sábado, 23 de diciembre de 2017


CONCHA URQUIZA




La canción intrascendente



Tonadilla de viajero:
del corazón a la boca,
y de la boca, al sendero.

Siembra los rumbos del viento
y quién sabe
si vayas a hacer granero
en la garganta de un ave.

Por los valles y los montes
anda a probar tu fortuna:
los cabellos de los pinos
huelen a viento y a luna.

El río tiene su flauta
y la fuente sus espejos:
quédate y canta con ellos,
nosotros vamos más lejos.

Tu padre no quiere oírte
después de haberte engendrado:
no eres más que una canción
que el viento se habrá llevado.

Viajeros somos, viajeros
que andamos nuestro camino:
luna y monte, monte y luna,
manta y silbo, pan y vino.

Y como es recio el camino,
llevamos por equipaje:
en el pecho, el corazón,
y en la boca una canción
para el viaje.


13 de junio, 1940


ÁLVARO VALVERDE



 
Una antigua certeza




La flama de la siesta socava las paredes
y agota en su fulgor esa mirada
de lo que siendo escapa a la razón. Preguntas
si habrá de sucedernos la edad en que perviva
todo lo que merece la presencia:
el rosal inflamado, las aguas repetidas
en ese único río que vive para siempre,
la rueda de molino de apariencia inmutable
y la casa erigida sobre una red de arena.
Acaso la respuesta esté en el arco
y su umbral desgastado,
en esa enredadera sometida a la forma,
en el denso dolor de este manso silencio.
Anticipa la tarde una antigua certeza
de la que sólo es cómplice la sombra:
el ocaso será la nueva aurora.


De: "Una oculta razón"



MARIA EUGENIA VAZ FERREIRA




Holocausto



Quebrantaré en tu honra mi vieja rebeldía
si sabe combatirme la ciencia de tu mano,
si tienes la grandeza de un templo soberano
ofrendaré mi sangre para tu idolatría.
Naufragará en tus brazos la prepotencia mía
si tienes la profunda fruición del oceáno,
y si sabes el ritmo de un canto sobrehumano
silenciarán mis arpas su eterna melodía.

Me volveré paloma si tu soberbia siente
la garra vencedora del águila potente;
si sabes ser fecundo seré tu floración,
y brotaré una selva de cósmicas entrañas,
cuyas salvajes frondas románticas y hurañas
conquistará tu imperio si sabes ser león.


CARLOS MARIANIDIS




Pequeñas cosas



Lo conocí en la escuela.
Nos prestamos la infancia,
el banco, los recreos,
el sol del mediodía,
los vuelos del regreso a su casa,
a la mía
y compartimos tardes
de olímpica vagancia.
Jugar durante horas,
aun cuando llovía,
pelearnos con un gesto
de estudiada arrogancia,
lanzarnos mil abrojos,
con cruel beligerancia
y pedazos de tierra
hasta que anochecía.
Tirarnos en el pasto
y sentir la fraganciade
la menta aplastada...
Y ahora, a la distancia,
me pregunto por qué no guardé,
de algún día,
un puñado de abrojos,
de los tantos que había,
o un trébol,
o un cascote con marcas de alegría.
Era mi amigo.
El resto... no tenía importancia.




KO UN




Reminiscencia


                        Durante decenas de años
                         esperé un copo de nieve
mi cuerpo que ardía como una brasa
                                                         se apagó
                                El canto de la cigarra
                                                                  cesó


Versión de Joung Kwon Tae  - Revisada por Isabel R. Cachera

De: "108 poemas Zen"
 


GABRIELA MARI




Años



Saberse equivocado
con tantas proezas hechas.
Haber puesto los puntos
donde iban punto y coma.
Haber hecho una tesis
sobre errores y dudas.
Haber dicho verdades
con tan mala ortografía.
Haber sido inmune
a la memoria suplicante.

Haber olvidado el origen
haber equivocado el mensaje.

No hay presente que valga
no hay verdades presentes
no hay noches que disipen
la duda tan mal hecha.

Haber querido tanto
haber luchado todo
y sin embargo la ausencia.

Buenos Aires, junio de 1994