viernes, 10 de julio de 2015

MARIO BENEDETTI




76


por este puente
transcurren ilusiones
y contrabandos

 
 

JORGE BOCCANERA




Ilusión


Está dormida, sueña, sus párpados esconden un
            aplauso cerrado, un puñal de hojalata, un
            castillo de mimbre.
Seguro que en su sueño alguien está soplando un
            almohadón de plumas y ella viaja y visita.
Los 33 Billares o El Blanquita
(Hoy: Los Imperio, Ana Libia, Los Tres Ases,
Paco Miller y su muñeco don Roque),
y trae una botella en cada mano.

-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo
            sabes?
-Nadie lo sabe.
-Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería
            de tí?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si
            se despertara ese Rey te apagarías como
            una vela.

Pero ella está borracha y lo que sueña es tan
            vertiginoso que no puedo seguirla.
Habrá que adivinar, mis ojos fijos en su cuerpo
            que se estremece,
                          se sacude,
que respinga,
                          que tiembla,
como una telaraña en la cuna vacía.


 

HUMBERTO GARZA




Morfina


A todo renuncié por ser tu amigo
cuando eras flor de luz y de sorpresa;
mi confesión, tal vez no te interesa,
yo, de todas maneras te la digo.

Tu sinfonía de nardos y castigo,
mi piel rasgada en el dolor, no besa,
y como blanca nube hoy atraviesa
mi sueño y las espigas de mi trigo.

Hoy la sangre me fluye quedamente...
tal parece que edito mi agonía
en el rosado mármol de tu frente.

Espero, la aflicción de mi elegía,
con el acento de su voz doliente
no empañe los fulgores de tu día.


 

 

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS




Habitación




De no ser por el televisor
todo sería sigilo
y silencio

las imágenes del noticiero
se repiten en la jarra de agua



ALBERTO GIRRI



En la agonía romántica


En el mismo escenario
donde hasta avanzado el siglo
los enamorados todavía se buscaban
y estrechaban por lo idílico,
                                                    posándose
"cada día sobre la ramita
que puede morir",
                                elevóse gradualmente un marco
de gustos crepusculares,
                                                       por las prostitutas de lujo
                                                       titilante rococó,
                                                       baudelaireanas correspondencias,

      y allí acechaban
las Lou Andreas Salomé, Alma Malher,
proponiendo que a partir de sus romances,

exaltación de luminarias en ciernes
                                             (el casto Nietzsche, Rilke el joven,
                                             atraídos hacia la órbita de un texto
                                             diáfano ya la vez temible),
caducarían todos los estereotipos
femeninos hasta entonces conocidos,

                                              y en trance ya de esfumarse
                                              para siempre hasta el más leve
                                              rastro del bíblico infundio
                                              que asegura que la mujer no tiene
                                              potestad sobre su cuerpo.


De "Obra poética IV"

 

JOSÉ MARÍA VALVERDE


 

Me amarga y me consuela que mañana...


Me amarga y me consuela que mañana
cuando a cerrar se empiece esta mi herida
yo te veré pasar junto a mi vida
con tu dicha pequeña y cotidiana.

Mi consuelo será juzgar tu vana
biografía menuda y repetida
y volverme a mirar mi alma escogida,
del verso y de sí misma soberana.

Mas, ¡ay!, que libre y todo, e insobornable
esta fría altivez de nieve y cielo
el dolor de estar solo no me engaña.

...Y, otra vez, al destino irremediable
de no saber tener otro consuelo
que el que me pueda dar mi propia entraña.