"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 31 de enero de 2019
TRISTAN TZARA
Inscripción sobre
un sepulcro
Y sentía tu alma pulcra y triste
como sientes la luna que se desliza calladamente
detrás de los visillos corridos.
Y sentía tu alma pobre y encogida,
como un mendigo, con la mano tendida delante de la puerta,
sin atreverse a llamar y entrar,
y sentía tu alma frágil y humilde
como una lágrima vacilando en el borde de los párpados,
y sentía tu alma ceñida y húmeda por el dolor
como un pañuelo en la mano en el cual gotean lágrimas,
y hoy, cuando mi alma quiere perderse en la noche,
solamente tu recuerdo lo detiene
con invisibles dedos de fantasma
Y sentía tu alma pulcra y triste
como sientes la luna que se desliza calladamente
detrás de los visillos corridos.
Y sentía tu alma pobre y encogida,
como un mendigo, con la mano tendida delante de la puerta,
sin atreverse a llamar y entrar,
y sentía tu alma frágil y humilde
como una lágrima vacilando en el borde de los párpados,
y sentía tu alma ceñida y húmeda por el dolor
como un pañuelo en la mano en el cual gotean lágrimas,
y hoy, cuando mi alma quiere perderse en la noche,
solamente tu recuerdo lo detiene
con invisibles dedos de fantasma
Versión de Darie Novácenau
CLARA LECUONA VARELA
X
Mis
ventanas dan al mar
la flauta sumerge sus sonidos
Entre la música y la raya camino camino expectante
Pronto la voz de mama in the phone ,
el resto es que no alcanzo soy pequeña y estoy equivocada
Cualquiera te vende un billete , cualquiera te vende hasta el alma.
Vengo a rescarte entre flores secas y dragones de peluche.
Alguien camina, alguien se acerca y me contraigo
para evitar me arranquen el bolsos y el recuerdo.
la flauta sumerge sus sonidos
Entre la música y la raya camino camino expectante
Pronto la voz de mama in the phone ,
el resto es que no alcanzo soy pequeña y estoy equivocada
Cualquiera te vende un billete , cualquiera te vende hasta el alma.
Vengo a rescarte entre flores secas y dragones de peluche.
Alguien camina, alguien se acerca y me contraigo
para evitar me arranquen el bolsos y el recuerdo.
Estoy
sola en una isla
piénsalo bien y no rompas mis noticias.
piénsalo bien y no rompas mis noticias.
EDITH SÖDERGRAN
No
consigo asir el calor de tu voz...
No consigo asir el calor de tu voz,
las dulces palabras se aferran a mi oído,
tengo un lugar vacío en el pecho...
¿Qué hacer?
Mírame, estoy pálida, las mentiras me agotan,
me duele hablar, mira y óyeme,
en el macizo de flores aroma dulce el verano,
soy un árbol que destruirá la tormenta...
No consigo asir el calor de tu voz,
las dulces palabras se aferran a mi oído,
tengo un lugar vacío en el pecho...
¿Qué hacer?
Mírame, estoy pálida, las mentiras me agotan,
me duele hablar, mira y óyeme,
en el macizo de flores aroma dulce el verano,
soy un árbol que destruirá la tormenta...
RENE SEGURA
Puño no será voz
Puño no
será voz
Y nunca lo será.
Y nunca lo será.
Hay
cosas sagradas que se debieron respetar
Pero no lo hice
Ahora pago mi acierto
Dando vueltas en este patio.
Pero no lo hice
Ahora pago mi acierto
Dando vueltas en este patio.
Leyendo
lo que algún otro sensato
Que pagaba otro acierto en este mismo patio
Escribió en la pared.
Que pagaba otro acierto en este mismo patio
Escribió en la pared.
y nunca lo será.
ROXANA ELVRIDGE-THOMAS
Leelo
Atisba
el rastro de las aves
y en silencio bebe de sus plumas.
Impregna de trinos su epidermis.
Aspira los rumores de las ramas.
Espera el momento
desata sus patas
lanza los ojos
lanza las garras.
Estremece la cutícula del aire
emerge de entrecarne de amapola.
Mortal.
Como tajo de colmillo
en garganta
de gorrión.
y en silencio bebe de sus plumas.
Impregna de trinos su epidermis.
Aspira los rumores de las ramas.
Espera el momento
desata sus patas
lanza los ojos
lanza las garras.
Estremece la cutícula del aire
emerge de entrecarne de amapola.
Mortal.
Como tajo de colmillo
en garganta
de gorrión.
