domingo, 16 de junio de 2019

IVÁN OÑATE





La Guerra



I

Yo volvía impreciso
de un oscuro y solitario viaje. De la felicidad
que no me esperó
con su final perfecto. Y encontré
la tierra devastada,
tajeada de ira por ríos ausentes, por charcos
de humo y sangre
como luna olvidada y muerta. Entonces,

por entre los gritos y las flamas de furia
escuché el grito
que destinado estaba para mis oídos
ciegos:
era mi niño,
lacerado y tierno
casi un susurro deshaciéndose en la ceniza
que dejó
aquel rayo. Pero,
el niño que recogí entre mis brazos
bien pudo ser el amigo
o el enemigo, o quizá
yo mismo,
cuando mi padre me olvidó
con una maleta
en algún hotel de la tierra. Era la guerra,

esa que les sucede a los otros, allá,
a lo lejos,
en el futuro o en los libros de historia, la
misma
que nos afrenta en las calles, en las camas,
en las almas, en las caries,
en las cantinas olvidadas de Dios y
de su propio dueño: la guerra.


De: “Anatomía del Vacío”.


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