viernes, 5 de marzo de 2021


 

LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO

 


 

Para contar cualquier historia vieja…

 

 

Hoy mi playa se viste de amargura
Porque tu barca tiene que partir
A buscar otros mares de locura…

 

Para contar cualquier historia vieja. Para que el tiempo
reconozca que sangre, o grito, o verso es vida. Para decir
tu nombre y no caer en un proyecto de monotonía. Para
que las flores de Baudelaire encuentren esa capacidad de
asombro y abrir al hombre a una memoria compartida.
Para que las palabras que evitan desangrarse pierdan esa
solemnidad de pompas de jabón. Para que este dolor de
piedra y ala que se alza desde el pecho hasta la luna encuentre
la cicatriz precisa. Para que este miedo con percusión oscura
de campanas se seque al sol. Para que esto y aquello no se nos
vuelva añicos, debemos usar algo la locura.
Detesto a las abejas desde niña porque jamás poseerán
Los mares.

 

NURIA PARÉS

 

 

 

Entrega


 

Apartaos de mí, que me he arrancado
esa mitad de sombra a manos llenas
para arrojarla al sol con la alegría
con que se iza al viento una bandera.

 

Apartaos de mí, porque he lanzado
los caballos del sueño a la carrera
y un galopar de potros se desboca
como un golpe de sangre por mis venas.

 

Apartaos de mí, que estoy ardiendo
con la llama agitada de una tea.
Todos mis dioses se han venido abajo:
Sólo el momento y yo como una ofrenda.

 

DENIS JOHNSON

 

 


Pasajeros

 

 

El mundo estallará como un intestino al sol,
lo oscuro se volverá granito y el granito un nombre,
pero siempre habrá alguien montando en autobús
por las encrucijadas regadas con vidrios rotos
entre las mujeres sin palabras que golpean a sus niños;
siempre un lento alfabeto de lluvia
hablando de naufragar y perecer en el aire,
siempre estas definitivas cárceles de luz en el cielo
en la boda entre la claridad y la tormenta
y una mujer que se vuelve y revuelve su cabello
en un lánguido vuelo, viajando entre marcos y marcos de memoria,
donde la cara del pasado se convierte en chispas esmeriladas,
para abrir así su gracia y su increíble daño
sobre mi vida, y nunca voy a morir.

 

 

MAROSA DI GIORGIO

 

 


Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto...




Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
                          que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
                           esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
                           descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
                           el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.


De: "Clavel y tenebrario"

REYNALDO URIBE

  




 

una boca grande

perezosa

sacude sus mandíbulas



sonido de flauta

chorrea entre sus dientes

y una lengua negra

refrigera los labios

recogiendo palabras

la risa

en su inútil intento de escapar



soledad



SAINT KABIR

 


Llamado también Kabir Sahib o Sant Kabir,  

 

 

10.

 

 

Atrajiste mi corazón hacia ti, ¡oh, Fakir! Me hallaba dormido en mi alcoba y tú me despertaste 
con tu impresionante voz, ¡oh, Fakir!
Me hundía en las profundidades del océano de este mundo y Tú me has salvado, sosteniéndome en tu brazo, ¡oh, Fakir!
Una sola palabra de Ti, no dos, y me liberas de todas las cadenas, ¡oh, Fakir!

Kabir dice:
Has unido tu corazón a mi corazón, ¡oh, Fakir!