lunes, 3 de mayo de 2021


 

ANA ROMANO

 


 

En la tierra

 



Entrecruzo confesiones

mientras un hormigueo

transita al niño

Descarrilo

luego

certezas

en la tierra rasgada.

HERNANDO DE ACUÑA

  

 

Ícaro

 

 

Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:

 

Que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

 

Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alo cielo
y, ablandada la cera en la altura,

 

perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.

 

 

EDUARDO MOGA

 

 


El sol poniente
orina óxido y oro.
Un estornino.

 

De: “Cinco Haikus”

 

JAMES SCHUYLER

  


 

 

De mañana bien temprano

un naranja devora
las capas de nubes y
te levantás, te ponés
tu vida diaria
ya medio usada, gastada
pero cómoda, como unos viejos jeans: al menos
conocida. El agua
hierve, el café
perfuma el aire
y la luz plana se sumerge
entre las ramas superpuestas de un abeto balsámico
encendiéndole el tronco.
Otros árboles apenas
reciben un raspón hacia el oeste.
Un cuzquito tenaz
deja huellas oscuras
en el rocío azul. El día
ofrece tanto, tiene
tan poco ¿o es
simplemente que vos,
pidiendo demasiado,
después tomás tan poco? Es
nada más que la mañana
tan siempre gratuita y
tan sin exigencias,
cargada de mensajes
y sentido; como
por ejemplo: el día
es diferente de la noche
para algunos; mirá
cómo deslumbra el sur
en un resplandor
que despide un océano;
innumerable iridiscencia
de verde;
la forma
del huevo frío
que rompés
y con un tenedor
volvés a romper
y mezclás y volcás
en la sartén, donde sisea suave.
El sedimento
en tu mente va bajando
mientras algo se eleva
una idea, tal vez,
como un árbol
cuando no es más que
dos pedacitos de cinta
verdes y arrugados
fijados a la tierra; un
recuerdo: más allá
de una caja de jabón
para la ropa Gold Dust
un cerezo florecido y
después lleno de fruta;
una cara, un nombre
sin cara,
agua con nombre:
Mediterráneo, Cazenovia, o
congelada, o
que se va
por el inodoro; un
destello de
buen humor, no
más que un
guiño; y el sol
opaca su luz
detrás de un matutino
Times de nube.

 

SUSANA SZWARC


 

 

Intervalo

 

 

Vacilante
dejó de leer porque decía:
se ha quedado.

 

Alguien que amara
esa fotografía:
materna tierra de nieve
los torpes crímenes/ derroches /
espacio incierto de orín
en los vagones / humo

 

De este lado del paisaje
-sin importar lo que apetece-
el aire daría vuelta la página del libro.

 

 

PEDRO PROVENCIO

 

 

 

Fronterizo

 

 

Aquí está el cerco.
Acaba de cerrarse, justo a tiempo
de evitar que te quedes dentro o fuera.

 

Se han cumplido tus cálculos:

 

giran las huellas pero no los pasos,
y si se reconocen no se encuentran.

 

entre la dispersión y la presencia.

 

ahora que para ti se ha hecho habitable
la perpetua frontera

 

entre la dispersión y la presencia.