martes, 30 de abril de 2013

HÉCTOR ROSALES





La pausa

  

en la segunda puerta de casa
de brazos cruzados y de pie esperando
la muerte

le telefoneo y aviso
que llegaré tarde
que no se preocupe que duerma

me contesta:
“no me moveré de aquí”

mi pausa
temblorosa y prolongada
no sabe qué
dec(...)ir


ELENA TAMARGO





Mar de mi patio



Y si llegaras mar
cuando mi cuerpo fuera tierra arada
y lloviera en mis ojos?
Alga y sal de prusia calentura
¿no te crecen las uñas?
Te veré frente a frente
presa en tus quemaduras, levantando las cejas
dejando ver los ojos con esa indiferencia.
Cómo tú eras cuando yo te elegí.
Diosa naciendo y destronando diosas
si tú al verme fijaras la mirada.
Ven hacia mí, no tardes
puedo perder las fuerzas.
Estoy sola bailando y en mi musgo
me pisan miles de pies desesperados.
Sácame este mareo
este jilguero tosco que custodia mi blanco
esta brújula adivinando el este.
Si te demoras se deshace mi estatua
este cuerpo que danza maravillosamente.
--¿Qué hora es que no llegas
perfumando las calles con tus pescados frescos?--
Mar de mi patio, mar atormentado
lo que me duele
es que mis días
se vuelvan más y más de tierra.



SERGIO GARCÍA ZAMORA






Recostado a las columnas



Recostado a las columnas
que suponen fuerza,
es decir, suponiéndome fuerte
pues nadie a quien yo ame
ha muerto todavía
o se ha marchado del país
-que es lo mismo-;
recostado, digo, a las columnas,
ladeo la cabeza
ante el fotógrafo inexistente:
muchacho desaparecido
por ambiguas razones
como el claroscuro de sus imágenes.
Igual a un muerto o un proscrito,
quise alguna vez,
en la mañana de los dioses,
retratarme en blanco y negro
como nuestra vida,
pero aquellos a quienes amo
me convencieron de mi fuerza.


ANTONIO MURCIANO





Vuelta al amor



Ya estoy de vuelta, amor, viniendo estoy,
llegando más a ti cada rodada;
no vuelvo a lo dejado la mirada,
siempre adelante remirando voy.

Hombre que sueña y que se acerca soy,
hombre que viene por la madrugada,
que anhela y goza y tiembla la llegada
muerto de ayer y redivivo de hoy.

no sé si de mis huertos, de mis rosas,
si vengo de mi campo con espinas,
si del mundo, no sé, si de mis cosas...

Sé que soy hombre que se acerca al beso,
hombre que sueña pueblo con esquinas,
hombre que sueña que se acerca... Eso.



NATALIA LITVINOVA






Nostalghia



¿Por qué nunca me tomaste de la mano

mientras me desconocía cruzando las calles?


Del libro “Lengua esteparia”



ALBERTO ROJAS JIMÉNEZ






No encendáis las lámparas…



no encendáis las lámparas
ni me llaméis.
Dejadme aquí sin luces.
Mi alma está mejor en la penumbra.
Ved cómo la sombra maravillosa
envuelve mi frente.
Mirad mis manos,
mirad mi aspecto dulce
y que os oiga decir:
“Dejadlo está soñando,
dejadlo solo, allí sin lumbre”



lunes, 29 de abril de 2013

ELENA TAMARGO





Habanera Yo



Soy otra vez muchacha en el invierno
y nadie me regala una gardenia.
Pero el regreso de mis lunas
ahíjo taciturna del fondo de la calle
casi feliz, aletargada
bajo esta piedra roja.
Retozo como un campo florecido
es la herencia adecuada de una mujer despierta
un sueño desprendido del cuerpo que lo ha usado.
Los lirios de Rosita
mis únicos testigos
esperan la lechuza
en el silencio mío del oeste.
Vuelvo en la medianoche de este invierno
acércate a escuchar mi tambor y mi oboe
acércate con riesgo de hechizarme.
Ciudad, ciudad
no mates mi manía de ser bella
de pasearme desnuda y cepillarme el pelo.
Ciudad con pajaritos y cisternas
el probable lugar donde acabó una historia.
Ay, mi ciudad
mi pasto
mi sitio recurrente
a la hora en que duermen las palomas.
Ciudad que has bendecido mis vigilias
arrástrame hacia el mar
sin farolas ni víctimas
con algas en mi pelo
y en tu pelo de sal.