ARGENTINA CASANOVA
Trópico
Vivo en
la zona más caliente de la tierra, cinturón del trópico
amarre de las aguas a la selva, árboles dedos que sostienen
racimos verdes preñados de nidos, ruta de navíos y de tormentas
el día apunta a las entrañas orada horas y dobla el horizonte
Yo soy del trópico de las faldas de fuego, horizonte que hierve
cuerpo húmedo bajo la tempestad, serpiente de agua corre entre la
(selva
boca del infierno pintada del paraíso, Treno de la garganta del agua
Y sí:
yo soy del trópico donde se cocinan las médulas
amarre de las aguas a la selva, árboles dedos que sostienen
racimos verdes preñados de nidos, ruta de navíos y de tormentas
el día apunta a las entrañas orada horas y dobla el horizonte
Yo soy del trópico de las faldas de fuego, horizonte que hierve
cuerpo húmedo bajo la tempestad, serpiente de agua corre entre la
(selva
boca del infierno pintada del paraíso, Treno de la garganta del agua
Y sí:
yo soy del trópico donde se cocinan las médulas
Las
palabras tienen el tufo de los mangles y la selva virgen
Ves ríos profundos, maraña de imágenes en lo profundo
Persiguen tábanos detrás las orejas, alfileres en los ojos
canto herido en la insolación de abril.
Ves ríos profundos, maraña de imágenes en lo profundo
Persiguen tábanos detrás las orejas, alfileres en los ojos
canto herido en la insolación de abril.
Octavo
Agosto se inunda de la melancolía
Las hojas del calendario desbordan la tristeza de sus nacidos
ninguno tuvo paz ni conoció la gloria
nadie sabe porqué es la cuna de los desesperados
Llego a ser el octavo por la tormenta de julio
estuvo en el nombre de los inmortales
agosto
fiel a los miserables
el de las tardes lluviosas que enlodan los zapatos
las aguas y la canícula
Agosto se inunda de la melancolía
Las hojas del calendario desbordan la tristeza de sus nacidos
ninguno tuvo paz ni conoció la gloria
nadie sabe porqué es la cuna de los desesperados
Llego a ser el octavo por la tormenta de julio
estuvo en el nombre de los inmortales
agosto
fiel a los miserables
el de las tardes lluviosas que enlodan los zapatos
las aguas y la canícula
Se
prolonga en las madrugadas hasta las horas del insomnio
agosto tiene la voz del sordo
filo de un cuchillo lleno de herrumbre
corta las horas y las enferma.
agosto tiene la voz del sordo
filo de un cuchillo lleno de herrumbre
corta las horas y las enferma.
miércoles, 30 de enero de 2019
JORGE DÁVILA VÁZQUEZ
Memoria de la Poesía
(Fragmentos)
Ella es
la
poesía,
nace de
la palabra como el día
y muere
en las sombras del silencio.
Ave
fénix eterna, de la ceniza surge,
vuela,
se confunde con el sol y se consume en él,
mas
retorna a los hombres y los ilumina.
Momentánea,
parece
que se extingue,
pero
renace siempre:
en el
llanto del hijo, en su alegría,
en la
primera, imperfecta
y
balbuceante carta enamorada,
en el
cuerpo junto a nuestro cuerpo,
en la
mano que llega en el dolor,
en el
gesto heroico y silente que cuesta la vida,
en la
frase hermosa e inesperada,
en la
luz, el agua, el pájaro y la rosa
que sin
estar está, como dijo Dulce María Loynaz.
Ella es
la
poesía,
el
verbo,
y se
hace carne en tantas voces diariamente
y
gracias a Dios habita entre nosotros
y vemos
su gloria
y
aunque a veces no la recibimos,
sin
embargo, permanece, según Dávila Andrade,
aun en
medio de la miseria, y hasta cuando tiene que inclinarse
ante el
plato de azafrán de las posadas,
porque
pese a ser de sombra y sueño, como diría Shakespeare,
es
inmortal,
y solo
se extinguirá el día en que los hombres
desaparezcamos
de esta tierra,
materia
prima de toda creación,
el más
hermoso y cruel, el más intenso y perenne
de
todos los poemas.
HERNÁN LAVÍN CERDA
2. El baile infinito de Rasputín
Aún se
desliza la sangre de Rasputín, aquel monje
más
cuerdo y más loco, sobre la nieve de Rusia,
esa
nieve que levanta el vuelo, sólo el vuelo sexual y místico
de
aquellos locos sagrados en la antigua Rusia, la sangre
azul,
de color ámbar, la sangre azul y blanca de todas
las Rusias, más allá del relámpago,
en esta
geografía de nieves eternas donde aparece
y
desaparece la orgía casi perpetua de Novykh, Grigori Iefimovich,
el
monje Novykh de los ojos encendidos como una novia
más
piadosa y brutal que virgen, ya nadie es virgen en los baños públicos
donde
las putas abrazan a Rasputín y lo besan
como si
fuese el Ángel de la Guarda de los desamparados
más
jóvenes y más viejos en lo más profundo de la nieve.
