jueves, 11 de noviembre de 2021


 

DIEGO VALVERDE VILLENA

 


 

Escondidas

 

 

El territorio es el mundo.

En cuanto al tiempo,
no basta contar del 1 al 100.
Puede pasar mucho
–créanme–
mucho tiempo.

La multitud de rostros
aturde.

Cuando uno ha contado más de 3.547
–si llegó a tanto–
suele desistir
desesperanzado,
o creer que el juego no existe.

Es bueno no dejar de ser niño
y creer en los juegos.

 

 

MANUEL RUIZ AMEZCUA

 

 

 

Paseo por el cielo
(BOMBARDEO DE JAÉN, 1 DE ABRIL DE 1937)

A José Mª Balcells

 

 

Veo la sangre desatada
de los que lloran siempre.

Veo al monstruo cerca de nosotros
apuñalando los ojos
y los dominios del sueño.

Y veo a las mujeres
con su carga de sufrimientos,
abrazando a sus hijos
o escarbando entre muertos.

Y veo la pesadilla
de la amenaza en el cielo,
donde ya nadie escucha nunca a nadie.

Y veo las manos del poder,
que se alimentan de oscuridad.

Veo que entra lo infinito…

Veo pájaros de fuego
donde respira la muerte.

  

De: “Las reliquias de un sueño”

 

GUSTAVO VALCÁRCEL

 

 

A José Carlos Mariategui

 

 

Un día que ya llega
desde la espalda de los Andes
desde la piedra, desde el surco, desde la misma nieve,
ascenderá por el fallo una sonrisa
y se hará flor en los labios de millones de indios.
Esa será tu bandera, José Carlos Mariátegui.
Tú mejor que nadie sabes lo que significa
que un indio del Perú llegue a sonreír
después de un tiempo sin tiempo de dolor encima
después de una vida sin vida de terror encima
después de una muerte sin muerte de injusticia encima.
Tú que vives en el porvenir
sabes también que nacerá ese día
y que serán inseparables tu nombre y aquel amanecer.
Apenas veinticinco años hace que empezó tu eternidad
y la mitad del girasol humano
ya alcanzó la luz en el planeta.
En este cuarto de siglo además
todos tus enemigos se demolieron solos
y tú creciste y creces, día a día,
semilla que fecundas el porvenir peruano.
Padre y maestro lógico, científico, terrestre,
en este aniversario la vida se detiene
para besar tu muerte un solo instante
y proseguir su cauce dialéctico, inmortal.
Mas, padre,
el luto que pasó ya es conciencia madura
y la palidez de aquel abril de tu partida
vuélvese víspera roja en medio mundo.
Con ella tornarás rodeado de trabajadores
a instalarte en las fábricas y en las factorías
vivirás nuevamente, tu corazón vibrante,
en el latido de las máquinas y en el pulso de la mano obrera.
Volverás en el agua que besará el desierto
volverás en el regazo de las comunidades indias
volverás en el petróleo y en el átomo, en el carbón y el hierro,
en la electricidad popular llena de luces
en el maíz que fecundan los siglos de las razas enterradas.
Pero antes que nada volverás
sobre los hombros gloriosos del Partido Comunista.
Padre, también yo debo hablar reclinado sobre tu hombro
para decirte del dolor inmenso
que se extiende en nuestra patria.
Los muertos han crecido
aumentaron los presos
los perseguidos llenaron la nación
multiplicáronse los desterrados
y la explotación llegó al cenit
Vinieron en tu ausencia más caporales rubios
y saquearon las entrañas maternas y sagradas
los sindicatos fueron en sangre deshojados
violados los cuerpos de las universidades
arrastrados proletarios y estudiantes
al Santo Oficio de las Cortes Marciales.
Todo entre ruidos de sables y cadenas
y en tanto que un siniestro antropoide gobernaba.
Pero el Perú resiste con su vanguardia obrera
comprenderás entonces, escritor del pueblo,
por qué ya no puedo decir abstractamente
“si pájaro de amor, de amor moría”
cuando millares de compañeros han muerto de verdad
con el rostro hecho un coágulo concreto.
Ha concluido esa forma hermafrodita de escribir
las palabras son balas y versos los testículos
piedras las lágrimas y fortaleza el odio
puño la metáfora y miliciano el poeta.
No puede hablarse de otro modo desde el fondo del abismo.
Hora a hora, todos nos vamos acercando a ti
tú que vives en el porvenir
acércate un poco hacia nosotros
ya somos muchos, pero seremos más,
y cambiaremos al Perú desde la lágrima
y cambiaremos al Perú desde la piedra.
Entonces volverás en el rocío de la vida
en la risa marina de los negros
en el campo repartido entre los indios
en la dicha nacional de las mujeres.
Volverás de nuevo
en la tierra para el campesino
en la fábrica al trabajador
en la salud y el agua para todos
y en el alfabeto viviente de los libros.
Volverás con tu cuerpo completo, con tu espíritu intacto,
sobre los hombros gloriosos del Partido
y vivirás para siempre entre nosotros
padre y camarada
en la música eterna del Perú.

 

CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA

 

 

 

Enigma

 

 

Con todos los rumores que, mezclados,
suben a lo infinito,
ha querido formar el hombre, ansioso,
de libertad el sacrosanto himno.
Notas, murmullos, huracanes, risas,
palabras y suspiros,
nada es bastante; el himno deseado
siempre incompleto resonó en mi oído.
Mientras me lleve por el mar del mundo
la nave del martirio,
no espero ya escucharlo; falta un eco
universal, espléndido y divino.
Tal vez la eternidad es solamente
quien guarda ese sonido,
y el velo de la muerte cubre el arpa
donde resuena el suspirado himno.

 

JUAN ANTONIO GONZÁLEZ IGLESIAS

 

 

 

Lo sencillo

Para Amalia Bautista

 

 

Lo sencillo está diseminado por el mundo.
A veces no se ve, porque es diáfano.
Su lugar es la rutina tanto como el acontecimiento.
No necesita explicación porque ya está desplegado.
Estaba antes y estará después.
Vuelve verdaderamente inolvidable
el encuentro con otro ser humano.
Convierte las cosas en momentos.
A pesar de lo que pudiera parecer,
lo complicado no prevalecerá.

 

De: “Jardín Gulbenkian”

 

CÉSAR TORO MONTALVO

 

 

Mabú

 

 

Mabú fue un niño con sus tirabuzones traviesos. Tenía un rondín que hacía dormir a los gorriones. En Marbella lo encuentras coleccionando huevitos de codorniz. Cada mañana los niños lo alcanzaban a la volada. Medio dormido era un pájaro de niebla que en cada ventana depositaba sus terrones de azúcar. Como tú sabes, Mabú sabe a canela y a mezquita de Arabia. No era mago pero en la pizarra inventaba conejos, peces, palacios y príncipes gitanos. si iba a la escuela firmaba autógrafos sobre El Libro del Tío Gorrión. Dicen que Mabú volvería en su alfombra voladora solamente para soñar con los niños. Sabes, le agrada la torta de cumpleaños, los turbantes y los zapatos de punta.