lunes, 3 de mayo de 2021

HERNANDO DE ACUÑA

  

 

Ícaro

 

 

Con Ícaro, de Creta se escapaba
Dédalo, y ya las alas extendía,
y al hijo, que volando le seguía,
con amor maternal amonestaba:

 

Que si el vuelo más alto levantaba,
la cera con el sol se desharía,
y en el mismo peligro le pondría
el agua y su vapor, si más bajaba.

 

Mas el soberbio mozo, y poco experto,
enderezóse luego al alo cielo
y, ablandada la cera en la altura,

 

perdió las alas, y en el aire muerto,
recibiéndole el mar del alto vuelo,
por el nombre le dio la sepultura.

 

 

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