Ahora
Rasputín se emborracha, demiurgo y taumaturgo, canta
como si
lo hubiera perdido todo en la fiesta
de la
piedad y del milagro, todo
es milagro, y al fin baila
y baila
de modo caballuno, es la yegua más loca
muriendo
y resucitando entre las patas de su propio caballo,
casi
todo es locura y misericordia
en el
caballo, qué místico y sin freno, sí, cuánta locura
en la
silla de montar y desmontar, toda la euforia del mundo
en la
silla del caballo de sí mismo, todo
es milagro, espesura y desesperación, caridad y tinieblas
en la
orgía del caballo que nunca deja de bailar sobre la pista
del
desenfreno bajo las luces de color ámbar,
aquella
pista del Hotel Astoria, en San Petersburgo.
Nací
del soplo del Espíritu Santo
que
está muy feliz y aún gime en el vientre de mi madre
cuya
virginidad es eterna como el vuelo de las nieves
desde
el vientre infinito de la Santa Rusia,
yo me emborracho, yo bailo
y canto
en la borrachera de todas las Rusias de este mundo
y del
otro mundo, cantan y respiran
y
bailan por mí las nieves de la agonía y del arrepentimiento,
yo pecador, yo niño
extraviado
en el vientre aún virgen de la enigmática zarina,
somos
el soplo, Rasputín mío, Grigori Iefimovich, somos el soplo
de la
zarina en tu espíritu, Rasputín de todas las Rusias,
y en el
fondo aquel temblor indomable del viento
en la llama de la enigmática zarina,
vientre
por vientre, sí, respiración y soplo
en el
corazón de la zarina
que me
pide todo sin pedirme nada, que sólo llora
sin llorar nunca, yo canto
y bailo
en el vientre de la Santa Rusia
con
todas sus lámparas encendidas bajo las nubes
que van
y vienen desde lo más profundo del Santo Infierno,
venid a
mí, túnel y vientre, zarina de Nicolás II,
zarina loca en los túneles
de
Moscú y de San Petersburgo, llueve
sobre
el túnel del Espíritu Santo
en las
aguas del río Moscova, llueve y llueve a lo lejos,
desde
lejos, muy lejos, llueve desde el otro mundo
sobre
el soplo y la trinidad en llamas del Espíritu Santo,
qué
afeminado el príncipe Yussupov
que una vez más me visita
para
dispararme tres tiros, la Santísima Trinidad
en
aquellos tiros a la altura de mi corazón,
la
trinidad en llamas desde aquel sótano
donde
el alcohol aún palpita en el fondo de la bilis
y
tiemblan las uvas endemoniadas como una novia sin destino.
Mi
cuerpo al fin se desploma sobre las nieves eternas
de la
Santa Rusia, Yussupov sigue disparando
más
allá de 1916 con su cara de virgen,
virginidad
y locura en la zarina que se estremece
y vuela sobre las aguas
del río
Moscova, toda la sangre,
toda la
leche y la sangre del mundo
en las
profundidades del río Moscova
con sus
aguas que de pronto levantan el vuelo
y desaparecen entre las nubes
del
color de la zarina de Nicolás II, zarina loca,
las
nubes del principio y del fin del mundo,
aquellas
aguas del río Moscova entre las nubes
donde yo bailo
y
canto, borracho, yo canto y bailo, borracho,
nunca
dejaré de bailar en aquella pista de San Petersburgo
desde
donde la nieve ensangrentada
se extiende sobre el mundo
como un
manto de luz infinita e ingobernable.
De: “Visiones de la antigua Rusia”
CARLOS MANUEL VILLALOBOS
Santa lascivia
De la
mantis en realidad se tienen pocos datos: Se sabe que es delgada y que pasa
rezando noche y día. Se sabe que es profundamente devota de Santa Teresa de
Jesús. Se sabe que quedó viuda durante la luna de miel y que posiblemente aún
conserve su virginidad. Seguramente por eso es que tiene fama de santa, y
seguramente por eso mismo es que si uno le pide algún milagro con fe se lo
concede.
Pero la
mantis también tiene algunos rostros ocultos que aparecen solamente cuando
estallan los orgasmos. Dicen las malas lenguas que en la noche de bodas, harta
de tanto oprobio masculino, se cenó al esposo.
