Pasajeros
El
mundo estallará como un intestino al sol,
lo oscuro se volverá granito y el granito un nombre,
pero siempre habrá alguien montando en autobús
por las encrucijadas regadas con vidrios rotos
entre las mujeres sin palabras que golpean a sus niños;
siempre un lento alfabeto de lluvia
hablando de naufragar y perecer en el aire,
siempre estas definitivas cárceles de luz en el cielo
en la boda entre la claridad y la tormenta
y una mujer que se vuelve y revuelve su cabello
en un lánguido vuelo, viajando entre marcos y marcos de memoria,
donde la cara del pasado se convierte en chispas esmeriladas,
para abrir así su gracia y su increíble daño
sobre mi vida, y nunca voy a morir.
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