jueves, 23 de abril de 2020


RAFAEL POMBO





AL DESPEDIRME

  de la señorita D. O. para Nueva York, escritos en su álbum.



¿Un verso o una lágrima?

¿Cuando un adiós vengo a dar
Pedirme un verso mi amiga?
¿Qué quieres que en él te diga,
Si hoy sólo puedo llorar?

En este blanco papel
¿Qué puedo hacerte yo ahora?
En vez de un verso, señora,
Vierto una lágrima en él.

Y bien mi lágrima está,
Ella por mí poetice,
Pues lo que el verso no dice
La lágrima lo dirá.

No has de sospechar que yo
Miento aflicción lisonjera:
Un verso mentir pudiera,
¿Pero una lágrima? ¡No!


JUAN EGAÑA





Amor



Vendrá una hora blanda, y yo le diré: —vamos—;
Y ella, sus manos dulcemente me tenderá…
Nadie nos verá ir por el blanco sendero…
Y nos alejaremos, para no volver más…

Y en la paz de sus ojos se copiará el camino
Todo lleno de luna y de serenidad,
la noche elevará vibraciones lejanas…
y nuestros labios, juntos, nunca se saciarán.

Y correrán los días tranquilos y callados;
Y una tarde muy lejos de la torpe ciudad,
donde no pesará la ausencia del hermano,
nuestras espaldas beatamente se curvarán…

Pero siempre serán sus palabras amigas
y sus manos tendrán la misma suavidad
para posarse sobre mis ojos afiebrados…
mis ojos, los que un día le enseñaron a amar…

Será una tarde plácida… ¡tiene cosas la vida!
Llamará muchas veces… ¿quién le responderá?
Y entibiarán mis carnes gratamente sus lágrimas,
Y mi espíritu, triste, mirándola, se irá…



MARITA TROIANO





Confesión



(Practico con regular frecuencia
actividades solitarias
rituales ajenos, comunes circunstancias
u otra cosa, de cualquier naturaleza
Cocino los feriados y domingos
Escribo lánguidos versos por las noches
alimentando insomnios penitentes, repetidos
y por ultimo,
me masturbo
en la ducha, en las mañanas
dominada por el aroma de dudosos jabones
y abundante espuma blanca

Si alguien considera que necesito compañía,
para cubrir una posible deficiencia en mi conducta
puede hablarme cualquier tarde
Presentarse,
Y si cumple con algunos requisitos mínimos
como, hablar lento
y tener los ojos claros
compartiremos el domingo las recetas
le permitiré transcribir con letras góticas mis versos
y cuando caigan por el suelo
las restricciones consabidas,
y las ropas
viviremos un ménage a trois con mi tristeza.)



SANTA TERESA DE JESÚS





Ayes del destierro



¡Cuán triste es, Dios mío,
la vida sin ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Carrera muy larga
es la de este suelo,
morada penosa,
muy duro destierro.
¡Oh sueño adorado!
sácame de aquí!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Lúgubre es la vida,
amarga en extremo;
que no vive el alma
que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
que soy infeliz!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¡Oh muerte benigna,
socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi Amado,
estar junto a Ti!
Ansiosa de verte,
deseo morir.

El amor mundano
apega a esta vida;
el amor divino
por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿quién puede vivir?
Ansiosa de verte,
deseo morir.

La vida terrena
es continuo duelo:
vida verdadera
la hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
que viva yo allí.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¿Quién es el que teme
la muerte del cuerpo,
si con ella logra
un placer inmenso?
¡Oh! sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mi alma afligida
gime y desfallece.
¡Ay! ¿quién de su amado
puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
aqueste sufrir.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

El barbo cogido
en doloso anzuelo
encuentra en la muerte
el fin del tormento.
¡Ay!, también yo sufro,
bien mío, sin ti,
Ansiosa de verte,
deseo morir.

En vano mi alma
te busca oh mi dueño;
Tú, siempre invisible,
no alivias su anhelo.
¡Ay! esto la inflama,
hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.

¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
el perderte temo.
Tal pena me aflige
y me hace decir:
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Haz, Señor, que acabe
tan larga agonía;
socorre a tu sierva
que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
y sea feliz.
Ansiosa de verte,
deseo morir.

Mas no, dueño amado,
que es justo padezca;
que expíe mis yerros,
mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
te dignes oír:
Ansiosa de verte,
deseo morir.


AMANDO CARABIAS





 Versos como carne
  
Para María Jesús Lloréns,
que me ha empujado para no desfallecer



Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como labios
besando las heridas de los pobres,
o besando las llagas que se pudren…
Carne como labios
besando las miradas solitarias,
o besando las manos temblorosas
de un anciano…
Carne como labios,
besando en esos besos que son llama,
besando los deseos inflamados...

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como dedos
desgarrando injusticias y mentiras,
condenas ilegales de inocentes…
Carne como dedos
aplastando cañones asesinos
de flores y de risas y de razas…
Carne como dedos
acariciando esclavos indefensos,
denunciando negreros perfumados...

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como sueños
que los niños convierten en idilios,
en risas que alborotan funerales…
Carne como sueños
pintando de colores tanto miedo,
impregnando recuerdos del pasado…
Carne como sueños
danzando libres en la noche oculta,
y más hermosos cuanto más usados.

Quisiera que mis versos fueran carne…
Carne como ríos
salpicando de luz el vientre oscuro,
vivificando anhelos, pez en vuelo…
Carne como ríos
remontando los montes de las penas
profundo cauce para vuestros sueños


WYSTAN HUGH AUDEN





Rimbaud



Las noches, los túneles, el mal tiempo,
sus horribles compañeros, lo ignoraban;
mas la mentira del retórico, en ese niño,
reventó como una gaita: el frío había hecho a un poeta.

Su amigo, lírico y débil, le traía tragos,
sus cinco sentidos sistemáticamente derrengados;
puso fin al sin sentido acostumbrado,
hasta que de la debilidad y de la lira fue apartado.

Los versos eran una especial enfermedad de los oídos;
la integridad no era suficiente; eso parecía
el infierno de la niñez: debía intentarlo de nuevo.

Ahora, galopando a través de África, soñaba
con un nuevo yo, un hijo, un ingeniero:
su aceptable verdad para los hombres falsos.