"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 1 de octubre de 2025
MATÍAS ROMERO
Noche
oscura
En
lo profundo de la noche oscura,
donde el búho su fea faz esconde,
mi alma callada o mi conciencia impura
se repliega temblando y no responde.
Alguien me mira sin iluminarme
y me arrincona en el hondón profundo
de mi existencia para examinarme
y para pronunciar juicio iracundo.
¡No me mires así, Dios poderoso,
que me has lanzado en el oscuro foso
de una existencia escasa y contingente!
Quizá puedo decir en mi defensa,
si no lo tomas como nueva ofensa,
que soy tu obra, Dios omnipotente.
ÁLVARO DARÍO LARA
Los
muchachos
Al poeta Alberto López.
“Mascar, el buey de nieblas, la nada”.
Lezama
Lima
Y
eran entonces, los muchachos,
los cuatrocientos muchachos
embriagados en la playa.
Mientras sonaban
las estrellas de la Edad de Oro.
Sus cuerpos jóvenes y broncíneos
relucían
frente al apolíneo mar del misterio.
Largas cabelleras.
Cuerpos espléndidos.
Qué finos reflejos
los de sus omóplatos
luminosos y salobres
húmedos y negros de áspera arena.
Carretera infinita
y curvilínea.
Extasiado cigarrillo.
Era el Puerto de La Libertad
con sus piedras, muelle y abismos
con sus tríos y cervezas
con sus voces estrepitosas
inundando
aquel permisivo hotel
de una época de polaroid y tocadiscos,
ya perdida para siempre
en los implacables
laberintos
del tiempo.
Eran otra vez sus voces
sus alegres rostros
sus sonoras carcajadas
que celebraban
la amplia autopista
de todos los deseos.
Ese era su mundo
y no había más.
Y nadie sabía
lo que los extraños dioses
les reservaban.
Entonces,
nadie sabía.
Marzo de 2020.
JACQUES ROUMAIN
El
árbol y el pájaro
escrito para Daniel por su papá
en la Penitenciaría Nacional
26
de noviembre de 1935
el
árbol le dijo a un pajarito
cántame una canción
mira que nosotros
adoramos el canto
de la brisa y las aves
en las ramas nuestras
con el sol detrás del cerro
las nubes amarillas como pollitos
corrían por el cielo
el pajarito comenzó a cantar
el árbol balanceó su copa
a la derecha
a la izquierda
hasta que se durmió
y el viento en sus ramas
silbaba dulcemente
LOURDES FERRUFINO
Pulsión
invocante
“ebrias de lenguaje
como antiguas bacantes”.
C.
P. R.
Como
bacantes presas del deseo
el apetito nos llegó por medio de la voz.
Vivimos ajenas a esta ciudad
hervidero de membranas
que nos entrega a una furia
de caballos nocturnos.
Cansadas de buscar el silencio
exploramos esta bóveda incolora
de edificios y oficinas
risueñas y con el olfato susceptible
pernoctamos a los pies de una vorágine
sin más posesión que el desengaño.
FRANCISCO GAVIDIA
Soneto
Duerme.
La curva de su casto pecho
que alza su seno al respirar tranquila,
como ola mansa voluptuosa oscila
en el mar de blancura de su lecho.
Pecho armonioso y al suspiro estrecho
que a los aires su bálsamo destila;
nieves en que se abisma la pupila;
busto que el arte y el amor han hecho.
Redondeces de espuma en que se embriaga
como torrente de oro desatado
la luz que en vuestro piélago naufraga:
Formó esa curva sobre el mar salado,
Venus, cuando al nacer, flotante y vaga,
rasgó la onda su seno nacarado.
TOMÁS ANDRÉU
¿Muerto?
¡Nunca!
Yo
nunca seré un muerto:
alimentaré gusanos que serán mariposas,
vendrá la lluvia y hará florecer de mis huesos
un generoso jardín para las hormigas.
Yo
nunca seré un muerto:
nutriré los árboles y seré nido y pan para aves,
y el viento me hará pernoctar de hoja en hoja:
seré clorofila, savia, polen.
Yo
nunca seré un muerto:
el sol dorará mi piel
y los cuerpos celestes reverberarán en mí
y en su luz me conjugarán.
Yo
nunca seré un muerto,
porque de mis residuos,
de mis sedimentos,
habrán nacido otros como yo.