HÉCTOR ROSALES





La demora


  
La demora, enhiesta en su altivez torturante,
cuidadosa perfora,
una a una,
las hojas del instante.

Es como si niños con un control remoto
estuviesen jugándome al desgaste.

Arrollarse en el frío ademán del aire;
comprimirse en la esencia de la angustia
y ver desde muy lejos
—mustia—
la ilusión nacida de feliz pasado.

Buscar ansioso un orificio en la noche
donde se pueda ver el sol del mañana.
Aquietar el estertor en esa mirada
que no está aquí, pero me ve
escapando de recuerdos indelebles
que se apoderaron de mi habitación.

Rara es la lucha de los núbiles deseos
que resbalan la prisa y caen,
golpeándose en la demora desesperante
que perfora desde siempre,
una a una,
las hojas del instante.

SERGIO GARCÍA ZAMORA





Horror, plenitud

  
Ahora que han vuelto las abejas a tu boca
Para decir lo dulce, lo intocado,
Y eres rubio y degustable
Como la sangre del girasol,
Y puede tu juventud justificarlo todo:
La esperanza y el desconcierto
Y hasta la belleza que no te deja ser bello.
Ahora que transcurre la cuaresma
Y caen las hojas vinosas,
Y sobre las hojas un muchacho,
Y sobre el muchacho el asombro,
Y tú que has visto su cara
Roja también como las hojas,
Agradeces el agua, el aire y la amistad
Y la maña impostergable de mañana.
Ahora que temes dormir
En la misma posición de su caída
Y andas la noche para negar su rostro,
Pero su rostro sobrevive a la noche
Y ya es el alba donde amanece siempre.
Ahora que hablarías de la plenitud,
Como se habla de un campo de girasoles,
Si no fuera porque hay en tu ojo
La quebradura de una estrella,
Si no fuera por la elegancia del silencio
Que es tu común frivolidad,
Si no fuera porque eres culpable
Del alma que te escucha.
Ahora que debes amar o no amar nunca,
Comienza ya sin temor
La sonora catedral de tus abejas
Y la fiesta de los días,
Y respira vasto como el mar para los tuyos
O como el viento lustral de la cuaresma,
Y pon tu palabra
Como una gota de miel en sus pupilas,
Aunque el desconcierto sea
Esas hojas que parecen no tocar jamás la tierra
Pero que al fin caen
Sobre el cuerpo descubierto del suicida.

ANA MIRAVALLES






Rosana:



- “Treinta y siete vestiditos traje
hechos por mi abuela
cuando vine de Italia
y mi mamá también. Aquí
me mandó a aprender
a bordar a máquina
me compraba
cosas para bordar
me sentaba
dos horas por día, eso
tenía que aprender yo.
Y en la Lanera arreglaba
las telas que salen
del telar con fallas
con una aguja
de acuerdo
a la trama,
la tela
la vas tirando,
una persona
marca
qué tipo de falla
por ejemplo,
un hilo más grueso,
tenés que cambiarlo
todo, a veces,
de punta a punta,
sesenta metros.
...
Aprendí a coser cuando tenía
los chicos chicos
con pedazos buenos les hacía
pantaloncitos,
enteritos
con una revista,
con los moldes pero,
porque,
por necesidad,
viste,
aprendés a coser,
no porque mi mamá me mandara
o porque a mí me gustaba,
porque no ....
los chicos me dan
las medias, ahora,
las miro,
las dejo,
las pongo en una bolsita
para que no se me pierdan
Un día digo: - ‘bueno,
hoy agarro la aguja’;
me siento
y llueve,
es matemático.”


De la serie “Conversaciones”


NATALIA LITVINOVA




  
Los ojos


En realidad los días no pasan. Nadie envejece.
Los ojos, sirvientes de otro cielo, trazan arrugas en los rostros.
Empañan los espejos. Le dan peso a las piedras.
Quizás los días no pasan. Las hojas no se queman.
No marchitan los jardines. Los pájaros no abandonan
continentes.
Son los ojos. Visten diminutas muertes.
Sin que nadie vea.

