miércoles, 18 de junio de 2025

JUAN BONILLA

 

 

 

Día perfecto

 

 

Me conformo con poco: lograr el día perfecto.

Despertar sin temores cuando la luz inédita

del nuevo día me alce lento

del suelo de algún sueño,

y encabalgar instantes como versos

hechos en un idioma

en el que la más rebuscada

de las metáforas sea un lugar común.

Deslizarse por el sendero de las horas

sin sentir que le cedemos al tedio

un solo momento,

dejar pasar tan sólo los recuerdos

iluminados por la luz del agradecimiento,

gastar algunas horas en un libro

que sepa devolverte aquellos vértigos

de una adolescencia que en los libros

abolía los días ciegos.

Me conformo con poco: no albergar ningún miedo,

no preguntar ni quién soy ni de dónde vengo,

aceptar que el amor es sólo un préstamo,

dejar que el día se vaya como vino,

para cenar jerez y frutos secos

y música gitana perfumando el aire,

saber que no te van a echar de menos,

y contemplar, poco antes de acostarte,

al niño que aún te mira en el espejo.

 

 

De: “Los días heterónomos”

 

 

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