viernes, 14 de mayo de 2021


 

CHARLES OLSON

 


 

Poemas para Bet

 


1

 

Amo el mundo, y hasta
que llegó a ser una persona
la Amada, no me conocí a mí
Mismo.
Cuando lo hice, en un cadáver,
Nací.

 

2

 

Mi poema de amor para ti el
Día de San José

 

Caminando por la arena bajo la nieve
el sentido de ti es tan fuerte en mí
es: podría simplemente hundirme en cada gota de ti

 


CLEMENTINA ARDERIU

  


 

El nombre

 


Clementina soy,
Clementina era.

 

Otro tiempo estuve
de temores llena:
mi nombre era largo
igual que una queja
y me hería el alma
si mis compañeras,
queriendo enojarme,
lanzaban sus flechas:
¡Qué bonito nombre!
-dec
ía una de ellas-,
mas no es para ti:
nombre es de princesa.
Y mi nombre a otra
causaba extra
ñeza.
Yo dentro sent
ía
la envidia despierta
con sus claros nombres
de Mar
ía o Pepa.

 

Clementina soy,
Clementina era.

 

Pero un año huye
y otro nos gobierna.
El nombre que antes
tímida me hiciera
y volvióse luego
dulce cantinela
en desnudo labio
-yo lo digo- era
de pronto mi honor,
maravilla era.
Para mí no hay nombre
más bello en la tierra
como el que el amado
muy dulce dijera
y en hondos rincones
de mi alma entra,
sube a mi cerebro
mis párpados cierra.

 

Del cielo de amor
caía una estrella
Ahora el nombre brilla
sobre mi cabeza.

 

Clementina soy,
Clementina era.

 

 

MERCEDES ESCOLANO

 

  

 

Mediodía perfecto

 

 

Mediodía perfecto en Egipto. Antínoo duerme.
Diríase barbilampiño, algo rubio de sienes,
hábilmente depiladas sus piernas para hacer
más lenta y reiterada la caricia de Adriano.
Su cuerpo, apenas un botón de miel salvaje,
un cervatillo de oro bajo la faz del sol.
Entre los cuernos de Isis observó Ra
su belleza. Viera tan sereno y soberbio
adversario dulcemente dormido a la sombra,
que su celo desgarró la lona del toldo,
la cúpula sofocante del aire, quemando
con un rayo el ánade tibio de su pecho.
Quedaron a un costado, mudos, desencajados,
los ojos de Adriano, tristes como yeguas
que ahuyentar quisieran la muerte del amigo.

 

 

 

BALBINA PRIOR

  

 


Casi intacto el amor

 


Llegado septiembre tendrá fecha nuestro contrato,
debo un par de letras al banco de la fidelidad
y tú, que el deseo te ha prestado hipoteca,
no pareces darte cuenta que el amor se hunde
como las pinzas de la ropa caen
aullando por mi patio interior.

 

Dejamos hace tiempo de intentarlo,
cuando la costumbre como el polvo
se había posado sobre nuestro mobiliario,
cuando la desidia se acumulaba
por el suelo como vacías botellas,
y para colmo se anegó el apartamento
por las mismas goteras siempre.

 

No soporto que te rindas
sin condiciones, que te cruces
de brazos como si ya el agua hubiera
llegado al cuello de la última ruptura.
No me dejas alternativa,
morir en los caninos del incierto destino,
probablemente soledad afilada,
o disparar con el fusil de mi abuelo
nuestra cómoda vida diaria;
morir al grill de un amor casi intacto,
o matar por dichas más imaginadas que ciertas.

 

Te has empeñado ciegamente
en arrastrarme atada a tus noventa
caballos, hirviendo mis manos y mi espalda,
por ti, desabrido amor.
Doy por seguro que despertaré a balazos
y todos estos años como sesos
esparcidos por la pared.

 

 

FERNANDO ESPEJO

 

 

  

El azúcar

 

 

Hacia tu corazón y a mis colmenas
ansiosas de tu miel, voy y regreso
y me revuelvo y zumbo por tus venas
para libar tus flores en un beso.

 

Apenas si tú puedes con el peso
del racimo de néctares, apenas…
y entre tus labios voy viviendo, preso
de la miel que atesoras y almacenas…

 

Porque en tu cuerpo nace la dulzura
y a donde va lo dulce, vas y dejas
un sabor de alfeñique y confitura…

 

Oh, dulcísima dueña de mis quejas,
se va a morir de azúcar tu cintura
como la flor que sueñan las abejas.

 

 

JESÚS HILARIO TUNDIDOR

 

 

 

Después que cae la sombra

Antonio Machado



Definitivamente he comprendido.
Todo el que bulle o hace ruido o grita
y gesticula y queda, unos instantes,
en la primera página de un mundo
inútil, locuaz mudez de muerte
representa. Paso fugaz, ira fugaz
es en el amplio conocer que olvida,
máscara, son, viento de una mañana.

 

Pero aquel que se sabe poderoso,
encauzado en el mar, llamado dentro
de una mortal entrega, de una lenta
labor, en la que vida o muerte sólo
es material de arquitectura o tránsito,
aquél que sufre y calla, acepta y toma
su herramienta, derrumba y edifica,
desnuda y viste, y multiplica el único
instante concedido, siendo humilde
penetra victorioso, pues conoce
que su ámbito es la luz y allí es su triunfo