 De "Grieta"

FRANCISCO HERNÁNDEZ





53


¿Dónde se guarda el equilibrio?
¿En un baúl donde todo lo que brilla es oro?
¿En un frasco de tinta donde, al menor contacto,
surgirá derrames?
¿O dentro de un cuarto asfixiante
donde coinciden pesadillas con duración de siglos?
No lo sé. Yo nací desequilibrado
y caminar apoyándome en los muros o en los árboles
es parte de mi naturaleza.
Para encontrar el equilibrio bebo mis orines,
mis oscuros orines añejados.

De “Una isla de breves ausencias”

domingo, 28 de abril de 2013

ANA MIRAVALLES


  


Profesora de canto:



- “De aire,
hay que hacer un colchón
de aire en los pulmones
hay que darle
dirección compactarlo
mandarlo
todo
para adelante
que salga.
Ese es
en definitiva el único
material que tenemos”.

De la serie “Conversaciones”


SERGIO GARCÍA ZAMORA





Ventajas de la poda



Las muchachas cortan sus cabellos
Con la esperanza del renuevo.
En un tiempo la cosecha segunda
Fue tan vasta como el primer corte.
En un tiempo el pordiosero
Cortó nuestro césped
Por la baratija de su alcohol.
Ciertos animales podados en luna nueva
Son ahora más dóciles, más nuestros:
Los gallos de la lidia,
Perfectos como águilas de patio,
El perro desorejado,
El toro nocturno que amanece buey.
Ciertos frutos tomados en menguante
Alcanzan la real maduración.
Así, de lo infértil y demasiado
Podan tu vida hasta que parece bella.
Quien haya perdido una mano
No servirá en el ejército.



RAQUEL LANSEROS






Paradoja



Mis amigos hacen arder sahumerios
releen libros de mantras
decoran sus paredes con letras orientales.
La mayoría ortodoxa
tiene clase de yoga tres veces por semana.

La última Navidad
abogué por frenar
la cota de consumo irresponsable.
Soy un pobre aprendiz de budista.
Fabriqué mis regalos artesanalmente
reciclando residuos imaginativos.
¡Qué triste desengaño! Esta iniciativa
distó mucho de hallar el éxito esperado.
Se siguieron prendiendo
veinte velas a dios y dieciocho al diablo.
No conseguí sino un escaldamiento.

Desde entonces
los mismos que predican una existencia zen
me acusan de tacaño.



ESPERANZA ORTEGA






En un árbol escrito



Nunca nada de ellos te había conmovido,
ni siquiera sus nombres.
Recogías del suelo
a veces una hoja desprendida a tu paso,
la mirabas ausente
con tosca indiferencia,
segura de su verdor, que iba a responder
con el silencio suyo a tus preguntas, ¿cuándo?

Debajo de sus copas pasó el amor contigo
y aspiraste el perfume
de su hospitalidad ensombrecida,
mas no leíste nunca
su caduca escritura,
los trazos del reflejo inestable del sol
en la sombra que era de tus sueños cobijo.

Ahora no responde, ahora te interroga:
¿desde dónde ha caído esta hoja amarilla
sobre el papel en el que escribes?

Y mientras se deshace
en tus manos su escuálido esqueleto,
le contestas que has visto esta mañana
al mirar a tu hijo
-que de repente es alto, tan alto como ellos-
la esbeltez de sus troncos,
que en su vello incipiente hay restos de resina
e intuyes en sus labios un sabor de raíces.

¿Lo recuerdas ahora? Ése era el mensaje
perenne, de aquella escritura:
en ti había un árbol,
de su copa ha caído esta hoja amarilla.
El árbol que ha brotado de la alfombra invisible
de las horas de espera,
aquél en el que añoras llegar a cobijarte,
bajo la sombra tuya,
junto al tronco soñado
en cuyo cerne estaba escrito este poema.

De "Lo que va a ser de ti"




NATALIA LITVINOVA






Nada




Hinchados los márgenes con el devenir

ojos arrancaron mi cara ante el infinito

mientras nada era propio.

¿Acaso nada es lo único propio?

mi nombre nada

mis restos nada

el ojo nada siempre nada

Aquí no estoy,

este cuerpo no es el que será,

esta boca besa lo desposeído.

-Salvemos al lúgubre,

al que no tiene pupilas

me dijo,

yo escuché nada.

La poesía se vio la cara

y era mía la cara y lo que vio

-Ya verás,

te daré cielo en versos prolongados

me dijo,

mientras yo no tenía ojos

mientras entendía nada.


