miércoles, 14 de mayo de 2014

HELENA RAMOS


 

 

 

90

  

He de practicar
el púrpura doliente
de tus claveles.

 

De: Polychromos (haikus)

 

RUBÉN DARÍO



 

De invierno

 
 

En invernales horas, mirad a Carolina.
Medio apelotonada, descansa en el sillón,
Envuelta con su abrigo de marta cibelina
Y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,
Rozando con su pico la falda de Alençón,
No lejos de las jarras de porcelana china
Que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;
Entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
Voy a besar su rostro rosado y halagüeño.

Como una rosa roja que fuera flor de lis;
Abre los ojos; mírame con su mirar risueño
Y en tanto cae la nieve del cielo de París.

 

 

ERNESTO CARDENAL





Oración por Marilyn Monroe

 
 

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de
Marilyn Monroe
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a
los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia
(según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también más que eso...
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz)
Pero el templo no son los estudios de la 20 th Century-Fox.
El templo de mármol y oro- es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20 th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-el de nuestras propias vidas- Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20 th Century
Por esta Colosal Super-Producción en que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes
para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.

Recuerda, Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleada de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan sólo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER.
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Angeles
¡contesta Tú el teléfono!

MICHÈLE NAJLIS



 

Poema Yo, Mujer

  

Yo, mujer,
terca habitante del planeta
  veo llegar el día en que el otoño
  bese feliz la primavera.
Espero la vendimia de mi sangre.
Veo tomarse ocres las verdes hojas de mis manos.
Siento crecer la vida que sembré con loco amor
e insensatas alegrías,
mientras fueron pasando, uno a uno,
soles, constelaciones y planetas.

Aprendí a pronunciar los nombres de mis hijos
que me fueron revelados poco a poco
cuando ellos eran apenas
dulces astronautas de mi vientre.

Conocí los secretos de la vida.
Bebí con avidez rachas de viento,
embriagué mi piel con la salobre espuma
dorada por el sol.
Conocí la tormenta en el océano
la perfecta oposición de los astros sobre el mar,
y sentí la pequeñez indómita de este cuerpo que ocupa
apenas un fragmento del tiempo y del espacio.

Yo, mujer,
terca habitante del planeta
he dejado mi huella amorosa en la nube
que pasa ligera.

Ahora espero,
gratia plena,
el día en que el otoño bese feliz la primavera
para compartir
gozosa
este jugo fermentado que es ahora mi sangre.

 

 

DAISY ZAMORA


 
 

Mensaje urgente a mi madre

 
 

Fuimos educadas para la perfección:
para que nada fallara y se cumpliera
nuestra suerte de princesa-de-cuentos
infantiles.
¡Cómo nos esforzamos, ansiosas por demostrar
que eran ciertas las esperanzas tanto tiempo
atesoradas!
Pero envejecieron los vestidos de novia
y nuestros corazones, exhaustos,
últimos sobrevivientes de la contienda.
Hemos tirado al fondo de vetustos armarios
velos amarrillentos, azahares marchitos
ya nunca más seremos sumisas ni perfectas.
Perdón, madre, por las impertinencias
de gallinas viejas y copetudas
que sólo saben cacarearte bellezas
de hijas dóciles y anodinas.
Perdón, por no habernos quedado
donde nos obligaban la tradición
y el buen gusto.
Por atrevernos a ser nosotras mismas
al precio de destrozar
todos tus sueños. 


 

 

ISOLDA HURTADO



 

Florece el naranjo

 
 

Es hora de prolongar el ritmo donde reposas silencio


crear vértigos
                      tal vez el horror
afilar la ironía
                                            morirme de risa de mí misma
acariciar los bordes del mutismo a pura palabra.


                    Al sol lo oculta su luz cada amanecer
en el tiempo mi espacio se agranda o disminuye
                                           y mi amor enloquece.


Las palmeras se agitan altas tras su fondo verde
las hormigas en fila disponen bajitas
faenas largas en corta vida     
mas ni alta ni larga es mi espera.


Al labrar la tierra perfilan un sabor agridulce ciertos frutos. Sí.
Así las horas pálidas de espanto me enternecen
hasta explayar mis ansias sobre las avenidas
donde posa la tristeza.


Allí donde todo es mío y nada tengo
florece el naranjo
cuando el polvo barre la tarde.

 

De: Florece el naranjo