jueves, 20 de febrero de 2020


JORGE MADRID





Premonición al que mira al pueblo Huichol



No veas las dunas tiradas en el llano,
dormidas como los esqueletos de los ancestros.
Ni trates de encender el fuego para ahuyentar a los coyotes,
tercos como la desnudez de los dioses.
No te acerques a la sombra de los abismos,
al traje de forastero,
abandonado como piedra entre
los hombres.
No veas envejecer la luz sobre los altares,
ni pongas en el pecho los cuencos que hemos cargado.
(El sol es un crótalo dormido en la cima de Teotihuacán)
No esperes como el Xoloitzcuintle al que se despide obsidiana en mano.
Ni ames más allá de la víspera
del jaguar.
La sangre de tanto tropiezo determina el camino a seguir.
Un aire antiguo conmueve los taludes.
El silencio es un salmo ahora en ruinas.
Lo colosal de la lluvia,
y basta saber que el canto
del Cenzontle,
está intacto en sus ojos.



CIRCE MAIA



  

Raíces



Hoy de mañana
tuvimos que arrancar unas hierbas
que creían por todas las ranuras.
Se arrancaron las hierbas
y quedaron al sol temblando las raíces
como sorprendidísimas… ¿y esto?
¿De lo oscuro a lo claro en un instante?

Muerte invertida, rara:
de la tierra cerrada y ciega
al ojo azul, que todo lo traspasa.

Abrirse a todo aire: perderse.
Soltarse a toda luz: también perderse
dicen las raíces
temblando.



BLANCA ELENA PANTIN





  
Gráciles en el jardín
las ardillas nos alegraban
con sus gracias
La gracia de las criaturas
epifanía de la infancia
Pero esa noche
algo que no sabemos ocurrió
y las encontré
al amanecer
cuando todo era luz
una, junto a otra,
las ardillas
muertas
Entonces las tomé con las manos
y las sepulté,
una junto a otra en el jardín,
al lado del árbol, protegidas
por las piedras,
las ardillas


IRIS KIYA





Disquisiciones para cortometraje



Dime niña,
tus cabellos se impregnan de avena,
tu cabellera pendenciera
tu cabellera enciende
              el dolor de los túneles
y las luciérnagas se hacen más amarillas cuando
se adelantan al viento del atardecer
cuando los trenes crepitan en los andenes
Dime niña,
¿alguna vez te gustó jugar al póker?
intuyo que cada partida era un as para levantar los muslos
¿alguna vez te gustó medir la distancia en los mapas que eran regalo para los infantes?
Dime niña,
¿A dónde vas?
tus cabellos se impregnan de avena,
tu cabellera pendenciera
tu cabellera se enciende en la noche cuando dejas Ítaca
          los pasajeros que juegan al póker contigo
jamás entenderán porque necesitan cuatro ases para llegar a Ítaca
            siempre se vuelve a Ítaca
Dime niña,
aquellos zapatitos negros tuyos
no podrán nunca llegar a la ciudad que anhelaba Kavafis
a menos que muestres tus labios,
aquellos que se torcieron como la trompeta de Chet Baker
no me sirven tus zapatitos negros
sé que estás de luto
Dime niña,
¿por qué tu cabellera de avena se esconde en la noche de los tulipanes?
en las tazas de madera que incineran café y azafrán,
en las enaguas de tus vestidos que no tienen más que hilos acordonados por las Moiras
Dime niña,
¿por qué no vuelves a Ítaca?


Márgenes infrarrojos
L´image, une forme de violence
Milton Steiner – Compilador


CARMEN NOZAL





Doscientos años



Tarda la luz en llegar a la tierra.
Doscientos años, el amor.

Si no fuera por la vida
sería piedra,
concha,
un objeto cósmico más.


De: “Un látigo para domar la lengua”


INGRID BRINGAS





Nueces



En la humedad de mis manos se posó un pájaro
sus alas sobre mi palma rompiéndose como dos nueces
la quietud de su corazón era honda
su canto frondoso
escuché su propia voz
que era mi canto – sus plumas brillantes
lo solté
sacudió mi desgarrado silencio que ostenta la alegría
en el fondo de mi pecho.