Del libro inédito “Lengua esteparia”




FRANCISCO HERNÁNDEZ





43


Las flores se cierran cuando tropiezo.
Debo verlas de lejos o esperar a que el pensamiento se acerque a ellas y vuelva con algo de su forma o su perfume.
Pero hay ocasiones en que el pensamiento se aleja durante días y la desesperación me lleva a colgar mis tobillos de la rama de un árbol.
Así las flores se abren y el pensamiento regresa nuevamente a mi cabeza.

De “Una isla de breves ausencias”



sábado, 27 de abril de 2013

RAQUEL LANSEROS





Beatriz Orieta



Maestra nacional (1919-1945)


Los niños corren y saltan a la comba.
Beatriz Orieta pasea junto a Dante
sorteando los pupitres
[en medio del camino de la vida...]
Tiene litros de frío mojándole la espalda.
Apenas pueden nada contra él
los míseros tizones del brasero oxidado.

Entran al aula los gritos infantiles,
huelen a tos y a hambre.
Algunas veces,
Beatriz Orieta casi no contiene
las ganas de llorar
y mira las caritas sucias afanándose
en recordar las tildes de las palabras llanas.

Prosigue Dante todo el día musitando
en el oído de Beatriz Orieta
[...amor que mueve el sol y las estrellas].

Ella siente de veras
que otro mundo es posible
al lado de este mundo gris y parco.

Contra el lejano sol
del lejano crepúsculo
dos amantes se miran a los ojos.
Beatriz Orieta está
apoyada en su hombro.
Los álamos susurran las palabras de Dante.
Los amantes son túneles de luz
a través de la niebla.
Los besos puros son las amapolas
de un cuadro de Van Gogh.

Pasa el invierno lento como pasa un poema.

Pasan el frío andrajoso, la fiebre y el esputo
y toman posesión del blanco cuerpo
igual que las hormigas invadiendo
esas migas de pan abandonadas.

Sesenta años después, entre las ruinas verdes
leo un descanse en paz envejecido
sobre la tumba de Beatriz Orieta.

El silencio es de mármol.
El silencio
es la respuesta de todas las preguntas.

Unos metros más lejos, hace sólo dos años
yace también el hombre
que, apoyado en el hombro de Beatriz Orieta,
dibujó un corazón sobre un tiempo de hiel.

¿Qué más puedo decir?
Que la vida separa a los amantes
ya lo dijo Prévert.
Pero a veces la muerte
vuelve a acercar los labios
de los que un día se amaron.



ROGELIO GUEDEA





Y estas ansias...



¿y estas ansias que levantan a oscuras mi esqueleto
y hacen cielos como alas o maderas que no paran
de crujir? ¿y estas ansias llovidas por ajenas lluvias?
¿y este dolor despertado en el meritito amanecer? ¿qué
son a estas horas? ¿qué anuncian estos mares o veredas
que nacieron para llegar a ti? ¿son hambres como
arroyos salidos del caudal? ¿son incendios? ¿vidas
que pagué viviendo? ¿pagaré no verte años? ¿días
como siglos con estas ansias? ¿son ansias o temores
o qué son? ¿por qué ciegan y agrietan mi alegría? ¿por
qué cavaron norias en mi  soledad? ¿y por qué tormentas
o sequías se extienden al nombrarte. país?  


De “Ni siquiera el tiempo”


GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER






XCII


Para que los leas con tus ojos grises,
para que los cantes con tu clara voz,
para que se llenen de emoción tu pecho
hice mis versos yo.

Para que encuentres en tu pecho asilo
y le des juventud, vida, calor,
tres cosas que yo no puedo darles,
hice mis versos yo.

Para hacerte gozar con mi alegría,
para que sufras tu con mi dolor,
para que sientas palpitar mi vida,
hice mis versos yo.


ESPERANZA ORTEGA





Nadie ha vertido...



