martes, 26 de junio de 2012


FERNANDO PESSOA





No la que das, la flor que tú eres quiero...



No la que das, la flor que tú eres quiero.
Por qué me niegas lo que no te pido.
Tiempo habrá de que niegues
después de que hayas dado.
flor, ¡séme flor! Si te cogiese avara
mano de infausta esfinge, tú perenne
sombra errarás absurda
tras lo que nunca diste.

PILAR PAZ PASAMAR






Hasta luego



Me vais a perdonar, es ya la hora
de esconderme en el alma.
Una jornada como ésta tiene
demasiada luz.

¿Cuánta palabra hubo, cuánto vuelo
agobiador formaron los petreles?
El camino quedó como camino
debajo de los pasos?

Y tú, pobre emoción de cada día,
retornarás después de esta mañana?

¡Cómo duele ir al paso de las ancas,
las orejas tibias,
como se cansa el dedo que acaricia
las cosas cotidianas!

Hasta luego. Mi pecho no os resiste.
Ya vuestra mansedumbre me hace daño
¡y hay tanto que esperar en el silencio!

Mañana, quiera Dios, será otro día.

JOSÉ MARÍA PARREÑO





Descálzate...




Descálzate
los ojos:
el mundo es un jardín
de páginas
o un libro 

¿qué sabría
si no fuera por él? 

¿de quién habría aprendido
tolerancia y bondad
sino del suelo
que lo mismo alimenta
la ortiga que el jazmín? 

si no fuera por la noche
y el alba
¿cómo habría tenido la certeza
de que nada termina
de que todo termina
de que se llora hasta la última lágrima
y luego nos despierta
la serenidad? 

¿cómo habría escrito versos
sin escuchar el ritmo
de la lluvia?
¿cómo habría escrito prosa
sin haber visto que la nieve contaba
de manera distinta la ciudad?
¿de quién aprendí humor
sino de nubes? 

¿de quién paciencia más que del almendro
que espera el año entero
por un día? 

¿de quién pasión más fiel
que del torrente:
cada deshielo
buscando sin dudar
el mismo cauce? 

¿generosidad de quién sino de octubre
que marcha hacia el invierno
derrochando en monedas
el oro
que ganó bajo el sol? 

¿de quién sabiduría más que del paisaje
que en cada ocasión se las arregla
para hacemos anhelar
lo que inexorablemente
le sucede?

ALEGRÍA AGOSTO





Sin permiso



A la sombra de un lucero
mis sabanas reclaman el contacto
tu fragancia,
el sonido de tu risa,
tu sexo otro cause.
He de decir
que necesito tu derroche
la amenaza de apetencia insaciable,
tu experiencia que presiento por los muslos.
“Que tus huellas
Han tatuado por mis ingles”.

PEDRO GARFIAS





Otros poemas



II

Leer un poema es como amar a una mujer:
cuesta trabajo y tiempo comprender.
Se la conoce,
se la desconoce,
se la reconoce,
y un día se le siente
de la cabeza a los pies.