"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 20 de octubre de 2012
FERNANDO PESSOA
Señor,
serenas son...
Señor,
serenas son
Todas las horas
Que derrochamos, si en
Malgastarlas,
Como en un jarrón,
Colocamos flores.
Todas las horas
Que derrochamos, si en
Malgastarlas,
Como en un jarrón,
Colocamos flores.
No
hay tristezas
Ni alegrías tampoco
En nuestra vida.
Luego déjanos aprender,
irreflexivamente sabios,
A no vivirla.
Ni alegrías tampoco
En nuestra vida.
Luego déjanos aprender,
irreflexivamente sabios,
A no vivirla.
Sino
a dejarla flotar,
Tranquila, serena,
Permitiendo que los niños
Sean nuestros profesores
y que nuestros ojos sean
Colmados por la Naturaleza.
Tranquila, serena,
Permitiendo que los niños
Sean nuestros profesores
y que nuestros ojos sean
Colmados por la Naturaleza.
A
la orilla de la corriente,
Al borde ,de la carretera,
Cae erguida-
Siempre en el mismo
Respiro de luz
De estar vivos.
Al borde ,de la carretera,
Cae erguida-
Siempre en el mismo
Respiro de luz
De estar vivos.
El
tiempo pasa,
No nos dice nada.
Crecemos envejecidos.
Déjanos aprender, como si
irónicamente,
Nos observara partir.
No nos dice nada.
Crecemos envejecidos.
Déjanos aprender, como si
irónicamente,
Nos observara partir.
Es
inútil mientras
Hacemos un gesto.
No hay resistencia
Al dios cruel
Devorador sempiterno
De sus hijos.
Hacemos un gesto.
No hay resistencia
Al dios cruel
Devorador sempiterno
De sus hijos.
Permítenos
recoger las flores,
Permítenos humedecer
Éstas nuestras manos
En los apacibles riachuelos,
De los cuales debemos aprender
A ser apacibles como ellos.
Permítenos humedecer
Éstas nuestras manos
En los apacibles riachuelos,
De los cuales debemos aprender
A ser apacibles como ellos.
Los
girasoles siempre
Están mirando hacia el sol,
Déjanos marchar de la vida
Tranquilos, sin abrigar
Siquiera el remordimiento
De haber vivido.
Están mirando hacia el sol,
Déjanos marchar de la vida
Tranquilos, sin abrigar
Siquiera el remordimiento
De haber vivido.
Versión de Rafael Díaz
Borbón
MARCO ANTONIO CAMPOS
Se
escribe
a Michael Rossner
a Michael Rossner
Se
escribe contra toda inocencia
del clavel o el lirio, contra el aire
inane del jardín, contra palabras
que hacen juegos vacíos, contra una estética
de vals vienés o parnasianas nubes.
Se escribe abriéndose las venas
hasta que el grito calla, con llanto ácido
que nace de pronto pues imposible
nos era contenerlo, con luz dura
como rabia azul, quemado el rostro,
destrozada el alma, desde una rama
frágil al borde del precipicio,
Se escribe.
del clavel o el lirio, contra el aire
inane del jardín, contra palabras
que hacen juegos vacíos, contra una estética
de vals vienés o parnasianas nubes.
Se escribe abriéndose las venas
hasta que el grito calla, con llanto ácido
que nace de pronto pues imposible
nos era contenerlo, con luz dura
como rabia azul, quemado el rostro,
destrozada el alma, desde una rama
frágil al borde del precipicio,
Se escribe.
RUBÉN BONIFAZ NUÑO
Como
rumor de muchedumbre...
Como
rumor de muchedumbre, o ruido
de torrentes huyendo, se construye,
sobre el silencio del durmiente,
el silencio de afuera: el que levantan
los dispuestos en cerco, los que miran
despertando sus armas en tu contra.
de torrentes huyendo, se construye,
sobre el silencio del durmiente,
el silencio de afuera: el que levantan
los dispuestos en cerco, los que miran
despertando sus armas en tu contra.
Herencia
mía, mi plegaria,
hembra fundada en extensiones
hostiles, respirando entre insidiosos
oleajes de ahogo, desarmada.
hembra fundada en extensiones
hostiles, respirando entre insidiosos
oleajes de ahogo, desarmada.
Ciudad
encomendada a mi vigilia,
a salvo junto a mí, con su riqueza
de cuerpos maternales, y de enfermos
tiernamente guardados,
y de suntuosas luces coronadas
y de manos de huérfanos en sueños.
a salvo junto a mí, con su riqueza
de cuerpos maternales, y de enfermos
tiernamente guardados,
y de suntuosas luces coronadas
y de manos de huérfanos en sueños.
Voy
y vengo delante
de ti, sobre mis pasos, en tu orilla,
cómplice de tu cuerpo silencioso;
soy, en tus bordes, atalaya
que te cubre de lejos; voz velando,
llamando, transmitiendo
su noticia nocturna
de centinela sobre el muro.
de ti, sobre mis pasos, en tu orilla,
cómplice de tu cuerpo silencioso;
soy, en tus bordes, atalaya
que te cubre de lejos; voz velando,
llamando, transmitiendo
su noticia nocturna
de centinela sobre el muro.
No
para ti los perros de la furia
ni los enrojecidos
humeantes jinetes al asalto;
no la puerta rajada, ni el relámpago
de la espada en la alcoba,
ni el temblor de las sábanas terribles
bajo la violación, ni los gemidos.
ni los enrojecidos
humeantes jinetes al asalto;
no la puerta rajada, ni el relámpago
de la espada en la alcoba,
ni el temblor de las sábanas terribles
bajo la violación, ni los gemidos.
Aquí
velo, aquí estoy, aquí me aguanto
mi corazón. Clavado a la mirada
mía, y a mis pasos,
y al grito de mi boca, y a mi oreja.
mi corazón. Clavado a la mirada
mía, y a mis pasos,
y al grito de mi boca, y a mi oreja.
HOMERO ARIDJIS
Vas
creciendo sombra a sombra...
Vas
creciendo sombra a sombra
abril se desvanece en tus cabellos
papeles sin sueño habitan en los parques
el día negro es una estrella acuática
abril se desvanece en tus cabellos
papeles sin sueño habitan en los parques
el día negro es una estrella acuática
La
iluminación tiene alas del camino
en los muros no pesa el aire
el rostro de la noche en la ventana
es un ser dormido que despierta
en los muros no pesa el aire
el rostro de la noche en la ventana
es un ser dormido que despierta
Hay
un tiempo desvelado que te esconde
y un fantasma que te hace recordar
y un fantasma que te hace recordar
La
primavera oficia en secreto
un diálogo de niños
y en el cuenco de tus manos
pueden volar los pájaros
un diálogo de niños
y en el cuenco de tus manos
pueden volar los pájaros
El
mundo es gris en tus pupilas
es un cuerpo desnudo
que se apoya en los párpados
es un cuerpo desnudo
que se apoya en los párpados
Elástica
la luz se cumple en otro asombro
Sólo
tu voz rompe la bruma
Vas
creciendo sombra a sombra
GIOCONDA BELLI
Reglas
de juego para los hombres que quieran amar a mujeres mujeres
IV
El
hombre que me ame
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.
no dudará de mi sonrisa
ni temerá la abundancia de mi pelo,
respetará la tristeza, el silencio
y con caricias tocará mi vientre como guitarra
para que brote música y alegría
desde el fondo de mi cuerpo.
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