"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 4 de agosto de 2018
EDUARDO DALTER
Los árboles
Los
árboles
son
extraños;
saben
algo
que
repiten;
las
semillas
los
piensan,
los
desean
y los
hacen,
profundas
e
incesantes,
contra
la sed,
contra
la noche.
FÉLIX SUÁREZ
Demórate,
hermosa Lidia.
hermosa Lidia.
Demórate
en ese gesto suave y tuyo
con que desnudas tus caderas.
en ese gesto suave y tuyo
con que desnudas tus caderas.
BENJAMÍN VALDIVIA
9
Bajo
aquel cielo verde fui a buscarte:
estabas muerta.
estabas muerta.
Te
fabriqué otra vez, con otro barro.
Te construí de luz oscura.
Te construí de luz oscura.
Cuando
te hallé,
la noche había bebido en tu memoria.
la noche había bebido en tu memoria.
EDGAR MATA
Canibalezcamente
Conocí
tu vientre una tarde calurosa
mientras
centraba la noche en el esquinero de mi lujuria
y
decidí
cenarte
con el
aderezo de cuatro o cinco pecados capitales
de ésos
que guardo como imposibles.
Tu
vientre fue un escapulario
colgado
en mi sueño
y
escribí mi nombre en él
y
platiqué de encantos, oh Gomorra femenina, sin temor
a
convertirme en sal.
Conocí
tu vientre y no pido perdón
porque
prefiero la condena al oprobio
del
ostracismo de tu piel,
por si
llegase a perder un centímetro de tu ombligo
y
preñarme de tu preñez miles de veces
Conocí
tu vientre, y al devorarlo,
una vez
reducido a nada en mí, dentrísimo mío,
querida
no hubo
nada mejor que hacer.
JOSÉ ALFREDO SOTO
Tres veces
Dejar
como el viento deja,
como el aire
que huye
así
de los pulmones
sin regresar,
y sostener las cadenas para ya no dejar
¿Cómo? Si se va
es porque es viento y no sabe
ni de agua ni de rocas ni de las ventanas
cuando están abiertas,
solamente
porque es
y porque no es
lo que fue acumulando
una capa de polvo.
como el aire
que huye
así
de los pulmones
sin regresar,
y sostener las cadenas para ya no dejar
¿Cómo? Si se va
es porque es viento y no sabe
ni de agua ni de rocas ni de las ventanas
cuando están abiertas,
solamente
porque es
y porque no es
lo que fue acumulando
una capa de polvo.
JOSÉ P. SERRATO
Lo ridículo de los jazmines
Es
ridículo obsequiar jazmines
sin
haberlos cultivado con las propias manos.
Es aún
más ridículo obsequiar jazmines
si se
han cultivado con las propias manos.
Sobre
todo,
lo más ridículo
……………es
recibir jazmines con el alma intacta.
.
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