Seguramente
por eso es que cuando no está rezando, la mantis es el caballo con el que el
Diablo nos visita.
¿Quién
morirá esta noche
ardiendo en sus brazos?
ardiendo en sus brazos?
¿Qué
suicida querrá
besar el filo de sus besos?
besar el filo de sus besos?
¿Qué pasión
clavará esta noche
las uñas en la tumba?
las uñas en la tumba?
¿Quién
le hará el amor a la muerte
hasta matarla?
hasta matarla?
¿Quién
le arrancará la soledad tan sola
a esta pobre viuda embarazada?
a esta pobre viuda embarazada?
¿Qué
novenario de luto
estará rezando hincada en el silencio?
estará rezando hincada en el silencio?
¿Qué
plegaria estará invocando
en busca de un abrazo?
en busca de un abrazo?
¿Qué
sortilegio le ha lanzado
a los dioses del orgasmo
para que esta noche
le concedan un amante?
a los dioses del orgasmo
para que esta noche
le concedan un amante?
KAREN VALLADARES
Mis ojos
Mis
ojos no son ya aquellas calles solitarias y muertas,
la
piedra que golpea la tibia mirada que no observa.
No son
los trenes que avanzan cargados de gente,
sin
nombre,
sin
cuerpo,
sin
sombra,
sin
sueño y sin amorío.
Mis
ojos ya no cruzan la soledad,
aquella
flor vacía que cae lenta en cualquier agujero.
Ya no
son lunas y cielos deshojados.
Ya no
son
lágrimas,
ni dolor.
Ni agua
que se pudre en otras aguas.
Mis
ojos
ya
tienen un color y no precisamente el de la noche.
DANIEL TÉLLEZ
Manía del albedrío
Cardinal
hiere el hit en la conciencia postrera. El albedrío es la razón primera,
la de ser legatario. Párpado del zarco. Sobre la sinfonía doméstica hay un
decir
dormido. Mudo suplementario en el crispado edén añil.
Descansa
la música: el gorrión del tiempo en esta línea.
Receptores
en la previa, en esta savia la obstinación persistirá.
GIOVANNY GÓMEZ
Invocación al mar
El sol
que quema
es
presentimiento
de la
vida que desequilibra
y no
pueden las estrellas
ni el
salitre en estos vientos traer
el
canto de los marineros
las
horas de la primera noche
el
silencio de altamar
Lugares
donde soy nadie
donde
mi alma es la única huida
entre
las vertientes que sigue
sin
saber de esperanza o de vergüenza
He
aprendido el azul insondable
que
dicen los hombres respirar
donde
la memoria de los libros no sabe
y
algo en mí pregunta por las playas nórdicas
las
costas de China el encanto de Estambul
por los
caminos que siguen los salmones
y los
brujos en Costa de Marfil
Sé que
despierto
cuando
la sangre devuelve un hálito de viento
al
despliegue de las velas en el amanecer
ya he
soñado emborracharme hasta sentir el resplandor de las montañas de sal
pero
los sueños son palabras que se desvanecen en la boca
y
libros que rodean un cielo figurado
y una
maleta vacía y dos pies descalzos
buscando
correr
martes, 29 de enero de 2019
SARA VANEGAS COVEÑA
mar que
me bebes gota a gota
noche a noche
mar que
me sorbes
desde tu eternidad amarga
MARITZA CINO ALVEAR
9
Que la
escritura no me toque
y su
tono no me llegue,
que
este festín de sonidos
no me
interrogue el sueño,
que no
me toque la vida
ni el
aullido del sol.
Que
este elenco de miradas y lluvias solas
no
desemboque en los nombres de Dios.
Que la
escritura no me invada
con su
magia evanescente
en mi
última función.
De: “Cuerpos guardados”
GABRIEL ALEJANDRO PAZ
2
Ni los viajes ni la falta de ellos
taparán este hueco:
mi gabarra invisible de madera
rota en el mueble de la arena
pidiendo una bala en su sien
detrás de ella, el horizonte que rueda
y el horno que despierta
suben y bajan en la capsula cerrada
en que se ha convertido Arequipa
Ni los viajes ni la falta de ellos
taparán este hueco:
mi gabarra invisible de madera
rota en el mueble de la arena
pidiendo una bala en su sien
detrás de ella, el horizonte que rueda
y el horno que despierta
suben y bajan en la capsula cerrada
en que se ha convertido Arequipa
mil
quinientos años después de su último rey
De: “Camino a Perú”
FLORENCIA LOBO
Lo que guardan los ojos
Una
puesta de sol en Cambaceres
una
luna colosal en Garayalde
los
pálidos fulgores de un
fuego
que duró toda la noche
el modo
en que la luz se triza
contra
la oscuridad de un árbol
una y
otra vez en el verano
un río
inexplicable
devorando
las semillas
que una
selva exuda al mundo
la
llanura, ese otro mar
sus
paquidermos lejanos
todo
animal que ronda los caminos
un
viaje, en fin,
un
viaje en el que estoy
siempre
llegando
me
pesan los ojos
pero
más pesa no ver
cuál es
mi sombra
entre
las sombras.
