"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 18 de junio de 2025
FÉLIX MOYANO
Reversible
He
pensado en nosotros, no te asustes:
el prado verde y fresco convive con el pasto
y origina un contraste
que no es fértil, ni yermo.
Yo lo he visto
a través del cristal, como siempre;
viendo avanzar las extensiones a mi paso,
y vuelve la pregunta sin respuesta:
¿por qué no nos hicimos todo el daño de golpe?
AUDRE LORDE
Memorial
II
Genevieve,
¿qué estás viendo
esta mañana en mi espejo
escrutando por detrás de mis ojos
como un pájaro hambriento?
¿Estás buscando la forma de la chica
a la que menos me parezco
conforme pasa el tiempo
o acaso recuerdas que yo
no podía aceptar que tu cara se muriera?
No te conozco, ahora.
Pero estoy segura de que tu visión
fue más fuerte que la mía.
Genevieve, dime
¿dónde deambulan
las chicas muertas
cuando su verano termina?
Ojalá
pudiera verte otra vez
incluso lejos de mí
como un pájaro
volando hacia el sol
tus ojos
me ciegan Genevieve.
JUAN BONILLA
Día
perfecto
Me
conformo con poco: lograr el día perfecto.
Despertar
sin temores cuando la luz inédita
del
nuevo día me alce lento
del
suelo de algún sueño,
y
encabalgar instantes como versos
hechos
en un idioma
en
el que la más rebuscada
de
las metáforas sea un lugar común.
Deslizarse
por el sendero de las horas
sin
sentir que le cedemos al tedio
un
solo momento,
dejar
pasar tan sólo los recuerdos
iluminados
por la luz del agradecimiento,
gastar
algunas horas en un libro
que
sepa devolverte aquellos vértigos
de
una adolescencia que en los libros
abolía
los días ciegos.
Me
conformo con poco: no albergar ningún miedo,
no
preguntar ni quién soy ni de dónde vengo,
aceptar
que el amor es sólo un préstamo,
dejar
que el día se vaya como vino,
para
cenar jerez y frutos secos
y
música gitana perfumando el aire,
saber
que no te van a echar de menos,
y
contemplar, poco antes de acostarte,
al
niño que aún te mira en el espejo.
De:
“Los días heterónomos”
RUMI
Mi
corazón, quédate cerca
Mi
corazón, quédate cerca al que conoce tus caminos
Ven bajo la sombra del árbol que conforta con flores frescas,
No pasees despreocupadamente por el bazar de los perfumeros,
Quédate en la tienda del azucarero.
De no encontrar el verdadero equilibrio, cualquiera puede engañarte:
Cualquiera puede adornar algo hecho de paja
Y hacerte tomarlo por oro.
No te inclines con un tazón ante cualquier olla hirviendo
En cada olla sobre el fogón, encontrarás cosas muy diversas:
No en todas las cañas hay azúcar, no en todos los abismos hay cimas;
No todos los ojos pueden ver, no en todos los mares abundan perlas.
¡Ay ruiseñor, con tu voz de miel oscura! ¡Sigue lamentándote!
¡Sólo tu éxtasis puede penetrar en el duro corazón de la roca!
¡Ríndete y si el Amigo no te acoge,
Sabrás que tu interior se está revelando como un hilo
¡Que no quiere pasar por el ojo de una aguja!
¡El corazón despierto es una lámpara, protégela con la basta de tu manto!
Apresúrate y escapa este viento porque el clima es adverso.
Y cuando hayas escapado, llegarás a una fuente
Y allí encontrarás un Amigo que siempre nutrirá tu alma
Y con tu alma siempre fértil, te convertirás en un gran árbol que crece
interiormente
Dando dulce fruto por siempre.
HỒ XUÂN HƯƠNG
La
montaña de la pagoda del Maestro
¡Gloria
al Creador, que tantas veces se muestra ingenioso!
Una pared rocosa exhibe en su superficie multitud de agujeros
se aferran a su piel las plantas trepadoras,
apretadas al tacto,
golpea por los huesos de las rocas el agua, pegajosa en la mano.
Un bonzo de cabeza afeitada, sentado, sacude su matraca,
dos boncillos de curvos espinazos al pie del santuario montan
guardia.
Al
llegar a la meta, una sabe que el santo allí se transformó.
Fatigadas las piernas, cansadas las rodillas,
siguen igual de vivos
los deseos.