Nadie ha vertido
sobre su alfombra
las tinajas
ni golpea en su noche
los barrotes del sueño

-ella intenta alcanzarlos-

pero nadie
nadie es el que corre las opacas cortinas
el que esconde las cartas

el que no ve
a esa mujer que cruza

nadie es el que ríe
mientras hurga en la herida de su único ojo

se llama nadie
ha plantada sus tiendas
a ese lado del río

y por nadie responden todas las cosas muertas
que vigilan

De "Lo que va a ser de ti"


NATALIA LITVINOVA




Pequeñas inconsciencias


Tengo los ojos preñados
y tienen que dar a luz


Del libro inédito “Lengua esteparia”


FRANCISCO HERNÁNDEZ





2


Le petit mal?
El que se apoya en el relámpago
de la desconexión.
El que permite descender sin rumbo ni rocio
hacia la Isla de las Breves Ausencias.
El que nos provee, en cuanto lo pidamos,
de heridas en la frente, labios deformes
y un riachuelo de saliva.
dominador del cuello.
Sí, quedarse balbuceante como un idiota.
Como alguien inventado por alguien
que se opone a transitar por una Isla
donde predominan hileras de zumbidos.
Sin embargo, dentro del cerebro de ese idiota,
se produce un golpeteo de fragua.
Así ninguna idea puede desmembrarse,
ningún martillazo es capaz de endulzar tímpanos
y ninguna sombra practica reverencias
a los derrumbes monumentales.
El tiempo es sin ser medido ni registrado
y yo no soy siquiera
una pérdida de tiempo.
¿Puede alguien citar sin indolencia
mi nombre de pila?
¿Cómo enunciar una palabra que tenga
mi estatura, mi perfil de península
o mi tendencia a escupir sangre?
Mapa podría ser la palabra.
Mapa: inconfundible quitasol para extraviarse.
O escama de reptil amplificada
donde la equis nunca marca el sitio del tesoro.

De “Una isla de breves ausencias”



viernes, 26 de abril de 2013

ANA MIRAVALLES




  

Guillermo:



- “’Corte y confección, parece’ -
dice, mientras estira
las dos hebras de hilo
y me anuda
la piel anestesiada.
Yo le hablo de cuchillos y bisturíes,
y él responde : - ‘a mí
suturar
es lo que más me gusta;
y cuando es
cirugía mayor
traigo mi propio porta-agujas.
Si me voy de vacaciones,
a la semana,
ya empiezo con las manos,
que no sé qué hacer
y entonces me pongo
a hacer boludeces,
castillos, por ejemplo,
con arena
con barro
o lo que sea’ ”.


De la serie “Conversaciones”



RAQUEL LANSEROS



  

Un joven poeta recuerda a su padre



Ahora ya sé que pasé por tu vida
como pasan los ríos debajo de los puentes,
-indiferentes, turbios, orgullosos-,
con la trivialidad desdibujada
de las pequeñas cosas que parecen eternas.

Muchas veces lo obvio
se oculta tras un halo de extrañeza,
tras la costumbre lenta, indistinguible
del aura fugitiva de las vivencias únicas.
Es difícil saber
que la belleza abrupta del vivir cotidiano,
tan desinteresada de sí misma,
nacida sin clamor ni pretensiones
es en esencia tan mágica y rotunda
que resulta imposible de imitar a propósito.
Y es aún más difícil
comprender que la fiesta de las cosas sencillas
casi siempre termina
mucho antes que la voluntad del festejado.

Inmóvil vi pasar ante mis ojos
el desfile callado de tu vida
con tus sueños cansados en otoño,
tus alegrías de puertas para adentro
y tus desvelos discretamente cálidos.
Creo acertar si digo
que nunca te di nada que no fuese
un préstamo a mí mismo.
Te pedí, sin embargo, tantas cosas.

Hoy, inmóvil de nuevo, asisto inerme
a este desfile amargo de tu ausencia
mientras mi corazón -dividido y atónito-
comienza a descubrir que la vida va en serio.

Te recuerdo. Hace frío
y el frío me devuelve
aquella forma tuya tan sutil
de ofrecerme a la vez un corazón errante,
la suerte en un casino de Las Vegas,
la lluvia indescifrable del desierto,
los versos de Machado en un suburbio.

Ahora ya sé que pasé por tu vida

indolente y confiado, -sin asombro-,
como suelen vivir todos los hombres
que no conocen todavía la pérdida.

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER






XCIII



Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte
¡rogadle por nosotros!

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas
¡rogadle por nosotros!

Almas cándidas, santos inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
¡rogadle por nosotros!

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario
¡rogadle por nosotros!

Mártires que ganasteis vuestras palmas
en la arena del circo, en sangre rojo,
al que os dio fortaleza en los tormentos
¡rogadle por nosotros!

Vírgenes semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura
¡rogadle por nosotros!

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
¡rogadle por nosotros!

Doctores, cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber, rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible,
¡rogadle por nosotros!

