domingo, 28 de julio de 2019


EDUARDO MITRE





5



Entre tus piernas el blanco:
carbón de sangre
corazón de la hoguera.


De: “Húmeda llama”.


MARIO TREJO





Apuntes para una crítica de la razón poética



Digamos, por ejemplo:
por un punto dado fuera de la luna
sólo podrá trazarse a dicha luna
una perpendicular y sólo una.

O también:
llámase barroco a todo aquel
para quien la distancia menor
entre dos puntos
es la curva.

Preposición:
pasar de la poética de la moral
a la moral poética.

Ejemplo:
de dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo:
de la derecha cuando es diestra
de la izquierda cuando es siniestra.

En resumen:
más vale ser cabeza de león que cola de ratón.

El mejor modo de esperar es ir al encuentro.

PABLO ALDACO





Una gaviota inocente



Cuando rememoro en libros la historia de lo que nunca serás, desapareces como una gaviota inocente. Se esfuman las nieblas que cegaban el triste territorio de mis ojos. No quiero echártelo en cara, pero el balde de reproches está lleno de aguas gélidas, que algún día tuvieron la absoluta impaciencia de derramarse por temor a contenerse.


CAMILO ALEJANDRO POBLETE REY


  


Rutinas



Me hablas de nexus,
Cláusulas y subordinadas,
Excrementos lingüísticos;
Yo te hablo de ayeres

Que las ecuaciones,
Que el sesenta
Y el ochenta,
Que el noventa,
Quizás el cien, no lo sé.

Sé de aviones, de autos,
Política y literatura.
Me hablas del hambre,
del hombre y leo filosofía
que queda en el papel,
de revoluciones que no prosperan.

Nos deprimimos,
Nos reímos,
Cambiamos el mundo
Y bebemos vino barato.

Da lo mismo;
La noche no pasó en vano,
Jugamos en la cama,
Mientras nos arrepentimos,
Mientras unos hacen logaritmos,
Mientras otros disfrutan
del amor,
Mientras otros lloran por sus vidas
y otros matan por la misma.

¿Qué nos queda?
Sigamos en lo mismo.


GABRIEL CELAYA

  


Un día entre nosotros



Yo me siento. Tú te sientes. Nos sentimos,
estamos juntos. Somos
terriblemente dichosos,
como el cielo siempre azul, como el espanto,
como la luz que es la luz,
como el espacio.

Si ahora me preguntaran por qué estoy tan contento,
diría: «Porque soy.»
Y al decirme sería un poco menos.
Si tratara de explicarme surgirían como sierpes
desenvueltas y en combate mis ambiguos sentimientos.
Pero soy solo. Sí. Soy. Te creo.

Estas aquí, en mí mismo.
Ni te veo, ni te pienso, ni te beso, ni te sueño.
Sólo estás. Estoy contigo. Yo, a tu lado, Tú conmigo.
Estamos uno en otro, tan reales
que con ser poco, ese poco es ya bastante.
Estamos en lo que somos, de puro simples, totales.

Estamos donde siempre, callados. No hay motivo
razonable para ser tan ferozmente dichosos.
Pero sacan el porrón de vino, las chuletas,
la ensalada, el Cacciotta ricamente podrido,
el jugo de naranja, los cafés, la ginebra.
Estamos juntos y todo nos sabe por eso a fiesta.

Soy feliz, ¡tan feliz!
Si ahora me levantara saldría por el techo.
Estoy, como se dice vulgarmente, contento.
Vivo, vivo, y contigo
comprendo que vivir es algo muy sencillo.
El corazón ha abierto su mano y yo deliro.

Me dejo estar. Te quiero. Todo es bello.
Irradio una certeza fulminante.
Soy el alguien tremendo que en ti se basta a sí mismo.
Soy mi absoluta presencia (¿qué pasa?)
que está aquí (¡perdón, nada!).
Soy contigo y tú conmigo, el imán de los prodigios.

¿Quién creería si nos viera que cada día, obtusa,
la desgracia del mundo de fuera nos arrastra?
¡Amor besa mi muerte! ¡Dolor, sé voluptuoso!
¡Oh tú, Necesidad, pon la burla en mis ojos
y en pecho ese ritmo de la paz y la guerra
que son a una el latido fatal de la belleza!

¡Ahora, mi ahora mismo,
sé límpido y valiente, la alegría ganada
a los monstruos informes, y a lo triste sin alma!
¡Oh tú, mi yo más bello, mi más que yo, mi amada,
manténme con tus ojos suspenso, nunca grave,
y sea siempre magia la vida cotidiana!


DANIÈLE TROTTIER





Íntimo desastre



Qué esconde                             
dentro de su chaqueta                   
de fiero potrillo                       
la sangre bebe                         
y se exhibe                             
alrededor de la herida                 
la floja tela del pantalón             
el cinturón de hebilla ancha           
el pelo demasiado corto                 
la vena salida                         
la sangre se derrama                   
y canturrea                             
en la alfombra                         
qué inabarcable                         
dolor                                   
se oculta                               
en su terca frente                     
de joven agrietado                     
enamorado roto                         
frágil como la escarcha del alba       
conmovedor hielito de primavera         
que llora sobre nuestras cabezas       
su corazón hecho trizas                 
hombrecito  pajarillo                   
fracturado  mal armado                 
golpeado cojo adolorido                 
la sangre se va secando                 
y se seca                               
alrededor nuestro                       
el rifle que disparó                   
el gatillo colgando                     
el íntimo desastre                     
de aniquilarse                         
a los catorce