ELICURA CHIHUAILAF
El antiguo canto de Mankien
Como el
rocío -dice Mankien- dibuja
la mujer de mis sueños
Su piel
recuerda el amanecer de
un día de invierno
su pelo
el oscurecido graznar
de bandurrias
anunciando
buen tiempo para el cultivo
Si
desea Pilar (y sus padres aceptan)
yo
trabajaré, trabajaré para ella
Y
aunque entre nosotros no están
sus abuelos
yo:
Mankien, nieto de Kilamañke
hijo
del cacique Elikura
pagaré
animales y frutos por ella
y si la
muchacha me ama, aceptará
mis costumbres
Dirán,
de mi muchacha dirán:
“Es
hija ya de nuestro pueblo”.
lunes, 28 de enero de 2019
ANDRÉS RUIZ
Me tardé una lluvia
para olvidar
ahora
tengo charcos
y ojalá
la enormidad de estas paredes
se
lleve el cromatismo de esos ojos ventanales
que
hacen soles en mi cara.
Ahora
leo absurdos, de todos modos
en esta
hora tan anémica los parpados se caen
que
importa lo que amanezca en mis ojeras
mañana
no habrá café que me levante.
MANUEL SCORZA
América, no puedo escribir tu nombre sin morirme...
América,
no puedo escribir tu nombre sin morirme.
Aunque aprendí de niño,
no me salen derechos los renglones;
a cada sílaba tropiezo con cadáveres,
detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo,
y no puedo ni cerrar la a
porque alguien grita como si se quedara dentro.
Vengo del Odio,
vengo del salto mortal de los balazos;
está mi corazón sudando pumas:
sólo oigo el zumbido de la pena.
Yo atravesé negras gargantas,
crucé calles de pobreza,
América, te conozco,
yo mismo tendí la cama
donde expiró mi vida vacía.
Yo tenía dieciocho años
yo vivía
en un pueblo pequeño,
oyendo el diálogo de musgo de las tardes,
pero pasó mi patria cojeando,
los ahogados empezaron a pedir más agua,
salían de mi boca escarabajos.
Sordo, oscuro, batracio, desterrado,
¡era yo quien humeaba en las cocinas!
¡Amargas tierras,
patrias de ceniza,
no me entra el corazón en traje de paloma!
¡Cuando veo la cara de este pueblo
hasta la vida me queda grande!
no puedo escribir tu nombre sin morirme.
Aunque aprendí de niño,
no me salen derechos los renglones;
a cada sílaba tropiezo con cadáveres,
detrás de cada letra encuentro un hombre ardiendo,
y no puedo ni cerrar la a
porque alguien grita como si se quedara dentro.
Vengo del Odio,
vengo del salto mortal de los balazos;
está mi corazón sudando pumas:
sólo oigo el zumbido de la pena.
Yo atravesé negras gargantas,
crucé calles de pobreza,
América, te conozco,
yo mismo tendí la cama
donde expiró mi vida vacía.
Yo tenía dieciocho años
yo vivía
en un pueblo pequeño,
oyendo el diálogo de musgo de las tardes,
pero pasó mi patria cojeando,
los ahogados empezaron a pedir más agua,
salían de mi boca escarabajos.
Sordo, oscuro, batracio, desterrado,
¡era yo quien humeaba en las cocinas!
¡Amargas tierras,
patrias de ceniza,
no me entra el corazón en traje de paloma!
¡Cuando veo la cara de este pueblo
hasta la vida me queda grande!
¡Pobre
América!
En vano los poetas
deshojan ruiseñores.
No verán tu rostro mientras no se atrevan
a llamarte por tu nombre, ¡América mendiga,
América de los encarcelados,
América de los perseguidos,
América de los parientes pobres!
¡Nadie te verá si no deshacen
este nudo que tengo en la garganta!
En vano los poetas
deshojan ruiseñores.
No verán tu rostro mientras no se atrevan
a llamarte por tu nombre, ¡América mendiga,
América de los encarcelados,
América de los perseguidos,
América de los parientes pobres!
¡Nadie te verá si no deshacen
este nudo que tengo en la garganta!
De: "Las imprecaciones"
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