"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 16 de junio de 2019
IVÁN OÑATE
La Guerra
I
Yo
volvía impreciso
de
un oscuro y solitario viaje. De la felicidad
que
no me esperó
con
su final perfecto. Y encontré
la
tierra devastada,
tajeada
de ira por ríos ausentes, por charcos
de
humo y sangre
como
luna olvidada y muerta. Entonces,
por
entre los gritos y las flamas de furia
escuché
el grito
que
destinado estaba para mis oídos
ciegos:
era
mi niño,
lacerado
y tierno
casi
un susurro deshaciéndose en la ceniza
que
dejó
aquel
rayo. Pero,
el
niño que recogí entre mis brazos
bien
pudo ser el amigo
o
el enemigo, o quizá
yo
mismo,
cuando
mi padre me olvidó
con
una maleta
en
algún hotel de la tierra. Era la guerra,
esa
que les sucede a los otros, allá,
a
lo lejos,
en
el futuro o en los libros de historia, la
misma
que
nos afrenta en las calles, en las camas,
en
las almas, en las caries,
en
las cantinas olvidadas de Dios y
de
su propio dueño: la guerra.
De: “Anatomía del Vacío”.
BEATRIZ RUSSO
No hay que olvidarse
No
hay que perder el hábito,
no
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber fisiológico,
amar
para que los ojos no se nos den la vuelta
de
mirarnos el ombligo,
amar
para que nuestros brazos no se queden
raquíticos
de no abrazar,
o
amar para que por los suelos
no
se arrastren caídos,
amar
para que no se desgaste la misma mano
y
llegar al fondo de la cuestión.
No
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber profiláctico,
amar
para prevenir la hipocondría,
amar
sanando el dolor ajeno,
amar
para que fluya la corriente
y
no se nos queden los líquidos estancos,
amar
para entrenar al corazón
y
subirle los biorritmos.
No
hay que olvidarse, amar es obligatorio,
es
un deber dialectológico,
amar
para aumentar el vocabulario,
y
traer antónimos, para que el odio y sus sinónimos
no
sean mayoría,
amar
para que el músculo de la lengua
no
quede anquilosado,
amar
para segregar saliva y pronunciar mejor
las
consonantes bilabiales,
o
amar para llevarles la contraria.
Pero
repito, no hay que olvidarse
Pero
repito, no hay que olvidarse,
amar
es obligatorio, es un deber evolutivo,
amar
para preservar la especie humana
de
tener los ojos blancos, muñón de brazos
o
manos descalzas,
amar,
al fin y al cabo, para que siga viva la leyenda
de
que una vez amamos los humanos.
De: “En la salud y en la
enfermedad”
JAIME HUENÚN
Libro
Sólo
puedo leer tu cara, huenún jaime luis,
sietemesino
feo, sólo
puedo
leer tu mitad hijo,
tu
mitad hueso y calavera encarnada,
tu
débil número negativo
hecho
de cuarteada eternidad y carne.
Sólo
puedo leer tu mitad
padre,
hermano, aquel
que
diariamente sale a conseguir
una
mísera ración de estrellas, exiguo alimento
de
palabras que no saben todavía ni
siquiera
balbucear.
Sólo
puedo leerte al lado de Otro,
sólo
junto a los conjuntos rotos de tu madre,
sólo
solitario pero nunca solo,
mal
ladrón de la blancura de las Páginas.
Sólo
puedo leerte juntando las letras
de
tu vuelo de mosca reventado
al
pie de un poema de Tu Fu.
Sólo
puedo leer tu raíz falsa, huenún
jaime
luis, hombre
o
duende porfiado o malo de la cabeza,
sólo
puedo leer la mitad
del
aire que te hace viejo,
la
otra mitad la ganas
con
el sudor de tus ojos
y
aquello
no
tiene explicación en mi alfabeto.
RODRIGO PETRONIO
III
Sé
de las frutas porque los brazos me las dieron.
Sé
del fruto que se deshace en el diente.
La
primavera recrudece en la papila.
El
rocío de estas manos: guante transparente.
Retengo
el coro de las aguas. Beso al enemigo en la cara.
La
forma Increada —mi vida.
Perdiendo
la prudencia, retorno al grano.
La
muerte me inaugura en la semilla.
Exiliado
de la tierra. Cielo de hierbas.
Depongo
la máscara. Abandono la escena.
Fuera
del teatro un dios me espera.
De: “Dentro de la estrella
blanca”
Versión de Eduardo Langagne
PABLO ALDACO
Acompáñame al mar
Acompáñame al mar. Crucemos
el puerto asidos de manos, que moriremos quién sabe cuándo y sabe nadie en qué
lecho. Quizá nos encontremos después de muertos en el mundo de los que fueron,
pero no sabremos qué fuimos antes ni de dónde nos sostuvimos para seguir el
aliento que respiramos. Abusemos del Tiempo, pan caliente, café de la mañana,
orquídeas del jardín, cielo del espíritu ¡Mar!, ¡Mar de eternidad!, ¡Mar
fuerte! ¡Mar inalcanzable! ¡Mar profundo!
JOSUÉ VEGA LÓPEZ
algunas coordenadas
sudor
neurosis
crónica
flores
intravenosas
el
asombro y la boca llenos de saliva
los
ojos como sparrings
recibiendo
un puño
a
dentelladas
historias
de aire
espuma
por los oídos
los
grandes imbéciles de siempre
santos
demonios
la
fe ciega del gusano depositada bajo tierra
paletadas
de muerte sobre los cuerpos
paletadas
de interrogaciones sobre la página
gorros
de dormir
nenas
inflables
:
algunas
coordenadas para llegar hasta aquí
De: “Cuerpo en añicos”.
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