúmulo de cuerpos
que han importado más que otros/ silencios largos
donde la vida oscurece
y sólo queda una noche llena
de sangre/ así el beso
entre la mujer y el hombre/ su faena diaria/
así el sexo
entre dios y la fe
que multiplica las guerras
y propaga cráneos
como si fueran semillas de muerte/ así las relaciones
que hacen de su tiempo
un pacto de cuchillos/ el amor
debería ser otra cosa/ algo derramado
y fluido/ un camino
de sal para nombrar
la ruta de las aguas/ una palabra
más precisa/ donde el afecto
no sea sinónimo de dolor/

 

 

II (beto y enrique)

 
no pondré en la bañera mi corazón
sino mi mano, las ondas
para llegar atento a ti, para poner
una caricia firme
en medio de las gotas y sales,
no pondré más misterios
ni luces ocultas, sólo memorias
como un camino de espuma
que se cuela
entre el paso de los días, navegaré
hasta ponerte el estropajo
como un sol en la espalda,
no pondré más excusas, sólo manos desnudas
donde la piel se arruga
y los huesos se ablandan, diré tu nombre
y tu derramarás la transparencia del mío,
cada sílaba un latido claro
en las aguas, cada sonido
un retazo de luz para detener
la piedra del tiempo,
y en medio, en el sitio
donde nuestros cuerpos se lavan
sus codos y asperezas,
sólo quedará el patito de hule
como un testigo blanco
de lo que un abrazo
entre dos hombres
puede alumbrar

 

 

III (patito)

 
han hecho del amor
una piedra de sacrificios/ sangre
sobre sangre
en un duelo de dolores/ silencios afilados
para contar
los pasos tambaleantes
de sus huellas humanas/ quizá
amar sea otra cosa
mirarse las manos
sus líneas profundas/ seguirlas
como una raíz que los lleva
a un fruto lleno de lluvia/ quizá
ha hecho falta
que olviden la sangre y las piedras/
que tomen su corazón
y lo expriman/ que formen
con su jugo
una gota clara
que horade
poco a poco
la roca/ quizá
hace falta que el amor
sea otra cosa/ no más sacrificios
ni lanzas oxidadas/ no más clavos
ni silencios
que se acumulan como costras/
sigan las raíces claras
que les surcan las manos
y encuentren el fruto
que florece en sus días/
gota tras gota
la roca se quiebra
y la huella humana
de pasos tambaleantes
comenzará a retroceder/

 

 

IV (beto y enrique)

 
en ti miro la medida de lo que alumbra:
somos lámparas con el pecho abierto, cera
derramada en el camino oscuro
del tiempo, ¿en dónde multiplicaremos
la luz de nuestras bocas? quizá haga falta un dios
que abra los mares
y nos lleve
por este desierto que nos muestra
sus colmillos, quizá
haga falta un salvador
para que convierta en vino
los dolores que otros nos ponen
en la semilla tierna de nuestros cuerpos,
te miro
y sé que eres,
que soy,
que somos
lámparas con el pecho abierto,
la medida de la luz
nos recorre la carne, quizá
haga falta un cristo
un jehová, un yahvé
o como sea, o quizá
nos mintieron, quizá
hay un dios vivo en nuestra carne
y si multiplicamos los besos
las aguas se abran
y se inclinen
ante nosotros

 

 

ROBERTO MARTÍNEZ GARCILAZO

 

 


 

Un hombre duerme
Mientras Jesús reza en el monte de los olivos
hay una virgen traspasada
por un fiero cuchillo penetrada
Puede escucharse el poderoso latido del jardín
pueden verse tres árboles enigmáticos que se alzan
y siéntese la invencible persistencia de la vida inútil y la maleza

 

De: Abismo del mundo

 

OSCAR OLIVA

 

 


 

Me acuerdo que una de las lozanas guatemaltecas hablaba como si estuvieran floreciendo al mismo tiempo todos los flamboyanes.

 

GONZALO RAMOS ARANDA

 

 

 

Árbol bendito

 

 

Semilla sembrada, . . . planta,

brote de un bosque que encanta,

en la tierra tú te fundas,

con raíces muy profundas.

 

Creces adherido al suelo,

del planeta eres consuelo,

ecológicos anhelos

de llegar hasta los cielos.

 

Tallo de nudos, de yemas,

sabia corre por tus venas,

corteza de gran linaje,

si te dañan, ¡grave ultraje!

 

Arbol bonito, frondoso,

follaje que admiro, gozo

tus ramas entrelazadas,

por el tiempo, eras pasadas.

 

En vida serás bendito,

tu oxígeno necesito,

flores, frutos, medio ambiente,

copa de cima ascendente.

 

Has disfrutado la lluvia,

contaminación te agobia,

solo el aire a ti te mueve,

tu entereza hasta conmueve.

 

De tronco fuerte, muy grueso,

sombra brindas, más que eso,

fraternas, verdes tus hojas,

te lo juro, . . . te me antojas.

 

 

JONATHAN MUÑOZ OVALLE

 

 

 

 

El beso de la guerra

 


Soñé que te besaba…
En mi poema soñé que te besaba:
besaba la caída de tus labios,
besaba la explosión de tus pechos,
besaba el silencio de tus muslos.

 
Hoy quiero refugiarme en el presente para exterminar los vestigios del pasado.
Hoy quiero olvidarme de los conflictos del mundo para perderme en las utopías de nuestro amor,
perderme, quiero perderme como lo hice en cada recoveco de tu cuerpo:
pero ya no estás conmigo,
te fuiste a la guerra y perdiste la vida:
perdí yo,
perdió el país,
perdimos todos.

 
Lloro por la sangre derramada y por los cuerpos derribados,
lloro por el odio pregonado y por el llanto vertido,
lloro por la ceguera permanente de los pueblos
y por la penumbra cotidiana de los días,
pero sobre todo,
lloro porque ya no estás conmigo.

 
Cuando imagino tus besos: me saben a sangre.
Cuando imagino tu cuerpo: lo siento frío.
Cuando imagino tu voz: la escucho rota.
Cuando imagino tus ojos: ya no tienen mirada.

 
Soñé que te besaba:
besaba las heridas de una mujer aniquilada,
besaba las esquirlas de un amor extinto,
besaba los sueños de un país vencido.

 
En mi poema soñé que te besaba.
Y al despertar,
me atacó la ausencia helada de las sábanas,
me atacó el deseo de trazar tu cuerpo con mis manos,
me atacó el intento de besar cada espacio de tu piel,
y me atacó un estruendo insistente:
los bombardeos ya caían de este lado.
Así que pronto estaremos juntos
antes de que vuelva a despertar
solo, derrotado, recordándote.