¡Soldados del ejército de Cristo!
¡Santos y Santas todos!
Rogadle que perdone nuestras culpas
¡a aquel que vive y reina entre vosotros!

ROGELIO GUEDEA




  
En el cielo crecido de fulgor...



en el cielo crecido de fulgor. agrio de noches que
comí. recordé la vez que mamá me sacó como pedazo
arrancado de su carne. recordé un día esa noche que no
podía salir de su carne magullada. sucia como casa que
no alquiló nunca la alegría. condenada estuvo de mí a
tenerme. condenada. y abuela carito dicen que la consolaba
con emplastos. con lluvias que hizo caer para que mamá
no llorara mi desgracia más. tía yolanda y tío jorge se
hermanaron. dicen. tío jorge sudó fuegos que ya se
marchitaron por sacarme. lo que pasa es que yo no quería
salir de ahí. estaba bien ahí mamando de su sangre.
alimentando mi gloria pequeñita. ahora tío jorge maldice
mi existir. maldice mi escribir poemas a tu rostro. me
maldice. y tía yolanda se quedó callada como muerta. que
aún es peor. y cuando salí por fin de esa iglesia que parecía
una mar llena de veleros. pececitos. peñas o peñascos o como
se diga. vi a papá llorando como niño del que dios no se
acordó. lo vi tirado como caballo viejo. llorando porque el
señor doctor le dijo esta criatura mejor debió morir. eso le
dijeron los doctores matadores a papá que lloraba. si tú lo
hubieras visto como yo lo vi. mujer. te hubieras también
llenado de amargura. un charco de amargura se hubiera
clavado como palo en lo tierno de tu amor. eso dijeron los
doctores. los doctores dicen cosas que ellos nunca entienden.
hablan de la muerte riendo como señoritas y fuman luego en
los pasillos mientras papá llora mi desgracia. abuela carito
dice que tenía una cabeza y luego otra cabeza encima de la
cabeza que tenía. pero eso no fue lo peor. lo peor fue cuando
vieron que me salían luciérnagas de los ojos. palomas que
levantaron del suelo a papá. a volar a volar le decían las
palomas que me salían de los ojos. la madre lupe lo supo la
noche que subió las escaleras y vio mis manos grandes. no se
sabe todavía si eran manos o vientos que me empezaron a
crecer. o pájaros que croaban o ranas que piaban tu rostro
hecho de luces caídas como lluvia. la noche que la madre lupe
vio mis manos estaba la lluvia arreciada. yo sólo recuerdo
que me subían pedazos de tu ser. maderos que tenían tu
nombre. y papá se amarraba como soga de barco grande a
su esperanza. veía en mis ojos porvenires. veía senderos en
mis pies o caminos anchos como mujeres gordas. era entonces
que papá se alegraba un poco y dejaba de llorar. era entonces
que abrazó a mamá cuando la madre lupe dejó caer como
piedra su presagio. no recuerdo qué presagio dejó caer la
madre lupe en mi raíz. sólo recuerdo que tu rostro se llenaba
de calles que caminaría o ciudades o países donde ahora estoy
anclado. empolvado de distancia. quemado como ese día que
los doctores matadores.

 viendo cómo volaba papá. temieron
mi vivir. 


De “Ni siquiera el tiempo”



ESPERANZA ORTEGA






Y cómo amarnos ya... 



¿Y cómo amarnos ya
allí donde el amor
moría tantas veces. 

¿cómo resucitar tu aliento
sepultado?

oasis
imaginas

¿en el abrazo es eso
lo que nos une?

saber que estamos solos
y que el alba
que bebemos los dos en nuestras bocas
es el fruto del sueño
coincidente

la frescura tenaz de un espejismo

De "Hilo solo"

NATALIA LITVINOVA




  
Tanza de rosas




Reuní el mundo

Con tanza de rosas.

No resistí mi cuerpo que se desarmó

como la más frágil cobertura

de nieve virgen.

Fui septiembre en octubre noviembre y diciembre

Y el frío mientras las flores nacían

en mis pasos de quietud que muere.

Morí mi muerte

dormida en tu rezo.

Fui discípula del maestro muerto

( cuando afuera la multitud gritaba:

“maestro sos el mundo

y te asesino porque te amo

en frente de un espejo”)

Y te agonicé y te escupí,

tanto amé tu canto de pájaro abortado...

Pero mi vida ahora es cuerpo

y el alma lo arrastra como puede.




Del libro “Lengua esteparia”